Un campe¨®n sin futuro
El Madrid mira Europa como una obsesi¨®n sentimental Es un grupo harto, maltratado demasiadas veces por el destino
El Real Madrid vuelve a presentar su candidatura al gran t¨ªtulo europeo. Es una ambici¨®n natural en esa instituci¨®n, que se viste de gala para la ocasi¨®n. Por ese camino se ha construido la leyenda del club en las d¨¦cadas gloriosas: refrendando en Europa lo que significaba su hegemon¨ªa dom¨¦stica. Los tiempos, sin embargo, han modificado lo que lleg¨® a ser un h¨¢bito. Desde 1966, el Madrid no alcanza la ¨¦lite continental del f¨²tbol. Desde 1980 se le resiste la Europa del baloncesto. El Real Madrid de las Copas de Europa ya no es el mismo y es en el baloncesto donde la transformaci¨®n ha dado paso a cierta degradaci¨®n. A Zaragoza, sede de la final a cuatro de la Liga Europea, no acude el t¨ªpico Real Madrid. Viajan un grupo de jugadores cansados, hartos de dificultades, maltratados por el destino e inseguros ante el porvenir que les espera, bajo la denominaci¨®n Real Madrid. No son los mejores. No son los favoritos. No forman un bloque monol¨ªtico. Simplemente, suman ambiciones personales. Pero quieren ser campeones de Europa.
No hay amigos en este equipo
"La gente se fija en que una vez se pelearon Biriukov y Ant¨²nez, pero no se ha percatado de que, en otro partido, cuando los jugadores del Coren Orense fueron a por Sabonis ning¨²n compa?ero sali¨® a defenderle. Dice m¨¢s de este equipo lo segundo que lo primero". Un miembro del equipo.
El Real Madrid no es lo que suele entenderse como un equipo. No hay grupo. Ni tan siquiera son amigos. Los acontecimientos han ido degradando la identidad colectiva. Demasiadas malas noticias, demasiadas muertes, demasiados rumores sobre la venta de la secci¨®n, demasiados reproches sobre las p¨¦rdidas econ¨®micas... Incluso cuando se conquistaba alg¨²n t¨ªtulo tras seis a?os de sequ¨ªa surg¨ªa un pero por el camino: "ganan demasiado ...", "va poca gente...", "el baloncesto se va a tomar por culo"...
Son las seis de la tarde, hora del entrenamiento vespertino. La rutina marca el biorritmo del equipo. Llegar¨¢n pronto Santos (suele ser el primero), Lasa, Coll, Cargol, algunos de los cuales aprovechar¨¢n la espera para practicar al menos 100 lanzamientos a canasta. Con el tiempo justo para empezar llegan los peces gordos, Sabonis, Arlauckas, Biriukov, Antonio Mart¨ªn. Vestirse, entrenarse, ducharse y a casa. Cada uno por su lado. Llegan y se van. No son amigos. No hay tertulia. No hay tiempo para hacer grupo. No cenan de vez en cuando. Las excepciones confirman s¨®lo que existen algunos lazos: Sabonis, Kurtinaitis y Biriukov por aquello de que hablan ruso. O Biriukov y Antonio Mart¨ªn que se sienten compa?eros de fatigas porque han sido testigos de muchas cosas. O la soledad de Ant¨²nez, a quien soportan a duras penas en el vestuario: existe unanimidad en se?alarle como un jugador excesivamente ego¨ªsta, obsesivamente pendiente de s¨ª mismo y de sus propias estad¨ªsticas. Ant¨²nez no repara en autoalabarse ante los dem¨¢s y los dem¨¢s no le soportan.
Esta semana los entrenamientos se han celebrado en el viejo pabell¨®n, un escenario destartalado cuyas arrugas han tratado de disimular con una capa de pintura. S¨®lo la memoria de los m¨¢s veteranos es capaz de advertir que esa cancha fue en su d¨ªa el teatro de operaciones de un equipo campe¨®n. Es inservible hasta como museo: ni una placa, ni una bandera, ni un recuerdo. El equipo se entrena all¨ª cuando no juega partido en casa. La casa, que no es su casa, es el Palacio de Deportes, donde viven alquilados.
Comenzaron la temporada sin camisetas nuevas pero con nuevo entrenador, el serbio Zerjo Obradovic. El nuevo equipaje permaneci¨® embalado en un almac¨¦n por un conflicto menor, un presunto incumplimiento de contrato de los proveedores. Y Obradovic vivi¨® varios meses con la equipaci¨®n que hered¨® del Joventut. Nadie le dio unas prendas donde estuviera impresa la palabra Real Madrid.
Las cuatro esquinas del equipo rezuman precariedad, desde el escenario de los entrenamientos hasta la propia cancha. El Madrid es el equipo de Espa?a que menos gente lleva esta temporada a sus partidos. Parece que juegan para nadie. En realidad no saben muy bien para qui¨¦n juegan.
Aun as¨ª, van a luchar por la Liga Europea. No es un salvoconducto. Buena parte del equipo seguir¨¢ un camino distinto a partir de junio. Es un asunto sentimental: s¨®lo les une la ambici¨®n de ganar ese t¨ªtulo. En realidad, el equipo no se desmantel¨® antes porque parec¨ªa capaz de ganar en Europa. Y s¨®lo la ambici¨®n por ese t¨ªtulo modifica temporalmente su rutina: hoy se sienten un equipo.
Un liderazgo estad¨ªstico: Sabonis
"La elecci¨®n est¨¢ clara. O quieres jugar en los Chicago Bulls al lado de Michael Jordan de superestrella absoluta, y ganar titulos, o prefieres hacerlo en los Seattle Supersonics, donde hay rotaciones constantes, deciden todos, pero no logran campeonatos". Chechu Biriukov, capit¨¢n del Real Madrid.
Si existe una se?a de identidad inequ¨ªvoca en el equipo madridista, ¨¦sta se llama Arvidas Sabonis. El Madrid se convirti¨® en el Madrid de Sabonis durante el verano de 1993. Su fichaje ten¨ªa un doble objetivo. El primero, deportivo: el Madrid llevaba 6 a?os sin lograr el t¨ªtulo de Liga. El segundo objetivo era tan importante como el primero: buscar un l¨ªder capaz de formar un equipo campe¨®n a su alrededor y servir de atracci¨®n al p¨²blico.
Han pasado tres a?os desde entonces, y el balance es contradictorio. Deportivamente, el Madrid ha recuperado el liderazgo nacional. Liga y Copa en la primera temporada de Sabas, renovaci¨®n del t¨ªtulo liguero en la segunda. Pero se ha fallado en el gran objetivo, la Liga Europea. El Limoges sorprendi¨® en el 93, el Joventut le alej¨® de la final a cuatro en el 94. Estos dos sonoros fracasos ensombrecen notablemente los indiscutibles ¨¦xitos dom¨¦sticos. Sabonis ha triunfado individualmente, siendo nominado mejor jugador de la ACB dos a?os consecutivos (y con muchas posibilidades de serlo tambi¨¦n esta temporada). Pero t¨ªtulos aparte, no se puede asegurar que con su aportaci¨®n el juego madridista tenga la consistencia del ganador nato, ni que sus compa?eros hayan progresado a su lado. Y en los malos momentos se habla m¨¢s de lo costoso de su contrato (unos 300 millones anuales) que de sus impresionantes estad¨ªsticas.
El liderazgo de Sabonis es m¨¢s estad¨ªstico que real. No tiene comparaci¨®n con Fernando Mart¨ªn. Tampoco la admite con Petrovic. Fernando Mart¨ªn era un verdadero patriota, un l¨ªder aut¨¦ntico, capaz de no callarse ante sus compa?eros y, al mismo tiempo, presto a defenderles ante cualquier agresi¨®n. No aceptaba la derrota baj¨® ning¨²n disfraz. Era el alma del equipo. Todos buscaban su sonrisa para irse a casa con la conciencia tranquila.
Petrovic fue un l¨ªder importado. Coincidi¨® con Fernando Mart¨ªn una temporada y entendi¨® perfectamente que la jefatura del equipo no se dictaba desde un despacho. Fernando era el jefe natural, dentro y fuera de la cancha. Fue una relaci¨®n tempestuosa, porque Petrovic aspiraba a serlo todo, pero estaban destinados a entenderse. Su fuga a Portland suspendi¨® la relaci¨®n. Petrovic tuvo una ventaja: atrajo mucho p¨²blico, conect¨® con la grada. Tuvo, adem¨¢s, una cualidad singular: de Petrovic se dijo siempre que fue el ¨²nico jugador que logr¨® que Mendoza fuera al baloncesto con asiduidad.
Por el camino lleg¨® un t¨¦cnico, George Karl, que entendi¨® que deb¨ªa encontrar un hombre parecido a Fernando Mart¨ªn. Su retrato era bien simple: un buen jugador y un hombre de la casa. En definitiva, otro patriota. Intent¨® que Antonio Mart¨ªn y Biriukov tomasen las riendas, pero ellos quer¨ªan ser uno m¨¢s. George Karl se fue decepcionado. Luego lleg¨® Sabonis.
Pero la autoridad de Sabonis es fr¨ªa. Es un jugador extraordinario, el mejor que ha tenido el Madrid en su historia: es el mejor pivot, el mejor base, el mejor tirador del equipo. Es mejor que: cualquiera en todas las facetas del juego. Pero es poco comunicativo. Dicen de ¨¦l que s¨®lo respeta a los buenos jugadores y, perdona a los que no son buenos siempre y cuando se dejen la piel en la cancha. Pero no se involucra. No va m¨¢s all¨¢, aunque sus estad¨ªsticas digan lo contrario. Cumple en los partidos y en los entrenamientos.
El coraz¨®n del Madrid: Obradovic
"Los entrenadores s¨®lo deben hablar cuando se pierde. Si se gana, pregunten a los jugadores". Zerko Obradovic, entrenador del Real Madrid y campe¨®n de la Liga Europea con el Partiz¨¢n (1992) y el Joventut (1994).
Obradovic no tarda mucho en descubrir que el Real Madrid no es lo que esperaba. Habla del significado de la camiseta del equipo, de la necesidad de sufrir para ganar... Habla mucho. Es un obseso del trabajo. Quiere entrenamientos de gran intensidad y busca un equipo de talante defensivo, que sepa sacar provecho de Sabonis y capaz de cometer pocos errores. Es un hombre que dice lo que piensa dentro del vestuario: no tiene problemas con el idioma. Si alguien no ha cumplido sus instrucciones es capaz de soltarle a la cara: "Eres tonto o eres un hijo de puta".
No soporta la derrota. Su curriculo habla de un hombre afor
tunado: 36 a?os y dos Ligas Europeas en su haber. Puede volverse insoportable cuando el equipo pierde. Pero el equipo pierde demasiadas veces, hasta 15 derrotas ha sumado en la Liga ACB. Y observa que, ante las derrotas, no hay reacci¨®n. No hay insultos. No hay peleas. S¨®lo silencio, mientras Ant¨²nez mira sus estad¨ªsticas. Si tiene en mente a un culpable lo dice fuera y dentro del vestuario.Su trabajo se concentra en el entrenamiento. Pretende que el equipo reduzca el n¨²mero de los errores que comete. Es su obsesi¨®n: le da la misma importancia a cada encuentro. Pero no lo consigue: para empezar, son demasiados los jugadores que dejan el entrenamiento en cuanto tienen alguna molestia. No saben sufrir. Se han vuelto conservadores. Vienen,, entrenan y se van. El equipo sigue cometiendo muchos fallos. Suma demasiadas derrotas. Y, lo que es peor: no aprende de sus fracasos. Pero su entusiasmo no cede. Insiste d¨ªa a d¨ªa. Ahora mismo, es el coraz¨®n del Real Madrid.
Lo de Atenas no debe volver a pasar
"Cuando llegamos a Atenas, pens¨¢bamos que eramos casi invencibles. Justo antes de empezar la semifinal ante el Limoges, mientras nos encontr¨¢bamos en el vestuario, not¨¦ una enorme. tensi¨®n en el equipo. Solo se me ocurri¨® gritar: "Todos los jugadores en Europa dar¨ªan algo para estar en esta fase final. !Venga, vamos a divertirnos!". Antonio Martin, jugador del Real Madrid.
!Tiembla Atenas!. As¨ª titulaba un diario deportivo madrile?o un especial dedicado a la final a cuatro de 1993. No era para menos. El Madrid llegaba plet¨®rico a los alrededores del Parten¨®n, armado de victorias en la fase de clasificaci¨®n (12 victorias y dos derrotas) y tras machacar sin piedad al Knorr de Bolonia 1 (2-0) en los cuartos de final. La primera temporada de Sabonis parec¨ªa encaminada en una ¨²nica direcci¨®n, el m¨¢ximo t¨ªtulo europeo.
Seguramente los supersticiosos lo estar¨ªan esperando. El partido se jug¨® un 13 de Abril, martes. Desde el primer minuto hasta el ¨²ltimo, el partido fue una. aut¨¦ntica pesadilla.
Un candidato imprevisible
"Este t¨ªtulo arreglar¨¢ el futuro". Lluis Conesa, presidente del Joventut de Badalona, despu¨¦s de ganar la Liga Europea el 21 de Abril de 1994.
El pr¨®ximo campe¨®n de la Liga de Campeones de f¨²tbol ingresar¨¢ m¨¢s de 1.500 millones de pesetas. El Joventut, todav¨ªa campe¨®n de la Liga Europea de baloncesto, se encuentra en situaci¨®n de bancarrota deportiva y econ¨®mica un a?o despu¨¦s de tocar el cielo en Tel Aviv. El m¨¢ximo galard¨®n del baloncesto continental no mejora las condiciones de vida de un club.
Dos partidos por delante. Y hay que ganarlos. Y no se pueden cometer errores en dos d¨ªas. ?Y c¨®mo si este equipo no para de cometerlos? Obradovic habr¨¢ visto unos 12 v¨ªdeos del Limoges, pero se resisti¨® a preparar el choque con antelaci¨®n. Fiel a su filosof¨ªa, quiso mentalizar al equipo para ganar al Valvi Girona el pasado viernes. Era un compromiso de relativa importancia. Pero ¨¦l se la dio: no quiso hablar del Limoges hasta el s¨¢bado. Partido a partido es como se hace un equipo campe¨®n. Volvi¨® a fracasar: sin Sabonis, el Madrid recibi¨® una paliza.
Se entiende, por tanto, que nadie haga apuestas con el Madrid.. Se ha hecho imprevisible. Salvo Sabonis y Arlauckas, ning¨²n otro jugador lleva una trayectoria regular. El promedio de Biriukov en los ¨²ltimos partidos est¨¢ entre los cero y los cuatro puntos. Cargol puede marcar dos un d¨ªa y 12 el siguiente.
Pero estos hombres sue?an con la Liga Europea. Uno por uno. Es una ambici¨®n sentimental. La ¨²ltima ambici¨®n que les queda. Por delante, no hay futuro: quiz¨¢s Sabonis se marche, como Biriukov y Antonio Mart¨ªn. Como Lasa. Y Cargol. Y, de nuevo, los rumores sobre la venta de la secci¨®n. Lo mejor de este equipo alcanza para unos d¨ªas m¨¢s. Hay gasolina como mucho hasta el d¨ªa 13.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.