Privatizar para ganar fuerza
GOBIERNO Y oposici¨®n parecen confiar en la venta de empresas p¨²blicas como una de las v¨ªas m¨¢s r¨¢pidas para sanear las finanzas p¨²blicas. M¨¢s all¨¢ de la verosimilitud de las cifras manejadas por unos y otros como potenciales ingresos derivados de esas operaciones, en ning¨²n caso parecen tomarse en consideraci¨®n otros aspectos estrechamente asociados a esas transferencias de activos p¨²blicos. En t¨¦rminos generales es cuestionable que el Estado tenga que ser propietario de empresas en sectores sujetos a la competencia, a la luz de la mayor eficiencia que exhiben las empresas privadas. Pero lo es a¨²n m¨¢s en las circunstancias por las que discurre actualmente la competencia empresarial, dominada por un amplio proceso de internacionalizaci¨®n e integraci¨®n econ¨®mica que deja obsoletas las motivaciones que en su d¨ªa pudieron amparar el mantenimiento de la titularidad p¨²blica en algunas empresas.Pero nada de esto impide que el proceso de venta de activos p¨²blicos se haga en las mejores condiciones posibles. La trascendencia de las decisiones que se est¨¢n planteando, la propia coherencia con el requerido fortalecimiento de la conciencia fiscal de los ciudadanos, exige que el Gobierno confiera m¨¢xima transparencia a esas ventas del patrimonio de todos los espa?oles.
Una primera cuesti¨®n remite necesariamente a los, objetivos de las privatizaciones. ?Se trata s¨®lo de anticipar ingresos futuros para tapar agujeros presupuestarios, o se persigue tambi¨¦n el fortalecimiento competitivo de las empresas dando entrada en el capital y en la gesti¨®n a socios con ventajas a?adidas a la mera aportaci¨®n de recursos financieros? Tras las ventas de acciones de empresas p¨²blicas, ?en qu¨¦ mejoran ¨¦stas? Si uno de los problemas t¨ªpicos que se tratan de resolver con las operaciones de privatizaci¨®n es la mejora de la gesti¨®n de esas empresas, ?en qu¨¦ var¨ªa tras la venta de acciones la relaci¨®n entre los propietarios y los gestores?
Tras la controvertida experiencia de otros pa¨ªses, ?se persigue ¨²nicamente la, difusi¨®n de la propiedad de algunas empresas entre los ciudadanos para configurar una suerte de capitalismo popular? Justifica esa pretensi¨®n el coste en el que se incurre frente a otras alternativas? ?Se han buscado socios que fortalezcan las empresas, por su aportaci¨®n tecnol¨®gica o por su posici¨®n en el mercado mundial?
Si necesario es que el conjunto del sistema empresarial y, con ¨¦l, la econom¨ªa espa?ola salgan fortalecidos, no lo es menos vender bien: que la suma obtenida hoy compense suficientemente los ingresos futuros que se dejar¨¢n de percibir en concepto de beneficios. ?C¨®mo ha de interpretarse un exceso de demanda de acciones de empresas sujetas a privatizaci¨®n como el que ha vuelto a poner de manifiesto la colocaci¨®n de Repsol? ?Es la facilidad y rapidez con que se venden activos p¨²blicos sin¨®nimo de que se ha conseguido un buen resultado para los intereses generales? Como el sentido com¨²n y un reciente informe de la OCDE aconsejan, s¨®lo si esa suma es superior al valor actual de los dividendos futuros de la compa?¨ªa la privatizaci¨®n aumentar¨¢ la riqueza del Estado y la solidez presupuestaria a medio plazo.
Si las consideraciones anteriores son relevantes, especialmente para las ventas de empresas que son rentables, todo proceso de privatizaci¨®n, aun cuando lo inspiren exigencias de saneamiento presupuestario, ha de contemplar igualmente el destino de aquellas otras unidades empresariales incapaces de generar beneficios y que constituyen una carga para los contribuyentes. Es aqu¨ª donde se pone de manifiesto que las razones ¨²ltimas de todo proceso privatizador no s¨®lo han de ser la generaci¨®n de ingresos inmediatos, m¨¢s o menos importantes, sino la mejora de la eficiencia del conjunto de la econom¨ªa.
No faltan razones para el escepticismo respecto al grado de reflexi¨®n con que ha sido dise?ado este proceso de privatizaciones. Ser¨ªa nefasto que s¨®lo trajera pan para hoy y hambre para ma?ana, bien porque no se venda en el momento m¨¢s propicio, porque se haga a precios poco ventajosos para el patrimonio p¨²blico o, quiz¨¢ m¨¢s grave, porque no se mejore la competitividad de las empresas ni se eliminen las condiciones estructurales que han determinado el actual deterioro de las finanzas p¨²blicas espa?olas. De todo ello es necesario que los representantes de los ciudadanos tomen conciencia antes de malvender, o hacerlo apresuradamente, lo que en todo caso. debe venderse.
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