ETA sigue matando
LOS TERRORISTAS han vuelto a matar. A falta de la reivindicaci¨®n por v¨ªa de sus siempre orgullosos portavoces, existen pocas dudas de que ha sido ETA quien asesin¨® ayer al brigada del Ej¨¦rcito Mariano de Juan, de 37 a?os, cuando regresaba paseando hacia su cercana casa desde el cuartel de Loyola donde trabajaba. Se supone que los autores, intoxicados por su primitivismo ideol¨®gico y por su necedad, estar¨¢n hoy convencidos de que la muerte de este joven profesional del Ej¨¦rcito, la desolaci¨®n de una nueva viuda y la existencia de dos hu¨¦rfanos m¨¢s, otros dos, suponen una nueva gesta que les hace avanzar hacia objetivos gloriosos.Y desde ayer hay probablemente alg¨²n asesino m¨¢s, 1 a sumar a los a¨²n no capturados que asesinaron a Gregorio Ord¨®?ez y a otras v¨ªctimas, y a a?adir a los ya encarcelados. M¨¢s muertos, m¨¢s asesinos y m¨¢s dolor. Nada m¨¢s. Porque -y ¨¦sta es la realidad que muchos se. empe?an a¨²n en ignorar y algunos en cambiar- lo ¨²nico que han vuelto a lograr los asesinos ayer en Loyola es, hacer da?o, sembrar dolor gratuitamente.
Han destrozado una familia y han herido e indignado a toda la sociedad vasca y espa?ola, salvo a esos pocos que participan de sus vilezas. Y han creado las condiciones para que sus propias familias pasen a sufrir cuando tengan ellos que pagar por sus cr¨ªmenes. No est¨¢n ni un mil¨ªmetro m¨¢s cerca de su quimera tribal y socialista. No han desestabilizado nada ni a nadie. No han demostrado nada. Han matado a un hombre honrado. Punto. Ni m¨¢s ni, por desgracia, menos.
Lamentar la gratuita muerte y el dolor que sufre hoy de nuevo una familia por culpa de descerebrados inducidos al crimen ser¨ªa todo lo que habr¨ªa que decir del suceso de Loyola, si los inductores no hubieran estado particularmente activos en los ¨²ltimos meses. Y ¨¦stos no est¨¢n en ning¨²n m¨ªtico refugio de supuesta resistencia en las monta?as ni santuarios secretos, sino c¨®modamente instalados en sus despachos en Euskadi y algunos cobrando sueldos de parlamentarios del erario p¨²blico.
La perversi¨®n total del lenguaje es una de las. caracter¨ªsticas propias de las adhesiones- inquebrantables al fascismo y al crimen. Por tanto, que los portavoces de HB y KAS hablen de la necesidad de la paz cuando se felicitan de la muerte es, en cierto sentido, normal por mucha que sea la repugnancia que produce tener que escucharlo. Pero no deber¨ªa aceptarse como normal que algunos sectores del nacionalismo democr¨¢tico caigan c¨ªclicamente en la tentaci¨®n de comprender ese discurso. Porque es irresponsable y porque es in¨²til.
Primero porque confieren parte de su propia credibilidad a la ret¨®rica criminal de ETA. Y segundo porque la paz no est¨¢ en buscar las razones que llevan a unos criminales a matar al padre de familia que se va a casa despu¨¦s de su trabajo. Porque no existen. La paz est¨¢ en impedir que se mate. Y para ello hay que aislar a quienes viven de fabricar las razones para matar y de animar y ordenar a otros que lo hagan. Y por supuesto, hay que detener, juzgar y condenar a quienes cumplen con esta sucia y criminal tarea.
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