El sue?o de una energ¨ªa limpia
CAYETANO L?PEZEl aumento de la demanda de energ¨ªa a nivel global es inevitable, por lo que hay que investigar fuentes renovables. Los resultados de la nueva energ¨ªa nuclear de Carlo Rubbia son, en,este contexto, esperanzadores.
La energ¨ªa es un bien b¨¢sico para la humanidad; el suministro energ¨¦tico es, por tanto, un problema de gran calado al que habr¨¢ que hacer frente en el futuro. Es usual hablar de producci¨®n de energ¨ªa, aunque lo que se hace en todos los casos es transformar una forma de energ¨ªa ya existente, sea ¨¦sta qu¨ªmica, nuclear o dispersa en la radiaci¨®n solar, en otra que resulte ¨²til, en forma de calor, movimiento o corriente el¨¦ctrica. Todos los combustibles liberan al arder la energ¨ªa contenida en sus en laces qu¨ªmicos, mientras que la energ¨ªa hidroel¨¦ctrica, e¨®lica y otras similares son, igualmente, energ¨ªa solar transformada. Consumir energ¨ªa, de nuevo una expresi¨®n del lenguaje com¨²n, no consiste realmente en hacerla desaparecer, sino en transformarla. El consumo de energ¨ªa ¨²til concluye necesariamente en una de gradaci¨®n de la misma, convirti¨¦ndola en energ¨ªa residual que se disipa en el ambiente.
Tanto la producci¨®n como el consumo son procesos de transformaci¨®n que requieren de dispositivos, desde un animal de carga hasta una central hidroel¨¦ctrica, pongamos por caso. Esos dispositivos son, a su vez, el resultado de transformar materiales que han necesitado de m¨¢s energ¨ªa y que se degradan tambi¨¦n, convirti¨¦ndose en residuos.
El empeoramiento global de la energ¨ªa fuente y la generaci¨®n de residuos son, pues, consecuencias inevitables de cualquier forma de producci¨®n y consumo de energ¨ªa. Naturalmente, la cantidad y el da?o potencial de los residuos, incluyendo la energ¨ªa inservible vertida al ambiente, var¨ªa enormemente de unas modalidades a otras. El debate debe situarse as¨ª en los efectos que ¨¦stos puedan tener, y no tanto en su presencia o ausencia en t¨¦rminos absolutos, ya que la misma naturaleza de los procesos de transformaci¨®n energ¨¦tica hace imposible su total eliminaci¨®n.
Por otra parte, no es posible imaginar un futuro en el que no crezcan las necesidades energ¨¦ticas de la especie humana. La mayor¨ªa de las gentes sufren un d¨¦ficit notable de muchas cosas, entre ellas tambi¨¦n de energ¨ªa; tienen el derecho y la expectativa leg¨ªtima de que esa situaci¨®n, a todas luces injusta, cambie en el futuro. Pero la mejora de su salud, su alimentaci¨®n y su bienestar general exigen indefectiblemente una mayor disponibilidad de energ¨ªa.
Hay una clara relaci¨®n entre bienestar y energ¨ªa. Desafortuadamente, una gran parte de la oblaci¨®n no tiene asegurado ni siquiera el combustible necesario para calentarse o para preparar ailmentos en condiciones de simple subsistencia. Y no puede hacer otra cosa que procurarse, con suma dificultad, la le?a que est¨¦ a su alcance, contribuyendo as¨ª a la desaparici¨®n de casi cualquier forma de vegetaci¨®n en su entorno. Y no cabe reproche alguno, puesto que es la ¨²nica forma de asegurarse un m¨ªnimo suministro energ¨¦tico. Desafortunadamente tambi¨¦n, en los pa¨ªses ricos se despilfarra energ¨ªa, contribuyendo a agotar los recursos existentes y produciendo residuos en cantidades indebidas. Para esta parte del mundo la m¨¢s eficaz y razonable fuente de energ¨ªa es el ahorro. Pero, hechas las cuentas, por mucho que disminuya el consumo per c¨¢pita de este grupo de pa¨ªses, la perspectiva de un aumento del bienestar del resto implica para el futuro un aumento neto de la producci¨®n energ¨¦tica en el mundo. Cualquier anticipaci¨®n que no tenga en cuenta esas expectativas no es realista o no es solidaria. Si ahora consideramos la naturaleza de los recurso empleados actual mente, nos encontramos con que al rededor del 85% de la energ¨ªa producida comercialmente proviene de los combustibles f¨®siles carb¨®n, petr¨®leo o gas natural. La suma de la hidroel¨¦ctrica, nuclear, solar, e¨®lica y otras renovables contribuye ¨²nicamente al 15% restante. Pero estamos aprendiendo que quemar cualquier forma de combustible puede tener efectos globales perniciosos sobre el equilibrio general del planeta. El cambio clim¨¢tico no es algo definitivamente establecido, y los cient¨ªficos no pueden todav¨ªa separar con claridad las fluctuaciones naturales del clima de las perturbaciones producidas por los gases de tipo invernadero vertidos a la atm¨®sfera, especialmente durante el ¨²ltimo siglo. No es seguro, aunque empieza a haber evidencia en favor de que dicho cambio puede estar produci¨¦ndose ya. Es, en todo caso, plausible, de modo que conviene tomar en consideraci¨®n los efectos que puedan derivarse en el futuro de un aumento sostenido de la cantidad de CO2 en la atm¨®sfera. Lo malo de problemas como ¨¦ste es que hay que tomar medidas con mucha antelaci¨®n, cuando los efectos no son todav¨ªa aparentes, porque si se espera a que lo sean, puede ocurrir que la situaci¨®n est¨¦ ya gravemente alterada y sea muy dif¨ªcil combatirla.
Pero es que, adem¨¢s, quemar petr¨®leo es destruir irreversiblemente una materia prima preciosa en la fabricaci¨®n de multitud de materiales ¨²tiles, y destruirla sin posibilidad de sustituci¨®n ya que las cantidades de petr¨®leo sobre la Tierra son limitadas y su s¨ªntesis ha requerido de condiciones geol¨®gicas especiales a lo largo de millones de a?os. El carb¨®n, por su parte, es extremadamente abundante pero su combusti¨®n produce residuos muy t¨®xicos, tanto en forma de gases que se incorporan a la atm¨®sfera como en forma de cenizas.
La energ¨ªa nuclear convencional no contribuye al efecto invernadero pero produce residuos t¨®xicos de dif¨ªcil tratamiento, almacenamiento y protecci¨®n, algunos de ellos de vida muy larga. Por otro lado el funcionamiento de las centrales nucleares requiere de conocimientos t¨¦cnicos avanzados y condiciones de control e inspecci¨®n que aseguren su buena marcha y prevengan posibles accidentes. Ello hace que su extensi¨®n a otras latitudes resulte problem¨¢tica.
Las energ¨ªas llamadas renovables, que producen tambi¨¦n residuos en la fabricaci¨®n de lo dispositivos necesarios para obtenerla y en el proceso de transformaci¨®n y consumo, aunque sean ¨¦stos de diferente naturaleza, est¨¢n llamadas a experimentar un claro crecimiento y a proporcionar una fracci¨®n mayor del conjunto de la energ¨ªa disponible, pero es imposible que puedan sustituir por completo al resto de las fuentes de energ¨ªa.
Puestas as¨ª las cosas, es evidente que el problema energ¨¦tico no admite soluciones simplistas ni maximalistas. A corto plazo, para los pa¨ªses desarrollados lo ¨²nico que cabe es incidir en el ahorro, diversificar el men¨² de fuentes de energ¨ªa e investigar en nuevas tecnolog¨ªas energ¨¦ticas que puedan sustituir a las actuales y contribuir al aumento inevitable de la demanda en el mundo. Entre ¨¦stas, desde luego, las renovables, pero de lo dicho anteriormente se sigue que s¨®lo eso es insuficiente. La fusi¨®n nuclear, casi ¨²nica fuente de energ¨ªa concebible a largo plazo, parece situarse demasiado lejos del momento presente en cuanto a su explotaci¨®n pr¨¢ctica, por Id que siendo necesario mantener el esfuerzo de investigaci¨®n en esa l¨ªnea, no parece que pueda ser la soluci¨®n a nuestros problemas en el corto plazo.
En este contexto, resulta esperanzador el anuncio, por parte de C. Rubbia, prestigioso f¨ªsico, ganador del Premio Nobel en 1984, de una posible nueva fuente de energ¨ªa. Una forma de energ¨ªa nuclear, basada en otro tipo de combustible y en un nuevo esquema. El llamada Amplificador de Energ¨ªa, que evita algunos de los m¨¢s importantes problemas de la energ¨ªa nuclear convencional. No existe riesgo de que puedan producirse los accidentes m¨¢s graves, como el de Chernobyl, que ser¨ªan imposibles de principio, al tiempo que supondr¨ªa una dr¨¢stica disminuci¨®n en la generaci¨®n de residuos radiactivos. Este nuevo esquema podr¨ªa servir, adem¨¢s, para eliminar algunos de los residuos de este tipo ya producidos, con lo que una de estas instalaciones podr¨ªa generar energ¨ªa y, al tiempo, contribuir a eliminar los residuos m¨¢s peligrosos. Se trata de una idea preliminar, aunque algunos de sus principios fundamentales han sido ya verificados experimentalmente. Dentro de la colaboraci¨®n internacional que desarrolla el proyecto, un grupo de cient¨ªficos espa?oles est¨¢ jugando un papel importante tanto en los aspectos generales del mismo como en los experimentos realizados para comprobar las hip¨®tesis b¨¢sicas de una idea emergente, que debe ser todav¨ªa debatida en la comunidad de cient¨ªficos e ingenieros para aclarar los problemas tecnol¨®gicos y medioambientales que pudieran presentarse, as¨ª como su viabilidad econ¨®mica. Parece claro, de todas formas, que el formidable problema del aprovisionamiento energ¨¦tico a medio plazo necesita de nuevas ideas, como ¨¦sta u otras diferentes, que puedan garantizar alg¨²n tipo de soluci¨®n para el futuro, cuando por razones de escasez o de deterioro medioambiental, las actuales resulten insuficientes o inapropiadas.
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