Renace la lengua de los signos contra la incomunicaci¨®n de los ni?os sordos
Los sonidos del coraz¨®n no se oyen. Pero su imperceptible sonido puede en cambio, expresarse con otras formas de la sensibilidad humana. Esa b¨²squeda de los latidos propios y los de los seres m¨¢s queridos ha adoptado un lenguaje distinto y natural, el de los signos, un veh¨ªculo contra las espec¨ªficas barreras de la incomunicaci¨®n de los ni?os sordos. La Federaci¨®n de Sordos de Catalu?a ha iniciado por primera vez un curso espec¨ªfico de lengua de signos en catal¨¢n, especialmente dirigida a padres oyentes de ni?os sordos. Este curso, pionero en Catalu?a, se imparte a, 17 padres siguiendo un programa de fa Universidad de Bristol, en colaboraci¨®n con la Confederaci¨®n Nacional de Sordos de Espa?a.En Espa?a se cifran en l125.000 las personas afectadas de sordera profunda ya proximadamente un mill¨®n con problemas auditivos. Aceptarla sordera de un hijo es el primer paso para romper las barreras de la incomunicaci¨®n f¨ªsica y afrontar a la vez otra forma de incomprensi¨®n, la distancia, que puede complicadas siempre dif¨ªciles relaciones. generacionales.
"Si no aprendo, mi hijo no me entender¨¢; ahora est¨¢ muy "contento. ?l es muy listo. Tiene 15 a?os y s¨®lo hace dos que aprendi¨®- los signos, porque hasta entonces le hab¨ªamos educado de forma integrada, oral". Para esta joven madre, Raq¨²el Rodr¨ªguez, aprender la lengua de su hijo es algo m¨¢s que una t¨¦cnica: mediante el gesto, el ni?o puede recibir su mensaje de manera natural.
"Tr¨¢eme una, flor"
"En primavera, mi hijo Jos¨¦ Mar¨ªa, de 8 a?os, deb¨ªa llevar flores a su colegio. Pero nos lo dec¨ªa con signos y nosotros no le entend¨ªamos, a pesar de que ¨¦l lo dec¨ªa bien. Al final, enfadado, se fue y pint¨® una flor". Seg¨²n Jos¨¦ Mar¨ªa Tejederas, la incomunicaci¨®n con su hijo sordo es un problema grave. "?l no entiende por qu¨¦ nosotros no le comprendemos, por eso estamos aprendiendo en familia. Los monitores acudir¨¢n incluso un d¨ªa por semana a nuestras casas". Se trata del primer curso p¨²blico, de este tipo.
En una peque?a aula del Centro C¨ªvico de Hostafrancs, los padres cambian y aprenden, en grupos de cuatro. Han cambiado, por ejemplo, su nombre, puesto que el original es intraducible a la esfera visual. Ahora se llaman Fot¨®grafo, Cara Redonda, Rizos, Flor, Labios, Fuerte, Dientes... Pero se identifican. as¨ª con un gesto cari?oso que seguramente expresa mucho m¨¢s sobre la persona designada de lo que puede decirse con palabras.
Mar¨ªa Barranco tiene dos ni?as sordas profundas de 7 y 5 a?os, Soledad y Encarna. Hasta que decidi¨® asistir a este curso hab¨ªa establecido don ellas un lenguaje simb¨®lico dom¨¦stico. Las ni?as asisten a una escuela especial y han aprendido a hablar precariamente con un logopeda- As¨ª es que, como muchos otros ni?os sordos, hablan, a su manera, pero no -Oyen, -y a menudo repiten sin entender bien el significado. -El signo ha sido una- ayuda grandiosa", explica. "Cuando empec¨¦ a comunicarme as¨ª con ellas tuve una alegr¨ªa tan grande que me entraban ganas de llorar continuamente".
La. lengua de signos como veh¨ªculo comunicativo ya se usaba entre los egipcios. Encarna Mu?oz, responsable del Servicio de Orientaci¨®n Familiar de la Federaci¨®n de Sordos de Catalu?a, afirma que su marginaci¨®n, a finales del pasado siglo, y la imposici¨®n de la "normalizaci¨®n oral" a los sordos, a pesar de que no oyen, ha significado un enorme retraso- intelectual para los grupos humanos no oyentes. La imposici¨®n de una estructura ling¨¹¨ªstica a personas que no conocen los sonidos y cuya v¨ªa de informaci¨®nes visual repercute muy negativamente en su desarrollo intelectual. Muy pocos sordos llegan a la universidad y la mayor¨ªa realizan trabajos subalternos. Algo muy injusto si se tiene en cuenta que el coeficiente intelectual no est¨¢ relaciona do con la audici¨®n.
El precio de una oralidad impuesta
"Se hizo un boicot a los signos, bajo la idea de la integra ci¨®n, pero nuestro nivel intelectual fue bajando con la ense?anza de personas oyentes. Se perdieron los modelos pe dag¨®gicos. Nos apartaron de los or¨ªgenes y, como con secuencia, la incomunicaci¨®n fue algo m¨¢s que un problema de silencio. Los j¨®venes sordos ten d¨ªamos a encontrar nos. Los los l¨ªderes siempre proced¨ªan de familias sordas, que no hab¨ªan per dido la comunicaci¨®n de signos". Quien as¨ª habla es Encama Mu?oz, de 40 a?os, sorda desde. los 6 a?os por una meningitis. Est¨¢ casada con un sordo y es madre de un hijo oyente. Para ella, la imposici¨®n del sistema oral fue un retroceso para los sordos porque antes ten¨ªan una lengua en, la que poder expresarse. Al suprimirse los colegios especiales, la incorporaci¨®n de los ni?os a las aulas escolares normales repercuti¨® parad¨®jicamente, en un mayoraislamiento."Nosotros captamos la informaci¨®n por la expresi¨®n: los ojos, las manos, utilizamos todo el cuerpo. Pero necesitamos siempre el referente de los signos. Quit¨¢rnoslo es una crueldad porque no podemos aprender bien con otra estructura. Lo importante es la comunicaci¨®n? Los padres de ni?os sordos suelen preferir, equivocadamente, que el ni?o hable a que entienda. Pero luego, en la adolescencia, los hijos tienen depresiones por falta de comunicaci¨®n. Est¨¢n solos y no tienen amigos. NI o pueden entender a los oyentes., ni tampoco a los sordos, y se sienten muy inferiores".
En cambio, pensar con el referente de signos es el ¨²nico sistema para que una persona entien da conceptos abstractos sin recurrir a las palabras. "?C¨®mo explico un concepto abstracto como libertad? La palabra no nos sirve de nada. Tengo que coger un pajarito de una jaula y dejarlo libre.. . y as¨ª puedo expresarme", con cluye Mu?oz.
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