La obsesi¨®n del paro
Una campa?a electoral es como un espejo, y refleja una sociedad determinada en un momento determinado. La Francia de 1995 es, seg¨²n se ha visto en las ¨²ltimas dos semanas, un pa¨ªs ligeramente pesimista e inseguro, ante el porvenir, introvertido y obsesionado por el desempleo. Todo ha girado en torno al- empleo. Con m¨¢s de tres millones de parados, un mill¨®n de ellos por m¨¢s de un a?o, y todo lo que ello acarrea de marginaci¨®n, Francia, siente un ¨ªntimo temor a que cualquier cosa provoque un estallido colectivo.LOS TEMAS PROTAGONISTAS
Empleo. Los franceses est¨¢n hartos de un ¨ªndice de desempleo que, tras una d¨¦cada de aumento, lleva casi un a?o estabilizado entorno al 12,5%. Jean Paul Fitoussi, director del Observatorio Franc¨¦s de Crisis Econ¨®micas, una sociedad m¨¢s bien progresista y. muy prestigiosa, hace un an¨¢lisis del problema: "Fue correcto combatir la inflaci¨®n en los ochenta, incluso al precio de perder empleos. El error fue mantener la misma pol¨ªtica antiinflacionaria cuando los objetivos ya se hab¨ªan conseguido". El resultado es que Francia tiene una inflaci¨®n muy baja, del 1,7% anual, y un desempleo muy alto.
> Marginaci¨®n. Es la hija del desempleo. Algunos suburbios franceses est¨¢n americaniz¨¢ndose, y la pobreza ya no es patrimonio exclusivo de las capas m¨¢s bajas: las clases medias empiezan a comprobar en sus propias carnes que la p¨¦rdida de empleo puede llevar al desastre.
Salarios. La propia patronal lo reconoce: un 20% de los sueldos franceses son desproporcionadamente altos, otro 20% son razonables y un 60% son demasiado bajos,. Es el fruto de la d¨¦cada del dinero: mientras los empresarios y los cuadros dirigentes se han autoconcedido interesantes aumentos, la amenaza del desempleo ha forzado a los sindicatos a aceptar, durante los ¨²ltimos tres o cuatro a?os, pr¨¢cticamente una congelaci¨®n de salarios.
Estado del bienestar. Nadie lo cuestiona, nadie sabe c¨®mo financiarlo. La deuda p¨²blica francesa asciende a casi tres billones de francos (75 billones de pesetas), la Seguridad Social arrastra un d¨¦ficit cr¨®nico y casi un 20% de la poblaci¨®n tiene m¨¢s de 60 a?os.
Franco. A trav¨¦s de la moneda se ha hablado de una cuesti¨®n que, por lo dem¨¢s, ha permanecido ausente: Europa. El proceso de integraci¨®n enmarcado por el Sistema Monetario Europeo y el Tratado de Maastricht ha hecho necesaria una pol¨ªtica econ¨®mica de austeridad, cuyo resultado es un franco muy sobrevalorado. Las cr¨ªticas a Maastricht, muy abundantes en Francia, se hacen por la v¨ªa de la moneda.
LOS TEMAS AUSENTES
Curiosamente, los dos grandes ¨¢mbitos en que el presidente tiene competencias casi exclusivas, defensa y pol¨ªtica exterior, no han aparecido apenas en campa?a. Se habl¨¦ un poco de Bosnia, para comprobar que los principales candidatos estaban de acuerdo en mantener la pol¨ªtica desarrollada hasta ahora. Rusia, el polvor¨ªn africano, la cuesti¨®n nuclear, China... han sido apuntes a pie, de p¨¢gina. La inmigraci¨®n, tema estelar en las elecciones de 1988, ha quedado al margen, relegada.
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