El Papa consider¨® declarar infalible la enc¨ªclica, revel¨® Ratzinger al presentarla
Los farmac¨¦uticos cat¨®licos no pueden vender la p¨ªldora indiscriminadamente
PERU EGURBIDE El cardenal Joseph Ratzinger, precepto de la Congregaci¨®n para la Defensa de la Fe, confirm¨® ayer, al presentar la nueva enc¨ªclica Evangelium vitae, que Juan Pablo II pens¨® en un principio declarar "infalibles estas verdades", pero que cambi¨® de idea porque la condena del aborto es doctrina tan tradicional y basada en las Escrituras que no precisa de una declaraci¨®n dogm¨¢tica. "No hac¨ªa falta", concluy¨®.
Un farmac¨¦utico cat¨®lico "no puede vender" anticonceptivos sin hacerse acreedor "a las sanciones correspondientes" salvo en el caso de que el m¨¦dico que los prescriba especifique en la receta que son "para fines terap¨¦utico". "Es claro que as¨ª no se viola el secreto profesional", dijo ayer el cardenal Fiorenzo Angelini, ministro de Sanidad y m¨¢xima autoridad vaticana en la materia, durante el acto.En el mismo, altas autoridades eclesi¨¢sticas reiteraron que las leyes que autorizan el aborto o la eutonasia no merecen ser observadas y consideraron necesaria la revisi¨®n de tales normas.
El cardenal Joseph Ratzinger, confirm¨® que Juan Pablo II pens¨® en un principio declarar "infalibles ¨¦stas verdades", pero tras recordar la solemnidad de la f¨®rmula que el Papa utiliza en esta enc¨ªclica: "Con la autoridad que Cristo confiri¨® a Pedro y a sus sucesores, en comuni¨®n con todos los obispos, declar¨® que el aborto directo, es decir, querido como fin o como medio, es siempre un desorden moral grave".
El cardenal Alfonso L¨®pez Trujillo, presidente del Consejo Pontificio para la Familia, afirm¨®, por su parte, que la novedad de esta enc¨ªclica merece ser parangonada a la que supuso en su d¨ªa la Rerum novarum. "La novedad no est¨¢ en el contenido, sino en que da respuesta a un nuevo fen¨®meno mundial", dijo. La novedad actual es "el deg¨¹ello de seres indefensos", incluidas las ni?as asfixiadas en pa¨ªses donde s¨®lo se puede tener una, y son millones", a?adi¨® este purpurado convencido de que la lucha entre la vida y la muerte" es comparable a la explosi¨®n de la lucha de clases en Europa.
El mismo cardenal se encarg¨® de subrayar el "peligro de tiran¨ªa" existente en las sociedades que han legalizado el aborto, seg¨²n sostiene la m¨¢s pol¨ªtica de las 11 enc¨ªclicas que ha publicado este Papa. Gianni Baget Bozzo, sacerdote y periodista, destacaba ayer, en efecto, que la Evangelium vitae no se dirige tanto a las conciencias individuales como al objetivo de cambiar las legislaciones. Y Dionigi Tettamanci, secretario de la Conferencia Episcopal Italiana, advirti¨® ayer mismo, en el acto de presentaci¨®n de la enc¨ªclica, que los pol¨ªticos italianos est¨¢n obligados "a eliminar, o al menos a atenuar, la parte negativa" de la ley que regula el aborto en Italia.
Culpabilidad del legislador
L¨®pez Trujillo habl¨® por su parte, de "la inmensa culpabilidad del legislador, mucho mayor que la de otros" aunque, reconoci¨® que, a diferencia del m¨¦dico, el pol¨ªtico no merece la pena de excomuni¨®n que el C¨®digo Can¨®nico prev¨¦ para los que presten una colaboraci¨®n indispensable a un aborto. La menos culpable es la mujer, vino a decir este cardenal, presidente del Consejo Pontificio para la Familia, que present¨® la enc¨ªclica como una "defensa convencida y valerosa de la causa de los m¨¢s d¨¦biles". Trujillo y Ratzinger, negaron, a continuaci¨®n, la posibilidad del aborto a las mujeres violadas, ya que "el hijo de la violencia no es un agresor. Es inocente".
Pero la mayor parte de la casu¨ªstica le correspondi¨® a Angelini, presidente del Consejo Pontificio para la Pastoral de los Operadores Sanitarios. "Los anticonceptivos est¨¢n prohibidos en cualquier caso", respondi¨® el purpurado a la pregunta de si la difusi¨®n del sida no impone una nueva aplicaci¨®n de la doctrina en esta materia. "El principio del mal menor no es aplicable en este caso", a?adi¨®, "y, adem¨¢s, el preservativo no resuelve en modo alguno el problema del sida, sino que lo agrava".
La excomuni¨®n se aplica al aborto, no a la anticoncepci¨®n, de modo que los farmac¨¦uticos amonestados por el cardenal no corren riesgo de incurrir en ella. A no ser que vendan anticonceptivos que act¨²an directamente sobre el embri¨®n ya formado para destruirlo, pues la Iglesia equipara la anticoncepci¨®n al aborto. ?sa es una de las escasas novedades derivadas del texto.
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