Los pobladores trashumantes de Guadalupe Tepeyac
El autor describe una asamblea en la que los zapatistas guadalupanos debaten qu¨¦ hacer con la imagen de la Madre Lupita
?Hace unos d¨ªas, en el pueblo ahora trashumante de Guadalupe Tepeyac, hubo una discusi¨®n. De la ciudad les lleg¨® un regalo. Entre la poca ayuda humanitaria que reciben, los "zapatistas guadalupanos" (como se nombran ellos mismos) encontraron una imagen de la Virgen de Guadalupe. Seg¨²n me cuentan, la imagen mide unos 30 cent¨ªmetros, tiene unos cordoncillos dorados y unas veladoras de colores ("Est¨¢ bonita", dice el que me cuenta). El conjunto ha generado distintas opiniones: una pol¨¦mica primero, una discusi¨®n despu¨¦s y, finalmente, una asamblea general de este pueblo que, lejos de sus casas, subiendo y bajando lomas, no se rinde, y se llama, con orgullo, "Guadalupe Tepeyac". Los lazos amarillos que adornan la imagen de la Virgen de Guadalupe fueron el motivo inicial. "Son pintados", dijo un hombre cuando los mir¨® de lejos. "No, son de oro", dijo una se?ora. R¨¢pidamente la comunidad empieza a tomar partido por uno y otro bando.La discusi¨®n se lleva a cabo a un lado de la iglesia, en un pradito que lo mismo sirve de parque de juegos que de pista de baile o, como ahora, de sal¨®n de debates. Los habitantes del poblado que este d¨ªa sirve de hospedaje temporal a los guadalupanos se mantienen al margen. Esto es cosa de los originarios de "Guadalupe Tepeyac" y de nadie m¨¢s. Hasta los milicianos, que cuidan la seguridad de su gente, se mantienen sin intervenir. Fuman y callan en un rinc¨®n de las casas, el arma sobre las piernas y la mochila lista. En alg¨²n momento (el que me cuenta todo esto no sabe decirme c¨®mo pas¨®, platica la misma escena al mismo tiempo, pero desde diversos ¨¢ngulos), la discusi¨®n deriva en si la imagen va a quedar en el pueblo que los aloja o ir¨¢ junto a los de "Guadalupe Tepeyac" cuando retornen (?cu¨¢ndo?) a sus casas. Los bandos se radicalizan y se empieza a insinuar un enfrentamiento entre hombres y mujeres: algunos varones est¨¢n porque la imagen quede como regalo de agradecimiento para el pueblo que los recibi¨®; las mujeres, que se empiezan a concentrar en n¨²mero mayor, dicen que la imagen es un regalo, que un regalo no se debe regalar otra vez porque entonces ya no es regalo, porque los regalos regalados no se regalan (el que me cuenta dice todo de corrido; yo intuyo que el argumento es m¨¢s complicado y que el que cuenta se est¨¢ ahorrando algo que es dif¨ªcil de entender y m¨¢s de explicar). Es evidente que algunos est¨¢n pensando en el peso y el bulto cuando llegue la improbable mudanza, pero las mujeres no ceden. En uno y otro bando surgen razones y oradores espont¨¢neos. El encargado del pueblo se encuentra en un lado del patio, sentado y en silencio, escuchando. En determinado momento se pone de pie y propone que el asunto se resuelva en una asamblea general. En "Guadalupe Tepey¨¢c" hacen asambleas y votaciones hasta para ver cu¨¢nto dura un baile, as¨ª que la propuesta es aclamada. El acuerdo es un¨¢nime; despu¨¦s de todo, el regalo es para el pueblo entero y hay todav¨ªa hombres rozando milpa y mujeres lavando ropa en el r¨ªo. La asamblea ser¨¢ en la tardecita, cuando el calor amaine y el fresco acaricie y alivie las pieles morenas de estos hombres y mujeres que fueron la sede, en agosto de 1994 y en enero de 1995, de la voluntad de paz de los zapatistas y que recibieron, en respuesta, decenas de tanques y helic¨®pteros, y miles de soldados que ahora ocupan sus terrenos. (S¨ª, ya s¨¦ que estoy cambiando continuamente el tiempo de los verbos, pero as¨ª me cuentan esta historia). Cuando inicia la reuni¨®n, el d¨ªa ya deposit¨® su moneda de sol en la alcanc¨ªa de las monta?as, pero hay claridad todav¨ªa como para que las velas y mecheros sean in¨²tiles. En horas previas, cada parte ha hecho labor de convencimiento entre los que no estaban. Despu¨¦s de este cabildeo (que en algunas parejas son¨® a amenaza), la asamblea repite la discusi¨®n de antes: la imagen de la Guadalupana se queda en el pueblo que les dio hospedaje, o la Virgen va donde vayan los pobladores de "Guadalupe Tepeyac". Do?a Herminia (o "Ermi?a", como dice el que me cuenta) empieza a carraspear. Todos callan de pronto, eso significa que la fundadora de "Guadalupe Tepeyac" y la m¨¢s anciana de los habitantes va a hablar. Con 100 a?os a cuestas, do?a Herminia empieza a hablar lento y quedo. Obliga a una atenci¨®n especial, por respeto y para poder escuchar lo que habla. Dice la do?a que de la ciudad vino otra vez la Virgen de Guadalupe, vino a encontrar a sus hijos y a sus hijas, a los zapatistas guadalupanos, y que como no los encontr¨®, los busc¨® monta?a arriba y lleg¨® hasta sus manos despu¨¦s de mucho andar de un lado para el otro, de abajo arriba.
Dice la do?a que la Virgen estar¨¢ cansada de tanto subir y bajar lomas, y m¨¢s con este calor que seca a santos y pecadores, y que un poco de descanso no le hace mal y que, ahora que est¨¢ junto con ellos, es bueno que la Virgen descanse un rato junto a los suyos. Pero no vino de tan lejos la Madre Lupita para aqu¨ª quedarse, no anduvo de un lado a otro, busc¨¢ndonos, para llegar a quedarse en un lugar si los guadalupanos se van para otro. La do?a piensa (y aqu¨ª todas las mujeres, y alg¨²n que otro var¨®n, asienten con la cabeza y se suman al pensamiento de la do?a) que la Guadalupana querr¨¢ estar con sus hijos y con sus hijas donde quiera que est¨¦n, y que su cansancio ser¨¢ menos grande si se cansa junto a los suyos, y que su descanso ser¨¢ m¨¢s mejor si se descansa junto a su familia, y que la tristeza le doler¨¢ menos si le duele junt¨® a ellos, y que la alegr¨ªa brillar¨¢ m¨¢s si ilumina su estar en grupo.
La do?a dice que ella piensa (ahora son m¨¢s los que asienten) que la Virgen querr¨¢ ir a donde vayan los de "Guadalupe Tepeyac", que si la guerra los avienta a las monta?as, a las monta?as ir¨¢ la Virgen, hecha soldado como ellos, para defender su dignidad morena; que si la paz los lleva de regreso a sus casas, al pueblo ir¨¢ la Guadalupana para reconstruir lo destruido. "Por eso yo te pregunto Madrecita si est¨¢s de acuerdo en ir pa donde vayamos los todos que nos re galaste", pregunta la do?a dirigi¨¦ndose a la imagen que est¨¢ al frente de la asamblea. La Virgen no responde, sigue mirando para abajo su morena mirada. Despu¨¦s de un momento de silencio, la do?a termina: "Es toda mi palabra, hermanos".
El que est¨¢ dirigiendo la asamblea pregunta si alguien m¨¢s quiere hablar. Un silencio un¨¢nime es la respuesta a su pregunta. "Se va a votar", dice, y toma la votaci¨®n. Ganan' las mujeres. La Virgen de Guadalupe ir¨¢ a donde vayan los guadalupanos.Despu¨¦s hay baile. Una marimba y la imagen morena presiden el festejo. En algunos c¨ªrculos se sigue discutiendo si los cordoncillos son de oro o s¨®lo est¨¢n pintados de amarillo. Una cumbia arranca, por los pies, a los que discuten y los lleva a la, ahora, pista de baile.
-?De manera que volvieron a ganar las mujeres! -pregunt¨¦.
-?Seguro! -dice, el que me cuenta- A una mujer no se le contradice nunca, y mucho menos cuando la primavera entibia ya las noches en las monta?as del sureste mexicano...
Que discurre sobre lun¨¢tico tema y aspira, ingenua, a que le den un lugar en las columnas cient¨ªficas de los principales diarios y revistas. Montado sobre una. voluta de humo de la pipa, subo hasta el riza m¨¢s alto de la ceiba. Es de noche y a la luna le va ganando una pena que oscurece ya un buen cacho de su figura. El Sup discurre: "La Luna es un sat¨¦lite de la Tierra. Es decir, que la Luna se pasa la vida dando vueltas alrededor de la Tierra, con el mismo tedio con que un tiovivo gira, vac¨ªo, en una feria de pueblo. La Luna no dice nada ante esta condena. Qu¨¦ va a decir, de todas formas existe la larga e invisible cadena que la ata a la Tierra y le impide salir a dar una vuelta por tantas otras estrellas y planetas. Sin embargo, aseg¨²n se puede atestiguar, la Luna no es rencorosa, no se le ocurre, por ejemplo, dejarse caer sobre la Tierra con el mismo aleteante giro de una moneda que ya viene hacia abajo para dilucidar el misterio primero: ?cara o cruz?".
El subcomandante Marcos es l¨ªder del Ej¨¦rcito Zapatista de Liberaci¨®n Nacional.
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