Un edificio blanco para un museo en blanco
Se abre al p¨²blico la sede, vac¨ªa, del Museo de Arte Contempor¨¢neo de Barcelona
Miles de barceloneses visitar¨¢n durante este fin de semana el edificio, a¨²n vac¨ªo, del Museo de Arte Contempor¨¢neo de Barcelona (MACB), situado en la parte derecha de La Rambla. Lo que se abre al p¨²blico durante estos tres d¨ªas, desde ayer y hasta ma?ana, es el luminoso y blanco edificio dise?ado por el arquitecto estadounidense Richard Meier, un aut¨¦ntico alarde de arquitectura contempor¨¢nea que alguien defini¨® como "una escultura transitable" y que se presenta acompa?ado de 15 piezas escult¨®ricas y de una exposici¨®n de planos y maquetas del proyecto. El museo propiamente dicho no se inaugurar¨¢ hasta noviembre ya que a¨²n no se ha concretado su proyecto museogr¨¢fico.
"Pensamos que el edificio tiene la suficiente entidad para merecer una inauguraci¨®n propia" comentaba esta semana el alcalde de Barcelona, Pasqual Maragall -uno de los principales impulsores del proyecto-, quien ha llegado a calificar el edificio de Meier de "lugar sagrado" y "catedral laica. Maragall fue, de hecho, el que forz¨® esta preinauguraci¨®n. Le apoyaba la Fundaci¨®n MACB, entidad privada integrada por empresarios que se encarga de la compra de obras de arte para el museo. El tercer socio en el consorcio del museo, la Generalitat de Catalu?a, era m¨¢s reacia a mostrarlo vac¨ªo. Rincones y sorpresas
El edificio, cuyo coste de construcci¨®n es de 3.680 millones de pesetas, es blanco, luminoso, lujoso, dif¨ªcil, lleno de rincones y sorpresas que no se sabe muy bien por qu¨¦ est¨¢n, pero que configuran un espacio extra?o y hermoso. Toda la fachada est¨¢ recubierta de chapas de aluminio lacado blanco o de estucado tambi¨¦n blanco. Alguien comentaba que, en el contexto del barrio, hab¨ªa que ponerse gafas de sol para mirarlo. Tiene forma rectangular, con una pieza circular que atraviesa verticalmente las cuatro plantas y que articula las diferentes zonas de exposici¨®n.
Una gran pared de cristal cubre buena parte de la fachada y a trav¨¦s de ella se ven desde el exterior las rampas de acceso a las diferentes plantas. En el interior, el edificio est¨¢ estructurado longitudinalmente en tres grandes bloques. La rampa ya citada, una especie de atrio cubierto paralelo a la fachada principal que reparte la luz entre las estancias, y las salas de exposici¨®n.
?stas, a su vez, a pesar de que presentan una estructura similar en todos los pisos, parecen muy distintas ya que cada una de ellas tiene un sistema de iluminaci¨®n diferente. La constante presencia del cristal hace que desde casi todos los puntos de vista se pueda ver el exterior. "Es un edificio construido en pleno barrio antiguo, y me parec¨ªa muy importante el di¨¢logo entre el pasado y el presente, entre la historia y el momento presente", indica Richard Meier, que ha realizado numerosos museos en los que siempre impone su sello personal. "La arquitectura es una forma de arte. Ninguno de los elementos que hay en este edificio es innecesario, porque crean un espacio, hacen de m¨¦dium entre la vista de la ciudad y la obra de arte".
El director del museo, Miquel Molins -que fue nombrado hace cuatro meses en sustituci¨®n de Daniel GiraltMiracle-, se ha encontrado el edificio hecho. "Me parece espl¨¦ndido, cada vez m¨¢s bonito", comenta. "Ahora bien, es un edificio ensimismado, como todas las obras bellas, y por lo tanto es dif¨ªcil. Pero creo que agradece la relaci¨®n con las obras, sobre todo con la escultura".
"Es un museo con mucha presencia arquitect¨®nica y con una luminosidad pensada para pa¨ªses con menos luz que Espa?a", comentaba la escultora Susana Solano. "Es dif¨ªcil, porque las obras tienen que competir con una arquitectura muy evidente y esto es un reto, pero a m¨ª me gustan los espacios de reto". Una pieza de Susana Solano se presenta estos d¨ªas en el museo con otras de Oteiza, Richard Long, Donald Judd, Seirgi Aguilar, Rauschenberg, Mario Merz, Tony Cragg, Angel Ferrant, Pistoletto, G¨¹nter F?rg y Eva Lootz. Se han presentado sin ¨¢nimo de prefigurar la colecci¨®n del museo, s¨®lo como contrapunto de la arquitectura. Estas piezas se retirar¨¢n el martes, aunque la exposici¨®n sobre el proyecto arquitect¨®nico continuar¨¢ abierta.
El fin de las disputas
Tras tres a?os de disputas y pol¨¦micas, las aguas parecen haber vuelto a su cauce en el Museo de Arte Contempor¨¢neo de Barcelona. A¨²n no hay proyecto, cierto, pero al menos todos parecen estar de acuerdo en que ahora hay que dejar trabajar tranquilamente a los t¨¦cnicos y dejarse de peleas pol¨ªticas. La Generalitat de Catalu?a, el Ayuntamiento de Barcelona y la Fundaci¨®n MACB -las tres entidades que configuran el consorcio del museo- han vivido numerosos enfrentamientos durante este tiempo y las alianzas nunca estaban del todo definidas. Este periodo se ha saldado con la dimisi¨®n del anterior director, Daniel Giralt-Miracle, y el fin de las obras del edificio sin contar con un proyecto art¨ªstico.El actual director, Miquel Molins, ha prometido que presentar¨¢ su programa entre septiembre y octubre, acompa?ado de un plan de actividades hasta 1988, para que el centro pueda inaugurarse oficialmente a finales de noviembre. La fundaci¨®n privada que se encarga de dotar de obras al museo asegura disponer de 1.000 millones de pesetas para adquisiciones. Las instituciones han costeado el edificio y se hacen cargo del presupuesto ordinario, que este a?o asciende a 750 millones de pesetas.
Babelia
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