Elecciones francesas: una 'fiesta de locos'

Decir, como la mayor parte de los pol¨ªticos, "no creo en los sondeos" resulta perfectamente est¨²pido. ?Se atrever¨ªan a decir que no creen en el bar¨®metro? Claro est¨¢ que no; pero, al emplear el verbo "creer", revelan claramente lo que se trata de ocultar: que estos seres febriles, supersticiosos (...), a quienes confiamos nuestros destinos, no pueden evitar el transformar todo hecho en previsi¨®n, y quieren convencerse de que el bar¨®metro de hoy predice el tiempo que har¨¢ ma?ana. ( ... ) Nada ha impedido que la qpini¨®n,, tan favorable ayer a ?douard Balladur, se pronuncie a continuaci¨®n por Jacques Chirac. ( ... ) Es cierto que el pueblo no puede esperar casi nada de un cambio de pr¨ªncipe, mientras que la situaci¨®n de los cortesanos de pende totalmente de ese cambio. Si ayer resultaban indecentes los alistamientos en la causa de Balladur, hoy las alianzas con Chirac tienen algo de obsceno.La campa?a que estamos viviendo, bastante mediocre en materia pol¨ªtica, es, por el contrario, enormemente divertida en el cap¨ªtulo de las costumbres y permite responder a la famosa pregunta de ciencia pol¨ªtica sobre si los sondeos influyen en la opini¨®n. ( ... ) Creo que los sondeos no influyen mucho a los electores, pero s¨ª notablemente a los candidatos. Ah¨ª est¨¢n nuestros compadres Balladur y Chirac: al cambiar sus porcentajes de voto han intercambiado su humor y hasta su cara. (...)

25 de marzo