El rey del toque largo
En cuanto los hinchas barceloneses descubrieron su cabellera casi albina, su nuca plateada y su figura maciza creyeron reconocer la estampa de su mascota local, as¨ª que Ronald Koeman fue inmediatamente bautizado como Copito de Nieve.Ven¨ªa de gobernar el Eindhoven; dispon¨ªa, pues, del cr¨¦dito moral del campe¨®n. Pero, m¨¢s all¨¢ de la limpieza de su historial, de su musculatura enteriza, de su llamativo braceo y de un particular aplomo para asegurar las botas sobre el c¨¦sped, ten¨ªa dos cualidades que hac¨ªan de ¨¦l un futbolista excepcional: la precisi¨®n y el tiro. Faltaba saber si en el duro laberinto defensivo del f¨²tbol espa?ol lograr¨ªa consolidar las dotes de cabecilla que tanto le caracterizaron en Holanda.
Despu¨¦s de un incierto comienzo en el que vag¨® por casi todas las posiciones del centro del campo, Cruyff decidi¨® por fin entregarle el bal¨®n inicial; la salida del equipo. Fue en esa posici¨®n donde comenz¨® a mostrar su juego panor¨¢mico. Para ¨¦l las distancias nunca fueron un problema. Si hab¨ªa que salvarlas, s¨®lo necesitaba dos segundos para pensar y diez pasos para perfilarse. Cada vez que lo hac¨ªa le saltaba la alarma a Begiristain, Stoiclikov y Bakero, que permanec¨ªan ocultos, 60 metros m¨¢s all¨¢, en la mara?a de centrocampistas y defensores. Al golpear la pelota, Koeman repet¨ªa los pausados movimientos de la bater¨ªa costera; eliminaba todos los ¨¢ngulos de ataque, le pegaba de Heno con la pala del empeine y le transmit¨ªa un impulso rectil¨ªneo. Ajena a los efectos misteriosos que sol¨ªan darle todos los romarios, trazaba una diagonal perfecta y terminaba cayendo por su propio peso, lista para golear, en alguno de los reservados del ¨¢rea. Si la ocasi¨®n lo exig¨ªa, ¨¦l mismo se encargaba de ejecutar: miraba al frente, memorizaba la trayectoria, ajustaba el alza y la hac¨ªa volar por una imaginaria l¨ªnea de puntos hasta el filo de la escuadra.
Aquel estilo tan acad¨¦mico reivindicaba la escuela holandesa que Cruyff, Krol y Keizer hab¨ªan llevado a la gloria, y daba a su nuevo equipo un sello de pulcritud y simetr¨ªa. No obstante, la cualidad m¨¢s valiosa de Ronald Koeman era la determinaci¨®n. Como los grandes budas del juego, ¨¦l prefer¨ªa aparecer ¨²nicamente en las situaciones de m¨¢ximo compromiso. Era entonces cuando llegaba, armado de su cuerpo de apisonadora, y gritaba m¨ªa.
Decenas de veces grit¨® m¨ªa y el Bar?a ganaba el partido; en cierta ocasi¨®n grit¨® m¨ªa y el Barca gan¨® la Copa de Europa. Ahora ha dicho que se ir¨¢ en junio. La p¨¦rdida ser¨¢ irreparable: el mejor toque largo del mundo se ir¨¢ para siempre con ¨¦l.
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