Amnesia colectiva
L¨ªbano cura sus heridas a los veinte a?os de estallar la guerra civil
Todav¨ªa existe la calle del barrio cristiano de Beirut donde milicianos falangistas acribillaron a 26 refugiados palestinos en el distrito de Ain El-Rumaneh hace exactamente 20 a?os. No hay una placa, un hito, ni el m¨¢s m¨ªnimo recordatorio de que, a todos los efectos pr¨¢cticos, all¨ª comenz¨® oficialmente la atroz guerra civil de L¨ªbano.En la deliberada ausencia de referencias a las causas, circunstancias, duraci¨®n, efectos y secuelas de d¨¦cada y media de guerra civil, hay una revelaci¨®n del car¨¢cter de un pa¨ªs emprendedor y estoico que ha optado por olvidar su pasado. "Amnesia colectiva" es el t¨¦rmino que usan y del que abusan los soci¨®logos y psiquiatras libaneses interesados en averiguar por qu¨¦ sus compatriotas no han dedicado un monumento a sus ca¨ªdos. T¨¦cnicamente, la guerra civil acab¨® en 1991, con la derrota del general Michel Aoun por las tropas sirias. Pero, extra?amente, tampoco se conmemora ese aniversario. Si no fuera porque las cicatrices de la guerra todav¨ªa est¨¢n en cada familia, ciudad, pueblo de L¨ªbano, muchos libaneses podr¨ªan hoy emplazar c¨®modamente a que alguien presente pruebas de que entre 1975 y 1991 hubo en su diminuto pa¨ªs una violenta y complicada lucha que transform¨® a Beirut en una carnicer¨ªa. Durante 15 a?os, cristianos, musulmanes, ateos, comunistas y anarquistas, extranjeros y locales -no todos guiados por el idealismo, sino m¨¢s bien por el lucro de la guerra- se mataron con entusiasmo singular.Los cristianos culpan a los palestinos. Los nacionalistas musulmanes apuntan a Israel y a EE UU, los "c¨®mplices de la gran conjura internacional" contra los ¨¢rabes. Hoy son pocos los que buscan respuestas en el examen de las enormes diferencias econ¨®micas y sociales. Por tradici¨®n, lo cristianos eran ricos y los musulmanes, sobre todo los shi¨ªes, estaban condenados a ocupar el ¨²ltimo pelda?o de la sociedad. Quiz¨¢ porque son tan tormentosos los recuerdos de una lucha que dej¨® 150.000 muertos, los libaneses han confinado la barbaridad al eufemismo de "los acontecimientos" del 13 de abril de 1975. En el L¨ªbano de hoy hay poco tiempo para mirar atr¨¢s. La mejor ilustraci¨®n de que sus ciudadanos miran m¨¢s bien al futuro la ofrece el panorama urbano de su castigada capital. Torres, edificios, opulencia por doquier. Donde hab¨ªa un tanque hay una gr¨²a o un tractor. La pavorosa l¨ªnea verde que divid¨ªa con odio a la capital en sectores de cristianos y musulmanes ha sido borrada. Los alba?iles han reemplazado a los milicianos en un multimillonario ejercicio que pretende devolver a Beirut esa nost¨¢lgica visi¨®n de inmensa prosperidad y calina. "La guerra ha acabado totalmente" dijo hace d¨ªas el ministro de Exteriores, Farez Bueiz. Sin embargo, para los palestinos, api?ados en paup¨¦rrimos campos a merced de la aviaci¨®n de Israel, y a los ciudadanos del sur de L¨ªbano, a merced de los ca?ones israel¨ªes, esa declaraci¨®n debi¨® haber tenido el tono de una broma cruel.
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