Razones para una pr¨®rroga indefinida
Hay muchos motivos y muy serios para una pr¨®rroga indefinida e incondicional del TNP. El fin de la guerra fr¨ªa nos ha llevado a uno de los puntos m¨¢s esperanzadores de la historia mundial. Por primera vez, ninguna gran potencia ve a otra como una amenaza militar inmediata. Las fuerzas estrat¨¦gicas de las superpotencias ya no est¨¢n en alerta, y sus arsenales nucleares se est¨¢n reduciendo espectacularmente. Pero dejar atr¨¢s lo que el poeta W. H. Auden denomin¨® en una ocasi¨®n la "era de la ansiedad", debemos continuar ampliando el r¨¦cord de ¨¦xitos conseguido por el TNP en los ¨²ltimos 25 a?os.Creemos que la proliferaci¨®n de armas nucleares supone la principal amenaza a la seguridad de la comunidad internacional y nada hay m¨¢s importante para impedir la propagaci¨®n de armas nucleares que la pr¨®rroga del TNP indefinida e incondicionalmente. Sus frutos han sido impresionantes. Desde su entrada en vigor en 1970, el TNP ha mantenido el n¨²mero de potencias nucleares muy por debajo del previsto inicialmente. En efecto, el presidente Kennedy dijo en 1963 ante la ONU que le preocupaba que "en 1970... puede que haya 10 potencias nucleares, y para 1975, 15 o 20". Gracias en gran parte al TNP, esos temores no se han hecho realidad. El TNP ha reducido el riesgo de conflicto nuclear y reforzado la seguridad regional. Tambi¨¦n ha promovido el uso pac¨ªfico y seguro de la energ¨ªa nuclear. Y, lo que no es menos importante, ha alentado los esfuerzos de la comunidad internacional para frenar la difusi¨®n de las armas de destrucci¨®n masiva. S¨®lo su pr¨®rroga indefinida e incondicional puede preservar la verdadera fuerza del tratado. Durante un cuarto de siglo, el TNP ha infundido confianza a sus m¨¢s de 170 miembros en lo que respecta a las intenciones no nucleares de sus vecinos, sus rivales, sus amigos y sus enemigos. Un TNP que no sea permanente erosionar¨¢ esa confianza. Sin un compromiso global fuerte y permanente de no proliferaci¨®n nuclear, las naciones que se sent¨ªan seguras para rechazar la opci¨®n nuclear pueden pasar a considerarla necesaria para Su seguridad.
El objetivo de este important¨ªsimo tratado es garantizar la seguridad de todos y no el monopolio de armas nucleares por parte de unos pocos. Un TNP permanente favorece, a EE UU, pero tambi¨¦n a los Estados que no cuentan con armas nucleares, a los que inquietan las ambiciones nucleares de otros. Favorece especialmente a las naciones situadas en zonas de tensi¨®n. donde se vislumbra desde hace mucho la perspectiva de una costosa y catastr¨®fica carrera de armas nucleares.
Aunque EE UU lleva mucho tiempo apoyando la adhesi¨®n universal al TNP y ha apremiado a todas las naciones a unirse a ¨¦l, tambi¨¦n creemos que ser¨ªa un grave error que el apoyo a la pr¨®rroga indefinida del TNP dependa de las acciones de los Estados que permanecen fuera del tratado. Un TNP fuerte y permanente aumentar¨¢ las posibilidades de atraer a los Estados a este r¨¦gimen. EE UU tambi¨¦n admite la necesidad leg¨ªtima de los pa¨ªses sin armas nucleares de tener garant¨ªas de que renunciar a la opci¨®n nuclear no pone en peligro su seguridad. La declaraci¨®n del presidente Clinton el pasado 5 de abril en conmemoraci¨®n del 25 aniversario de la entrada en vigor del TNP, reitera la promesa estadounidense de no utilizar armas nucleares contra pa¨ªses firmantes que no las posean. Esta garant¨ªa negativa de seguridad se ha armonizado, ahora con las garant¨ªas que van a proporcionar el Reino Unido, Francia y Rusia. Las declaraciones del presidente confirman y detallan el compromiso de EE UU de ayudar a los pa¨ªses no nucleares atacados o amenazados con armas nucleares. Dicha declaraci¨®n est¨¢ en la l¨ªnea de un proyecto de Resoluci¨®n del Consejo de Seguridad de la ONU sobre garant¨ªas de seguridad elaborado recientemente por los miembros permanentes. Por vez primera, los cinco Estados nucleares est¨¢n patrocinando un proyecto de resoluci¨®n sobre garant¨ªas de seguridad positivas y negativas. Y por vez primera est¨¢n dando dichas garant¨ªas.
En su calidad de ser una de las cinco potencias nucleares miembro del tratado, EE UU se toma muy en serio sus obligaciones, descritas en el art. VI, de continuar las negociaciones pata "cesar la carrera de armas nucleares y para el desarme nuclear". Con los acuerdos START, EE UU y Rusia est¨¢n procediendo a reducir sus arsenales nucleares en dos tercios y nos hemos comprometido a ir m¨¢s lejos. El TNP proporciona los fundamentos b¨¢sicos -la aut¨¦ntica piedra angular- de nuestros esfuerzos globales de no proliferaci¨®n. Algunos Estados pueden verse tentados a condicionar la pr¨®rroga del TNP a una mayor reducci¨®n de los arsenales de las superpotencias u a otras iniciativas. Somos receptivos a sus inquietudes, pero pido a todos los miembros del TNP a que no confundan esta piedra angular con un punto, de negociaci¨®n. La mejor forma de garantizar el progreso del desarme nuclear es promover la seguridad y previsibilidad que s¨®lo un TNP permanente puede proporcionar. Cada voto afirmativo en la Conferencia de Revisi¨®n inclina m¨¢s la balanza a favor de aqu¨¦llos que buscan la resoluci¨®n de los conflictos mediante instrumentos de paz y no mediante herramientas de destrucci¨®n masiva. Cada "s¨ª" fortalece la fuerza moral de un tratado que protege la seguridad de todos, es un voto a favor del uso de la energ¨ªa nuclear para fines pac¨ªficos y para proseguir el desarme nuclear.
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