La bandas paramilitares, 'ultras' encuadran a miles de norteamericanos
A. C. Movidas por un odio implacable contra el Estado, las bandas terroristas de la extrema derecha de Estados Unidos han declarado guerra contra el Gobierno que ya se ha cobrado abundante sangre en Oklahoma. Es un fascismo aut¨®ctono, con claros signos diferenciadores de los movimientos ultras en otras partes del mundo. Es tambi¨¦n un fascismo moderno, tecnologizado, con nuevos lemas incorporados a sus viejas banderas racistas y antizquierdistas.
Presentes desde hace d¨¦cadas en distintas regiones de Estados Unidos, los grupos de extrema derecha han experimentado en los ¨²ltimos dos ' a?os un r¨¢pido desarrollo, debido, en parte, a los dos acontecimientos que constituyen su principal referencia: la batalla entre un defensor de la preponderancia blanca y la polic¨ªa en Idaho en 1992 y el sangriento asalto en 1993 a la sede de los davidianos en Waco con m¨¢s de 80 muertos. Actualmente se calcula que entre 10.000 y 20.000 personas son activos militantes de bandas armadas de esa orientaci¨®n, y muchos miles m¨¢s simpatizan con sus principios y sus m¨¦todos. Las llamadas "milicias", herederos de grupos terroristas como el Ku Klux Klan y Naci¨®n Aria, est¨¢n repartidas por m¨¢s de 30 Estados del pa¨ªs.
Frustraci¨®n
Ese crecimiento responde, seg¨²n los expertos, al mismo sentimiento de frustraci¨®n y desconfianza en el Gobierno que, empuj¨® a millones de norteamericanos a respaldar en 1992 la candidatura de Ross Perot. La victoria de Bill Clinton, su pol¨ªtica social y, particularmente, su ley para prohibir varios tipos de armas de fuego excitaron a¨²n m¨¢s los sentimientos de la extrema derecha.
La defensa de las armas es la causa com¨²n de todos estos grupos. "Si pierdes tus armas dejas de ser libre", ha dicho Keith Cameron, uno de los jefes de la Milicia Michigan, el grupo al que se suponen vinculados los autores de la matanza de Oklahoma y la m¨¢s activa de todas las bandas.
Aunque son grupos de preponderancia blanca y que creen en la supremac¨ªa de esa raza, el elemento racista es ' hoy menos significativo, que en el pasado. Tampoco su ideolog¨ªa pol¨ªtica es formalmente relevante, pese a que sus prop¨®sitos coinciden a veces con las organizaciones neonazis. Su rebeli¨®n es contra los impuestos y contra cualquier forma de control gubernamental. Sin embargo, "en ¨²ltima instancia, el objetivo de estos grupos armados es el proceso democr¨¢tico en su conjunto", afirma Abraham Foxman, director de la Liga contra la Difamaci¨®n, organizaci¨®n jud¨ªa que vigila m¨¢s estrechamente que. el Gobierno la evoluci¨®n de esas bandas.
Sus integrantes son muchas veces j¨®venes cabezas rapadas y ex militares, pero tambi¨¦n se entrenan en las granjas de Michigan familias enteras de norteamericanos aparentemente normales que se han cre¨ªdo la propaganda de que un estado totalitario est¨¢ a punto de apoderarse de sus propiedades y sus vidas.
Las milicias creen que las Naciones Unidas est¨¢n construyendo, con la ayuda de China y de los restos comunistas de las fuerzas armadas de Rusia, un gran ej¨¦rcito mundial para imponer su doctrina totalitaria. En su opini¨®n, el Gobierno norteamericano es un t¨ªtere en las manos de ese gran poder diab¨®lico.
Hasta ahora, las autoridades han - hecho poco para frenarlos. En realidad, las armas con las que esas bandas se entrenan han sido adquiridas legalmente, y las milicias, como tal, no hab¨ªan participado a¨²n en ninguna acci¨®n terrorista. Pero el l¨ªder de la Milicia Michigan, John Trochmann, hab¨ªa advertido reciente mente: "No queremos un ba?o de sangre. No queremos recurrir a las balas. Pero si tenemos que hacerlo, lo haremos".
, Algunos de los miembros de, las milicias, que tambi¨¦n se, denominan "patriotas" en algunas regiones, intentan hacer compatible moralmente su fe religiosa ,con su disposici¨®n a la violencia.
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