El Bar?a se queda sin angel de la guarda
Ronald Koeman es el jugador de equipo por excelencia
Ronald Koeman ha decidido jubilarse y, como en su vida no ha enga?ado a nadie, regresa a Groningen para jugar en el equipo de la familia, junto a su hermano Erwin y con su padre, Martin, como patr¨®n. Cumplidos los 32 a?os, prefiere saltar al campo silbando, con las manos en los bolsillos, para discutir despu¨¦s con un plato de sopa delante, mientras su hijo Tim le pide que salga al patio. No quiere mirar m¨¢s al marcador, ni so meterse al juicio de la hinchada, ni tener que defender el jornal. Nunca emborron¨® su curr¨ªculo.Koeman respondi¨® toda su vida a una hoja de servicios impecable. Es, por encima de todo, un futbolista de equipo y de club. Fue ¨¦l quien en menos de un segundo le dio al Barcelona el trofeo que las figuras legendarias no pudieron ofrecerle en casi medio siglo: la Copa de Europa. Pese a que su carrocer¨ªa record¨® siempre a la de Kubala, Ronald jam¨¢s fue juzgad¨® como Laszi, el propio Cruyff, o el m¨ªtico Samitier, ni fue evocado como Schuster o Maradona. Es hoy, cuando ha anunciado que se va, que se le echa en falta. Siempre pareci¨® un futbolista de momentos. El gol de Wembley (29 de mayo de 1992); aquel zapatazo que dej¨® a Buyo clavado en el Camp Nou (7 de marzo de 1992); el sombrero y toque de primera ante la salida del portero del turco Trabzonspor (3 de octubre de 1990) o el tanto que rubric¨® el partido perfecto frente al Dinamo de Kiev (29 de septiembre de 1993). Han sido todas acciones terminales soberbias que le redimieron de mucho murmullo en largas jugadas.
Koeman siempre fue considerado un jugador de ca?a larga y bal¨®n parado. No hay nadie que oficie mejor el ceremonial de la falta: mientras la grada pide silencio, ¨¦l coloca el bal¨®n con sumo cuidado, mira de reojo al portero, retrocede un par de metros, otea de nuevo al guardameta y a la barrera, se acomoda las medias -eso siempre- y da tres zancadas -dos cortas y una tercera m¨¢s larga- antes de trasladar fuerza de su cuerpo a la pierna derecha y golper el bal¨®n a 112 kil¨®metros por hora para que se cuele en el, marco contrario en 88 cent¨¦simas.El penalti
La liturgia es la misma cuando el cuero descansa en el punto de penalti. Koeman siempre aguanta m¨¢s que el meta, esconde su disparo hasta el ¨²ltimo suspiro y su golpe con la parte interior del pie derecho le permite mandar el remate al lado opuesto del portero. Fue ¨¦l quien acab¨® con el s¨ªndrome de Sevilla y la tortura del penalti. La seguridad que transmiti¨® siempre que el bal¨®n estuvo quieto contrast¨® con la zozobra que despert¨® su forma de atraparlo. Koeman ha sido siempre un gigante con el bal¨®n y un enano cuando la pelota la ha manejado el rival. ?l, como todo jugador del Bar?a que se precie, jam¨¢s supo jugar sin el bal¨®n. Cruyff s¨®lo le dijo cuando le fich¨® que deb¨ªa ser el Big Bang del Barca, la salida natural del bal¨®n, el desatascador, el armador de la jugada con un solo toque largo. El problema es que a Ronald, a diferencia de Laudrup, Romario o Stoichkov, se le juzg¨® como a un zaguero, y en este pa¨ªs defensa era aquel que cuando pasaba el bal¨®n no dejaba pasar al jugador. Ya lo dijo cuando lleg¨® al Camp Nou. en 1989: "No voy a Italia porque yo no soy un defensa". No le sirvi¨® de nada. Siendo el m¨¢s clarividente fue el que m¨¢s dudas despert¨®.
La misma noche en que se present¨®, en el primer Gamper que jug¨® como azulgrana, le acusaron de lento y holgaz¨¢n. Pese a haberlo ganado todo -la Copa de Europa, la Eurocopa de Naciones, la Liga holandesa...-, le llovieron los palos. El apodo m¨¢s benigno fue el de armario o quiz¨¢ el de copito, por su rostro, pecoso, casi albino, y su cuerpo fornido. Hasta se le acus¨® de hurtarle la camiseta a Milla. Y a Josep Llu¨ªs N¨²?ez se le pregunt¨®: "Presidente, ?c¨®mo ha pagado 1.000 millones por un defensa que no defiende?".
Y N¨²?ez, que tuvo que remover cielo y tierra para encontrar aquellos 1.000 millones de pesetas, se alborotaba mientras Cruyff ped¨ªa calma. Koeman aguant¨® -incluso estando lesionado en el tend¨®n de Aquiles se habl¨® de ¨¦l; sali¨® cada d¨ªa por la misma puerta, dando la cara; y acab¨® por ganarse la estima de los jefes y de los indios. Hoy, seis a?os despu¨¦s, todo el desprecio se ha convertido en elogio, y sus apuntes son frases lapidarias dignas de un manual titulado: "C¨®mo asumir la presi¨®n cuando siendo el primero te tratan como si fueras el ¨²ltimo".Manual del pron¨®stico
El d¨ªa que se le pregunt¨® por qu¨¦ prefer¨ªa el Barca al Real Madrid, respondi¨®: "El Madrid est¨¢ envejeciendo". Cuando, al a?o de estar en Barcelona, se le requiri¨® qu¨¦ le faltaba al equipo, replic¨®. "Un jugador como Hugo S¨¢nchez". Y lleg¨® Stoichkov. Y, m¨¢s tarde, cuando se le pidi¨® un pron¨®stico sobre si el Barcelona pod¨ªa ganar tres Ligas consecutivas, dijo: "Igual gana cuatro, porque el Madrid nos ha traspasado la suerte de los campeones". Este a?o s¨®lo se ha hablado una vez para decir: "Ahora nos falta calidad".
Primero parti¨® Laudrup, despu¨¦s Romario y en junio lo har¨¢ Koeman y quien sabe si hasta Stoichkov. Habr¨¢ acabado entonces un ciclo. la hinchada ya se ha resignado a que el dan¨¦s juegue en el Madrid, a que Romario prefiera la playa de R¨ªo a la de Sitges, y a que Stoichkov lo tenga mal' con Cruyff. Pero costar¨¢ decir adi¨®s a Koeman, porque con ¨¦l se ir¨¢ un equipo entero. Una forma de entender el f¨²tbol. A su camiseta se ha agarrado desde el portero al extremo izquierdo cuando la grada ha casta?eado. Jam¨¢s fall¨® en un partido a vida o muerte, nunca manch¨® la camiseta ni cre¨® un solo problema. ?l siempre carg¨® con todos y con todo. Ha sido el pal de paller [el puntal] del grupo, y si hoy ya no hay dudas de que en el Bar?a habr¨¢ un antes y despu¨¦s de Cruyff, en el Camp Noti existir¨¢ un antes y despu¨¦s de Koeman.
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