Blancos, aunque sobradamente preparados

Eso de Nueva M¨²sica Americana no parece ser m¨¢s que el ¨²ltimo envoltorio dise?ado con el fin de impulsar la exportaci¨®n del folclor norteamericano, en su vertiente blanca y con un toque de modernidad. 0 sea, un intento de puesta al d¨ªa por parte de viejos estilos -country, bluegrass, hill-billy...- con la intenci¨®n proyectarlos en la multiminaria estela de Garth Brooks. Es como si aqu¨ª la rumba pasara a denominarse Nuevo Folclor Urbano-Flamenco. Cosas de la mercadotecnia.No obstante, aparte de la colonia de norteamericanos en Madrid, un buen n¨²mero de nativos de aqu¨ª, ataviados con el tradicional y simp¨¢tico sombrero vaquero, se acerc¨® a presenciar en vivo el desembarco de los americanos.

Rompi¨® el fuego Marty Stuart, un correcto compositor, cantante, guitarrista... En fin, un prodigio de pulcritud en todo, este chico de Missisipi que tuvo como maestro al gran Johnny Cash. Repertorio variado, look hiperhortera y sonrisa profiden son sus armas. Por contra, dio muestras de tener menos carisma personal que un zapato na¨²tico y su versi¨®n de Don't be cruel nos pareci¨® como para que se removieran, mosqueadas, las cenizas de Elvis.

Trisha Yearwood es otra cosa. A base de emoci¨®n vocal, un sonido leve y algo melanc¨®lico y unas baladas ciertamente hermosas, esta pelirroja mostr¨® el lado menos estridente de la m¨²sica sure?a norteamericana. Se la reclama como heredera de Emmylou Harris y Linda Ronstadt y motivos no faltan. Sus interpretaciones de She's in love with the boy, su gran ¨¦xito, y Sleep while I drive, de Melissa Etheridge, la avalan como un valor s¨®lido en este sentido.

Con un bote de laca entero puesto y alg¨²n que otro retoque, sali¨® a escena la veterana Eimmylou Harris y la sala estall¨® en un castillo de fuegos artificiales, al estilo Nashville. La artista de Birmingham, Alabama, parece reclamar para ella, a mediados de esta d¨¦cada, el trono de Reina de la country music, gracias a una carrera influenciada por el principal responsable de la evoluci¨®n de este estilo: Gram Parsons. Esta influencia del l¨ªder de los Flying Burrito, sumada a la guitarra de un genio, Albert Lee, nos permite ver ahora a una Eminylou madura, due?a del escenario y prodigiosa int¨¦rprete de cl¨¢sicos como W`heels, Making believe, Til I gain control o el cl¨¢sico de Paul Simon, The boxer. Con el contrapunto de los solos incendiarios de Lee y el respaldo de una poderosa banda, Emmylou cabalg¨® por praderas espa?olas con su m¨²sica, sin que nadie entre el p¨²blico se acordara del blues, el jazz, el soul, el funk... Era una noche de m¨²sicos blancos, aunque, eso s¨ª, excelentemente preparados.