M¨¦xico: ?hacia un salinismo al reves?
El actual r¨¦gimen mexicano tiene la ventaja sobre los que le precedieron en el poder de ostentar cierta transparencia y candor en sus pronunciamientos y prop¨®sitos. Detalles m¨¢s, detalles menos, anuncia sus intenciones, comenta sus t¨¢cticas y revela sus planes. En vista de la importancia que encierra la crisis mexicana para toda Am¨¦rica Latina y de la enorme dificultad para salir de ella, conviene examinar dichos planes para determinar sus perspectivas y grado de viabilidad. No para aceptar el proyecto ciegamente, como en el pasado, ni para denunciarlo por cruel y odioso: s¨®lo para saber si puede funcionar.Emesto Zedillo ha hecho saber que su estrategia para sortear la persistente crisis que azota a M¨¦xico desde el 20 de diciembre de 1994 corre por dos caminos. En primer t¨¦rmino, dada la obligaci¨®n que ha asumido el presidente mexicano de buscar una salida s¨®lo dentro de la ortodoxia econ¨®mica y financiera, no hay m¨¢s remedio que un ajuste pavoroso, hundiendo al pa¨ªs en una profunda recesi¨®n. La ortodoxia es imperativa tanto para el corto como para el mediano plazo, ya que cualquier abandono o desv¨ªo futuro ante el curso econ¨®mico del ex presidente Carlos Salinas de Gortari -liberalizaci¨®n comercial, privatizaciones, desregulaci¨®n, recurso al ahorro externo-. espantar¨ªa a los mercados y dificultar¨ªa una salida inmediata. A duras penas se puede hablar hoy de algunos matices en el rumbo neoliberal, pero de preferencia en voz baja y con discreci¨®n.
El compromiso -ineludible, seg¨²n el mandatario- de cumplir cabalmente con los pagos de la deuda de corto plazo y con la condicionalidad impuesta por Estados Unidos y el FMI en torno al gigantesco paquete de rescate de enero impide un ajuste menos recesivo. Y la recesi¨®n, aunada al recorte del gasto, al aumento de las tasas de inter¨¦s y a la ausencia de una red social de protecci¨®n en M¨¦xico, va a provocar una ca¨ªda brutal del ingreso y del bienestar de decenas de millones de familias mexicanas. En la visi¨®n del presidente Zedillo, esto es un dado: algo inamovible, inevitable, impostergable.
A cambio, el actual Gobierno parece querer ofrecerle al pa¨ªs un camino de democracia, justicia y honestidad, es decir, todo lo que el Gobierno anterior pospuso o simplemente se neg¨® a hacer. En resumen, Ernesto Zedillo se propone cambiar de norte en lo pol¨ªtico, manteniendo el rumbo econ¨®mico salinista, a pesar de que el propio Zedillo ya ha reconocido que por ese camino se lleg¨® al despe?adero. Reforma electoral -que incluya ¨®rganos electora les independientes, elecciones y campa?as libres y justas-, el es tablecimiento de un verdadero Estado de derecho -que se ex prese, entre otras cosas, en la identificaci¨®n y captura de los responsables de los asesinatos pol¨ªticos del a?o pasado, aunque esto incluya a los principales per sonajes del r¨¦gimen saliente-, un alto a la corrupci¨®n -de quien sea, hoy y antes-. ?stas son las principales ofertas que ha prometido el Gobierno zedillista. Por ahora no las ha realizado m¨¢s que muy parcialmente, pero en teor¨ªa puede hacerlo o, en todo caso, puede albergar sinceramente la intenci¨®n de cumplirlas. El problema no yace all¨ª, sino en la compatibilidad de ambos cap¨ªtulos del libreto de Zedillo. El peligro estriba en que todo esto desemboque en un salinismo al rev¨¦s.
En efecto, la apuesta de Carlos Salinas consisti¨®, como muchos lo apuntaron desde inicios de su sexenio, en modificar el tradicional curso econ¨®mico mexicano para poder conservar el sistema pol¨ªtico. Transformaci¨®n econ¨®mica para asegurar la permanencia pol¨ªtica: he aqu¨ª la l¨®gica del "milagro mexicano" de 1988-1994, que se estrell¨® en el doble escollo de los caprichosos mercados internacionales y la terca y tradicional debilidad de la econom¨ªa azteca. La consigna y la misi¨®n era conservar el poder a cualquier coste; si adem¨¢s ese coste coincid¨ªa con las convicciones ideol¨®gicas de los art¨ªfices de la "modernizaci¨®n mexicana", mejor.
La apuesta de Zedillo parece ser exactamente la contraria: consumar todos los cambios pol¨ªticos necesarios para poder preservar, a toda costa, el modelo econ¨®mico -apertura comercial, Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos, sector p¨²blico fam¨¦lico, gasto p¨²blico reducido y financiado equilibradamente por ingresos tributarios exiguos-. En ambos casos la rigidez pol¨ªtica acompa?ada del economismo de Carlos Salinas y el pragmatismo pol¨ªtico zedillista acompa?ado de un ins¨®lito dogmatismo econ¨®mico- subyace la esperanza de que pol¨ªtica y econom¨ªa son dos compartimientos estancos, que una no contaminar¨¢ a la otra, y que se pueden manipular las dos esferas separada y consecutivamente.
Ya sabemos que la epopeya salinista termin¨® en la desgracia (para el pa¨ªs y para sus protagonistas), justamente debido a la imposibilidad de mantener esa dicotom¨ªa tajante. La pol¨ªtica invadi¨® el "dominio reservado" de la econom¨ªa: las protestas cardenistas en 1991-1992, el debate sobre el TLC en Estados Unidos a lo largo de 1993, los ind¨ªgenas de Chiapas y los asesinatos pol¨ªticos de Luis Donaldo Colosio y Jos¨¦ Francisco Ruiz Massieu en '1994 acabaron por derrumbar el mito de la prosperidad y ¨¦xito del sexenio de Salinas de Gortari. Puede ocurrirle lo mismo a Emesto Zedillo, s¨®lo que al rev¨¦s.
Mantener un programa draconiano de austeridad sin controles sindicales, con medios de comunicaci¨®n cada vez m¨¢s libres, con partidos pol¨ªticos susceptibles de aprovechar el desgaste gubernamental, todo ello al cabo de 12 a?os de estancamiento econ¨®mico y 65 a?os de autoritarismo pol¨ªtico, se antoja dif¨ªcil. Y lograr que la oposici¨®n -de izquierda y de derecha, pol¨ªtica e ideol¨®gica, social e intelectual- se alinee llanamente con una plataforma econ¨®mica ajena e impopular resulta por lo menos improbable. O la apertura pol¨ªtica provoca un golpe de tim¨®n econ¨®mico, o desemboca en una regresi¨®n autoritaria impuesta por el descontento social, la protesta en las calles y las fuerzas centr¨ªfugas en el seno de los partidos pol¨ªticos. Si bien en la vida real las disyuntivas nunca son tan categ¨®ricas, es perfectamente posible -m¨¢s a¨²n, muy probable- que, a la vuelta de algunas semanas o meses, la tentativa de separar pol¨ªtica Y econom¨ªa devenga en una nueva crisis mexicana, una m¨¢s, como si no bastara la actual. Podr¨ªa ocurrir en un mes de mayo efervescente, ya no en el Barrio Latino hace 27 a?os, sino en el Z¨®calo de la Ciudad de M¨¦xico.
Es tanto m¨¢s factible este desenlace cuanto que al presidente Zedillo no le quedan muchos cartuchos en sus cananas. Si los mercados no se estabilizan en los pr¨®ximos d¨ªas -y sus designios son insondables-, pronto el mandatario mexicano se ver¨¢ obligado a echar mano de sus ¨²ltimas fichas, que inevitablemente surtir¨¢n rendimientos decrecientes. Esas fichas incluyen la detenci¨®n de Carlos Salinas o de quien fungiera como su virtual primer ministro, Jos¨¦ C¨®rdoba, que ser¨ªan acusados de distintas fechor¨ªas; la suspensi¨®n de pagos m¨¢s o menos voluntaria de parte o de toda la deuda externa mexicana, y la celebraci¨®n de un nuevo acuerdo pol¨ªtico y social en M¨¦xico, acompa?ado de un giro en la pol¨ªtica econ¨®mica y de la conformaci¨®n de un Gabinete de guerra o Gobierno de emergencia nacional. Cada opci¨®n puede acontecer sola o en combinaci¨®n con otras.
Las dos primeras alternativas son aleatorias y escapan al ¨¢mbito de lo previsible. La tercera sigue siendo viable, incluso probable, pero carece de fundamentos sin un casamiento de econom¨ªa y pol¨ªtica. La s¨ªntesis significa utilizar la democratizaci¨®n real que Ernesto Zedillo presume perseguir, para imponerle al modelo econ¨®mico actual los ajustes y las rectificaciones que requiere, y que la inmensa mayor¨ªa de los mexicanos exige. La primavera tolera todas las esperanzas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Opini¨®n
- Carlos Salinas de Gortari
- Liberalismo pol¨ªtico
- Ernesto Zedillo Ponce de Le¨®n
- Declaraciones prensa
- Tratados Libre Comercio
- Pol¨ªtica exterior
- Estados Unidos
- M¨¦xico
- Gente
- Organizaciones internacionales
- Gobierno
- Ideolog¨ªas
- Relaciones exteriores
- Administraci¨®n Estado
- Pol¨ªtica
- Administraci¨®n p¨²blica
- Finanzas
- Sociedad