"Mat¨¦ a 900 personas", dice uno de los primeros procesados en el juicio por el genocidio de Ruanda
"Es verdad, mat¨¦ a 900 personas, y espero que me ejecuten". Musoro Ndura, uno de los siete hutus que comparecieron ayer en la primera sesi¨®n del juicio por el genocidio de casi un mill¨®n de tutsis en Ruanda, se confes¨® culpable en medio de la confusi¨®n generada por las siete horas de retraso de la vista. Las autoridades de Kigali forzaron que el macroproceso contra los 30.000 acusados -muchos confesaron bajo tortura- coincidiese con el aniversario del atentado contra el presidente Juvenal Habyarimana, que desat¨® las matanzas ¨¦tnicas. La primera sesi¨®n s¨®lo dur¨® tres cuartos de hora.
Cuando era conducido hacia el estrado, Ndura dijo abiertamente: "Voy a ser acusado de genocidio, y es verdad, mat¨¦ a 900 personas". Pero el primero en sentarse en el banquillo de los acusados fue el hutu Nogomayube Nkulikingoma, de 17 a?os, acusado de haber asesinado a 12 de sus vecinos en el barrio de Butamua, en las afueras de la capital ruandesa.Sus enormes ojos iluminaban un rostro juvenil. Campesino e hijo de campesinos, no ha ido nunca a la escuela, y firm¨® con su huella dactilar el acta judicial por la que se le convocaba ante el tribunal. "Fui detenido el 15 de septiembre de 1994 en Butamua, cuando regresaba despu¨¦s de haber huido de la violencia", explicaba antes del juicio. Le denunci¨® un concejal hutu de su barrio. "Si yo hubiese matado, me habr¨ªa marchado a Zaire y no me habr¨ªa encontrado nadie", alegaba para proclamar su inocencia.
Como menor de edad, a Nogomayube le defiende un abogado del Unicef (la agencia de la, ONU para la infancia). Su confianza en un juicio justo era nula. "Con un juez tutsi, ya me doy por muerto", aseguraba. "Con un juez hutu no habr¨ªa error judicial". Su letrado consigui¨® que el tribunal retrasara su comparecencia en ocho d¨ªas por un defecto de procedimiento en la citaci¨®n.
El proceso por el genocidio ruand¨¦s, un s¨ªmbolo contra la impunidad de los asesinos justo un a?o despu¨¦s del comienzo de las matanzas, qued¨® aplazado indefinidamente tras una audiencia p¨²blica de apenas tres cuartos de hora. El tribunal de Kigali concedi¨® una ampliaci¨®n de plazo a los abogados defensores para que pudieran preparar sus conclusiones, ya que el fiscal, que no procedi¨® a la lectura de la acusaci¨®n p¨²blica, se limit¨® a invocar la existencia de numerosos testigos de las supuestas atrocidades.
Con el cr¨¢neo rasurado y asediados por los fot¨®grafos, los siete encausados desfilaron en fila india, con su uniforme rosa de presidiarios, hasta el estrado, donde fueron interrogados por el magistrado Claudien Gatera y otros dos jueces. Aparte del menor de edad, el resto de los procesados. se neg¨® a declarar ante Gatera. Uno de los abogados defensores hab¨ªa asegurado antes de que comenzara la vista: "Mi cliente firm¨® una confesi¨®n bajo coacciones".
Ojo por ojo
Centenares de ruandeses airados se hab¨ªan concentrado ante la puerta del juzgado. "Todos estos [los acusados] tienen que ser ajusticiados en p¨²blico si son condenados; al fin y al cabo es lo que hicieron con nuestros familiares", gritaba Fran?ois Kayimba, un tutsi de 58 a?os. A su lado, un miembro de su misma etnia tambi¨¦n invocaba la ley del tali¨®n ante los periodistas y los observadores internacionales: "He venido a ver c¨®mo se hace justicia y c¨®mo ellos [los procesados] se llevan su merecido".
Ante las cr¨ªticas sobre la imparcialidad del sistema judicial, el representante de las Naciones Unidas en el juicio por el genocidio de Ruanda, Shaharyar Jan, explic¨® en Kigali que, aunque el sistema judicial ruand¨¦s es muy imperfecto, hay que aceptar esta circunstancia, so pena de tener que esperar muchos a?os para poder comenzar el juicio.
El ministro de Justicia ruand¨¦s, Alphonse-Marie Nkubito, se hab¨ªa comprometido a que la vista comenzar¨ªa con los sumarios debidamente instruidos. Sin embargo, el aplazamiento de las sesiones se ha producido precisamente por fallos en el procedimiento judicial.
Numerosas asociaciones de defensa de los derechos humanos y de ayuda a los supervivientes de las matanzas del a?o pasado protestaron en¨¦rgicamente ante la convocatoria del juicio, al considerar que el sistema judicial de Ruanda no se encontraba a¨²n capacitado para acometer un macroproceso con 30.000 acusaciones. Incluso en el seno del Gobierno de Kigali, de mayor¨ªa tutsi, surgieron discrepancias sobre la oportunidad. de hacer coincidir el juicio con la semana oficial de duelo que conmemora el comienzo de las matanzas.
Mientras, a los principales instigadores del genocidio -que huyeron a Zaire y Tanzania en julio del a?o pasado, tras la victoria de la guerrilla tutsi del Frente Patri¨®tico Ruand¨¦s- les espera un tribunal internacional en La Haya. El fiscal especial de la ONU, el surafricano Richard Goldstone, ha presentado acusaciones contra 400 sospechosos.
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