Viudo de hecho
Un homosexual pierde a su pareja al d¨ªa siguiente de inscribirse en el registro y pide sus derechos legales_
Mario Restrepo es un viudo de hecho. Sumido en el dolor por la p¨¦rdida de su pareja, sale poco a poco del agujero negro en el que cay¨® tras su muerte, hace algo m¨¢s de un mes. "Si hubi¨¦ramos podido casarnos lo habr¨ªamos hecho. Ahora que se ha ido, ya nada tiene sentido". A sus 59 a?os, lo ¨²nico que tiene claro es que no piensa echar por tierra los casi, 30 a?os que vivi¨® con Vicente, 14 a?os mayor que ¨¦l. Asesorado por los abogados del colectivo de gays y lesbianas de Valencia, se inscribi¨® en el registro de uniones de hecho de la Generalitat valenciana -el primero con car¨¢cter auton¨®mico de toda Espa?a- 24 horas antes de que falleciera su compa?ero.
A la espera de que se apruebe la Ley de Convivencia de Parejas que d¨¦ efectividad al mero tr¨¢mite formal del registro, Mario anima a todas las parejas -tanto homosexuales como heterosexuales- a que sigan sus pasos y reivindiquen sus derechos, como cualquier matrimonio convencional.
Registrar su uni¨®n fue tan sencillo como presentar sus DNI en la Consejer¨ªa de Administraci¨®n P¨²blica, declarar bajo juramento que ninguno de los dos estaba unido por v¨ªnculo matrimonial anterior y acreditar que no ten¨ªan relaci¨®n de parentesco. Eso fue el pasado 21 de febrero -Vicente estaba gravemente enfermo y hubo que levantar acta notarial de su consentimiento-. Un d¨ªa despu¨¦s "como si lo hubiera presentido", recuerda Mario, Vicente falleci¨®.
Superar aquel golpe no ser¨¢ tan f¨¢cil. "Fuimos una pareja ideal y s¨¦ que nunca podr¨¦ rehacer mi vida", dice Mario. "Lo veo por todas partes y se me cae la casa encima". Se conocieron en Colombia hace 30 a?os. Vicente, nacido en Valencia, era bailar¨ªn y estaba de gira por Latinoam¨¦rica. El flechazo surgi¨® en el transcurso de una fiesta en el Centro Cultural Espa?ol de Medell¨ªn. Poco tiempo despu¨¦s se casaron simb¨®licamente en una iglesia colombiana -"cogidos de la mano, juramos permanecer unidos hasta que la muerte nos separase" - y vinieron a vivir a Espa?a. En Burriana (Castell¨®n), la familia de Vicente ten¨ªa una mas¨ªa de 1720 y all¨ª establecieron su residencia, con plena aceptaci¨®n de los familiares y vecinos, que nunca pusieron pegas a su relaci¨®n. "Ac¨¢ son m¨¢s comprensivos con este tema", comenta Mario. "Mi madre muri¨® poco despu¨¦s de conocer a Vicente y pienso que no lleg¨® a enterarse de nuestra relaci¨®n".
Un grupo numeroso de personas, "en el que s¨®lo falta el cura del pueblo", firm¨® recientemente un manifiesto de apoyo en el que dan fe de la relaci¨®n que exist¨ªa entre ambos. "Todo el mundo se ha portado muy bien conmigo y no he recibido m¨¢s que muestras de cari?o". Mario atraviesa en estos momentos una situaci¨®n econ¨®mica complicada.
"Cuando Vicente enferm¨®, vendimos por cuatro perras la parte de la mas¨ªa que nos correspond¨ªa y compramos un pisito que pusimos a mi nombre", se?ala Mario, que trabaja de conserje en una fundaci¨®n cultural. Por ello, cobra un sueldo de 40.000 pesetas al mes, que se reducen a casi nada despu¨¦s de pagar la seguridad social. Cuando la necesidad apremia, va vendiendo algunas joyas que le dej¨® en herencia su pareja, consciente de que su valor sentimental es muy superior.
Uno de los aspectos que obstaculiza la aprobaci¨®n definitiva de la Ley de Parejas es el relacionado con la adopci¨®n. Brillante sandez, responde Mario. "Aqu¨ª es donde la gente se equivoca", dice. "Nosotros nunca har¨ªamos mal a un hijo", dice y, de hecho, llegaron a plantearse adoptar un ni?o negro. "Le habr¨ªamos dado todo el cari?o del mundo", asegura Mario, que no hace bandera de la homosexualidad, pero cree firmemente que ¨¦sta comporta una sensibilidad especial y afirma rotundo: "Una madre que tenga un hijo homosexual nunca estar¨¢ sola ni acabar¨¢ en un asilo".
No obstante, Mario no ha tenido reparos en salir a la luz p¨²blica. Mario se ha prestado a dar su testimonio "por si puede servir a otras personas" porque piensa que es fundamental que cada uno se asuma como es -¨¦l, que se considera cat¨®lico aunque no conf¨ªa en los curas, cree que Dios hace y reparte-.
"Cuando las parejas pierdan el miedo a reconocer p¨²blicamente su situaci¨®n y se olviden del qu¨¦ dir¨¢n, deben registrar su uni¨®n para que su relaci¨®n conste en acta". Y a ser posible, a?ade, que lo hagan antes de que sea demasiado tarde.
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