El ¨²ltimo tren a Navalcarnero
La estaci¨®n de ferrocarril de Goya, junto al Manzanares y se cerr¨® hace 25 a?os
, A las cero, horas del 1 de julio de 1970, pronto se cumplir¨¢n 25 a?os, el reloj de la vieja estaci¨®n de ferrocarril de Goya se par¨® para siempre. Esa noche parti¨® el ¨²ltimo tren de la l¨ªnea de v¨ªa estrecha Madrid-Navalcarnero, que antes hab¨ªa llegado hasta Almorox, ya en la provincia de Toledo. Durante d¨¦cadas, los madrile?os la hab¨ªan utilizado para viajar a Campamento, Cuatro Vientos, Alcorc¨®n, M¨®stoles, Guadarrama, Navalcarnero, Villamanta, M¨¦ntrida, Alberche y Villa del Prado, un recorrido que ten¨ªa un total de 74 kil¨®metros.En los ¨²ltimos 29 a?os, el billete s¨®lo hab¨ªa subido dos pesetas y cuando se clausur¨® no llegaba a tres duros. Seg¨²n recordaba un periodista en el diario Informaciones, con motivo del cierre, esta l¨ªnea ten¨ªa "una ventaja inapreciable hoy: viajar despacio, entre pinos, entre olivos y encinas y por un puente chiquito, como una maqueta incre¨ªble casi en la ¨¦poca de los jets".
La estaci¨®n estaba situada en lo que hab¨ªa sido la finca de Francisco de Goya, la Quinta del Sordo, en la ribera del r¨ªo Manzanares, nada m¨¢s cruzar el puente de Segovia, y por eso hab¨ªa sido bautizada con el nombre del pintor.
El mismo diario Informaciones del 3 de julio de 1970 publicaba una nota de la Gerencia Municipal de Urbanismo en la que se dec¨ªa que en los terrenos liberados se construir¨ªa un parque: "De esta forma, lo que fue Quinta del Sordo y despu¨¦s estaci¨®n de ferrocarril, volver¨¢ a su primitivo ser, el de jard¨ªn, el de quinta abierta", aseguraba el rotativo.
Por desgracia, estos planes sucumbieron tambi¨¦n a la especulaci¨®n inmobiliaria de los setenta. En este sentido, el peri¨®dico Madrid fue m¨¢s realista y en un art¨ªculo comentaba: "Quiz¨¢ dentro de unos a?os, cuando alg¨²n veraneante despistado vaya a la estaci¨®n de Goya para coger el tren que va al Guadarrama, se encontrar¨¢ en su lugar bloques de viviendas". Esos bloques que adivinaba el rotativo conforman lo que es hoy la calle de Saavedra Fajardo. Del hipot¨¦tico jard¨ªn no se ve ni rastro.
Juan Carlos Payueta, un ferroviario madrile?o de 67 a?os, recibi¨® con pena la noticia de este cierre. En la estaci¨®n de Goya, Payueta hab¨ªa conseguido su primer trabajo de factor en 1946, a trav¨¦s de unas oposiciones a las que se present¨® cuando s¨®lo ten¨ªa 18 a?os, y aqu¨ª prest¨® servicio hasta 1955.
Hasta Almorox
"La estaci¨®n era bastante grande", recuerda, "sal¨ªan cinco trenes diarios, desde las ocho de la ma?ana, y se tardaba unas tres horas en recorrer los 74 kil¨®metros de Madrid hasta Almorox, porque el tren iba a una velocidad media de 20 kil¨®metros por hora. Aunque, ahora nos parezca impensable, entonces nos parec¨ªa normal, porque ten¨ªamos otra forma de vivir".
Aquellos a?os de posguerra fueron muy dif¨ªciles para el tren. El veterano ferroviario cuenta que no hab¨ªa repuestos y el material era muy viejo. "Hasta 1960, las m¨¢quinas que utiliz¨¢bamos en estas l¨ªneas eran modelos de finales del XIX, como los que aparecen en las pel¨ªculas de Harold Lloyd, con una chimenea aplastada y un cub¨ªculo donde el maquinista y el fogonero iban subidos encima del carb¨®n. En realidad, los trenes funcionaban gracias al esfuerzo del personal, porque no hab¨ªa dinero para material ni para repuestos. Ten¨ªamos que desguazar una m¨¢quina para aprovechar las piezas y arreglar otras cuatro. Los mec¨¢nicos hac¨ªan verdaderas virguer¨ªas. Y de forma asombrosa las m¨¢quinas segu¨ªan funcionando y llevando a los madrile?os a ba?arse los domingos al Alberche. Era el milagro de Espa?a".
La l¨ªnea Madrid-Almorox no se utilizaba ¨²nicamente para el transporte de viajeros, sino tambi¨¦n para mercanc¨ªas. "La estaci¨®n de Goya", rememora Payueta, "suministraba a Madrid cientos de toneladas diarias de fruta y verdura de toda la vega del Alberche, Villa del Prado y Navalcarnero. Los camiones recog¨ªan aqu¨ª la mercanc¨ªa y la trasladaban a Legazpi. Igualmente, el cemento necesario para construir los pantanos que hay alrededor de Madrid se transport¨® en esta l¨ªnea".
Al r¨ªo
Pero los mejores recuerdos de este jubilado madrile?o se remontan a la d¨¦cada de los cincuenta, cuando los domingos los trenes sal¨ªan abarrotados de excursionistas que iban a ba?arse al r¨ªo Alberche. Entonces ¨¦l se ocupaba de despachar los billetes. Se montaba en el tren, hac¨ªa unas horas como interventor, pasa a el d¨ªa en el r¨ªo junto a su novia Pilar y se volv¨ªa, de nuevo con los viajeros al atardecer.
"Era francamente agradable ver el paisaje, escuchar la risa de la gente, el bullicio de los excursionistas. Parec¨ªa que ¨ªbamos de "romer¨ªa", relata con nostalgia. Para ¨¦l, la desaparici¨®n total de esta l¨ªnea se enmarca dentro de "la poca visi¨®n de futuro que se ha tenido siempre en Espa?a con el ferrocarril. Esta l¨ªnea se pod¨ªa haber mantenido aprovechando un trazado viario que se extend¨ªa por una zona inmensa y llana que no hubiera presentado dificultades. Hab¨ªa un proyecto anterior a la guerra civil para ampliar esta l¨ªnea hasta el valle del Ti¨¦tar, que luego se paraliz¨®, por falta de dinero, pero incluso a¨²n existen algunos t¨²neles de aquella obra que luego se abandon¨®". Aunque la estaci¨®n desapareci¨® en 1.970, en los ¨²ltimos a?os se hab¨ªa ido muriendo poco a poco. De forma inexplicable, hab¨ªa logrado sobrevivir hasta entonces. Como conclu¨ªa un periodista: "La estaci¨®n de Goya hace mucho que desafiaba insolentemente a la prisa. Y la prisa hoy siempre gana".
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