Canada reincide
LAS NOTICIAS que llegan del Atl¨¢ntico norte vu¨¦lven a ser alarmantes. Bloqueadas las negociaciones sobre pesca que se celebran en Vancouver entre Canad¨¢ y la Uni¨®n Europea, las autoridades canadienses parecen haber decidido reincidir en el uso de la fuerza para impedir a los pesqueros espa?oles faenar en aguas internacionales cercanas a Terranova. La amenaza del ministro de Pesca canadiense, Tobin, de cortar de inmediato las redes espa?olas que pescan el flet¨¢n negro en esas aguas va en serio, seg¨²n demuestran los inequ¨ªvocos preparativos de patrulleras canadienses para abordar a varios pesqueros espa?oles. ?stos se estaban concentrando ayer en tomo a la patrullera espa?ola destacada en la zona, en busca de protecci¨®n.Habr¨ªa que decir a las autoridades canadienses que la amenaza de repetir violaciones del derecho internacional como el secuestro del Estai no parece ser la forma m¨¢s prudente de impulsar las negociaciones. Que ¨¦stas ser¨ªan y ser¨¢n dif¨ªciles lo sab¨ªa Ottawa igual que Bruselas. Pero la Uni¨®n Europea no puede tolerar que las negociaciones se lleven a cabo con los barcos espa?oles convertidos en rehenes de la otra parte negociadora.
Los nervios est¨¢n ya muy crispados, tanto entre los pescadores espa?oles como entre los guardacostas y la opini¨®n p¨²blica canadienses, agitados por unas autoridades que sistem¨¢ticamente se han dedicado a criminalizar a nuestra flota pesquera. La ¨²nica violaci¨®n incuestionable de la ley que hasta hoy se ha cometido en este conflicto ha corrido a cargo de la Marina canadiense. Repiti¨¦ndola no ganar¨¢n m¨¢s raz¨®n.
Lo que se demuestra una vez m¨¢s es que si un Estado considera haberle sacado partida a una violaci¨®n del derecho internacional, tiende a repetirla. Y esto es lo que est¨¢ sucediendo con Ottawa. De ah¨ª que la Uni¨®n Europea deba dejar meridianamente claro que no aceptar¨¢ negociar baje, presi¨®n de unos buques de guerra que se comportan como corsarios. Espa?a espera que la UE defienda con energ¨ªa los intereses de nuestra flota. Y Espa?a misma debe reservarse sus propias medidas de represalia para el caso de que Canad¨¢ repita su agresi¨®n y Bruselas vuelva a titubear.
Hay mucho y muy grave que negociar, estudiar y acordar sobre la explotaci¨®n de los mares y la pol¨ªtica de conservaci¨®n de las especies. Hay que llegar a establecer f¨®rmulas que impidan que los mares contin¨²en siendo esquilmados como lo son ahora. Seg¨²n un informe de la FAO, un 70% de los caladeros conocidos est¨¢n en fase de extinci¨®n. Esta dram¨¢tica realidad exige medidas y, sin duda, sacrificios.
Espa?a, por la capacidad de su flota y la importancia de este sector en su econom¨ªa, tiene mucho que decir al respecto. Y su inter¨¦s por una pol¨ªtica racional de conservaci¨®n de las especies debe ser por ello mayor si cabe. Los abusos en la pesca son cuantiosos, y muchos de nuestros pescadores han participado en ellos. Pero no son precisamente los canadienses, responsables de haber esquilmado sus costas, y no solo ¨¦stas, los m¨¢s autorizados para dar lecciones a nadie.
Comprendemos lo f¨¢cil que es buscar en una flota extranjera el culpable de las dificultades de la propia o de otros problemas que puedan aquejar a la sociedad canadiense. Pero la UE, y Espa?a en particular, no puede tolerar que el ministro Tobin y su Gobierno se dediquen al matonismo mar¨ªtimo. Y que cualquier desgraciado incidente acabe produciendo v¨ªctimas que nadie desea. Neg¨®ciese sin coacciones, b¨²squense acuerdos y c¨²mplanse las leyes. Pero Canad¨¢ tiene que empezar cumpliendo las existentes.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.