Alegr¨ªa y desaz¨®n

Leer art¨ªculos como Ciudadanos de a pie (EL PA?S, 2 de abril de 1995) me produce, por una parte, una gran satisfacci¨®n al comprobar que en algunas ciudades se llevan a cabo medidas ¨²tiles para preservar nuestro' entorno m¨¢s inmediato, al mismo tiempo que se fomenta una vida m¨¢s sana y de intercambio social entre los ciudadanos, que en definitiva es lo que todos pretendemos.Pero, por otra parte, siento una gran desaz¨®n al pensar que en Madrid damos pasos de cangrejo. ?Qu¨¦ se hace en esta ciudad, ya bastante castigada, para paliar la contaminaci¨®n? Nada. M¨¢s bien, se hace todo lo posible para aumentar las emisiones de anh¨ªdrido carb¨®nico en la atm¨®sfera. Se crean. estacionamientos y t¨²neles por doquier para agilizar la circulaci¨®n de veh¨ªculos, desaparecen los carriles bus, apenas existen calles s¨®lo para peatones, durante los d¨ªas festivos podemos aparcar pl¨¢cidamente a la puerta del Retiro y, por ¨²ltimo, parece ser que se pretende enganchar dos metros las aceras de la Gran V¨ªa. ?Para qu¨¦? Se formar¨ªan atascos interminables.

Todo esto contribuye a tener una de las ciudades m¨¢s sucias, ruidosas e inhabitables de Europa, con unos costes por contaminaci¨®n y salud alt¨ªsimos. Existen miles de razones para fomentar el transporte p¨²blico, los carriles para bicicletas y zonas c¨¦ntricas donde poder pasear sin c . coches; sobre todo si pensamos que el anh¨ªdrido carb¨®nico est¨¢ destruyendo la. capa de ozono, debido al efecto invernadero. Que las autoridades municipales contribuyan a fomentar medidas disuasorias al uso de tr¨¢fico ser¨ªa lo m¨¢s sensato.-