Fascinante arquitectura y regalo a la sensibilidad
En Egberto Gismonti hay muchos m¨²sicos en uno: el que escuchaba las canciones libanesas (de su padre) e italianas (de su madre) que sonaban en el giradiscos de casa; el que se enamor¨® a una adolescente del jazz; el que estudi¨® en Par¨ªs con Nadia Boulanger los secretos de la fuga y el contrapunto; el que convivi¨® con los indios yawalapiti y descubri¨® a trav¨¦s de ellos el sonido de la selva; o el que aprendi¨® de Villa-Lobos que importa la cantidad porque nadie tiene la suficiente perspectiva para saber si la m¨²sica que est¨¢ haciendo es la de calidad.La tendencia natural a improvisar y experimentar, que seg¨²n John Cage, distingue al m¨²sico americano del europeo o el asi¨¢tico, mucho m¨¢s apegados a una tradici¨®n cultural, explican en parte el planteamiento de este brasile?o que cumplir¨¢ pronto los 50.Gismonti, que suele grabar sus piezas m¨¢s de una vez con arreglos instrumentales diferentes, dividi¨® el concierto que dio la noche del s¨¢bado en Madrid en dos partes. En la primera se produjo un di¨¢logo apabullante entre su guitarra de 14 cuerdas y la de seis cuerdas de Nando Carneiro, moderado de forma impecable por el contrabajo de Zeca Assunp??o.
Egherto Gismonti Group
Egberto Gismonti, guitarra, piano; Nando Cameiro, guitarra, teclados , y Zeca Assunpg¨¢o, contrabajo.Colegio Mayor San Juan Evangelista. Madrid, 25 de marzo.
Utilizando todos los recursos t¨¦cnicos de una guitarra espa?ola -arpegios, acordes, glissandos, punteos, arm¨®nicos, ligados, vibratos...-, Egberto Gismonti se aventur¨® por un inventivo camino t¨ªmbrico que debe a la m¨²sica de c¨¢mara y que reun¨ªa ragas hind¨²s, rumbas flamencas, improvisaciones jazz¨ªsticas, melod¨ªas infantiles o la floresta amaz¨®nica cuando al final los tres m¨²sicos combinaron flauta de ca?a, palo de lluvia y botella de vidrio.
La segunda fue patrimonio de piano, teclados y contrabajo, con una idea orquestal bajo la que fueron apareciendo algunas de las obras m¨¢s hermosas que el compositor ha escrito en los ¨²ltimos 20 a?os: Sete an¨¦is, A fala da paix?o, Baido malandro, L¨®ro, Karat¨¦... Lirismo desconcertante que alcanza momentos de tremenda belleza.
Sin anonimato
Cuenta Gismonti que quien como ¨¦l procede de una ciudad peque?a no conoce el anonimato y que por eso en cualquier lugar donde toque se va a sentir arropado. Solo as¨ª se entiende que sea posible incorporar tantas influencias en una, misma m¨²sica sin enloquecer o caer en la supercher¨ªa.
Egberto Gismonti y su grupo ofrecieron una actuaci¨®n incompatible con el trazo grueso; de una intensidad y complejidad poco frecuentes. Un aut¨¦ntico regalo a la sensibilidad.
Gismonti estuvo acompa?ado en todo momento por un p¨²blico entregado que abarrot¨® el Colegio Mayor San Juan Evangelista, una de los santuarios de la nuevas m¨²sicas y del jazz.
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