?Qu¨¦ personaje!
Ha conducido muchas horas, est¨¢ cansada y no tiene ¨¢nimo para fiestas, pero al llegar a un pueblecito perdido en alg¨²n lugar de ninguna parte, Bridget (Linda Fiorentino) tiene que v¨¦rselas con el pelmazo de turno (Peter Berg) que le hace caranto?as, requiebros y atenciones varias. No le basta al mozo con el lenguaje cortante que emplea la chica, y vuelve a la carga: "La tengo grande como un caballo", suelta en voz baja. Bridget le mira fijo y, a su vez, le espeta: "Quiero verla", mientras con resoluci¨®n su mano enfila la direcci¨®n de la bragueta del chico. "Siempre pruebo antes de comprar" concluye no desafiante, sino ya absoluta controladora de la situaci¨®n.Este comienzo de la ¨²ltima seducci¨®n del t¨ªtulo da el perfecto tono que tiene este cuidado, ir¨®nico, decididamente espl¨¦ndido retrato de mantis religiosa con z¨¢nganos. Bridget, ya lo sabemos a esas alturas, acaba de dejar en la estacada a su marido, huyendo con unos cuantos centenares de miles de d¨®lares y dejando al hombre no ya cuitado, sino a merced de unos prestamistas sin escr¨²pulos que pronto comenzar¨¢n, por ejemplo, a exigirle el pago por el expeditivo m¨¦todo de romperle los pulgares. Bridget, lo iremos viendo a medida que transcurra la cinta, no tiene lo que se dice un s¨®lido concepto de la moral y las buenas constumbres: lo ¨²nico que le interesa es su ambici¨®n.
La ¨²ltima seducci¨®n
Direcci¨®n: John Dahl. Gui¨®n: Steve Barancik. Fotograf¨ªa: Jeffrey Jur.Producci¨®n: Jonathan Shestack. Int¨¦rpretes: Linda Fiorentino, Peter Berg, Bill Pullman, J. T. Walsh, Bill Nunn. Estados Unidos, 1994. Estreno en Madrid: cines Canciller, Rex, Luchana, Princesa y Renoir Cuatro Caminos (V.O.).
La ¨²ltima seducci¨®n es un filme que se reclama, y a mucha honra, de la gran tradici¨®n hollywoodiana de las pel¨ªculas sobre dark ladies, mujeres inquietantes, tentaci¨®n permanente para pusil¨¢nimes y fuente de perdici¨®n, entre otras cosas porque son m¨¢s listas que los machos. Mujeres que se pueden llamar Barbara Stanwyck, en Double indemnity; Lana Turner, en El cartero siempre llama dos veces, o, m¨¢s contempor¨¢neamente, Kathleen Turner, en Fuego en el cuerpo. Mujeres, en definitiva, que amenazaban la preeminencia del hombre en los tiempos del Hollywood cl¨¢sico, pero que hoy ya no son amenaza, sugiere el filme, sino sencillamente las dominadoras.
Con una organizaci¨®n absolutamente cl¨¢sica, pero al mismo tiempo enormemente efectiva de su materia narrativa, John Dahll borda un filme muy inteligente, siempre recorrido por un ¨¢cido sentido del humor y totalmente construido alrededor de un personaje sin fisuras, a quien Linda Fiorentino hace demoledoramente eficaz. Bridget / Wendy no s¨®lo es m¨¢s mala que la ti?a, sino intensamente ambiciosa, elucubradora y a varias leguas de distancia de sus oponentes masculinos. Sus maniobras parecen siempre plausibles gracias a un gui¨®n realmente espl¨¦ndido de Steve Barnacik, al cual Dahl apuntala obteniendo de sus actores una interpretaci¨®n llena de iron¨ªa. Filme a un tiempo cl¨¢sico y contempor¨¢neo, hecho con la m¨¢s absoluta independencia y sin ning¨²n atisbo de moralina, La ¨²ltima seducci¨®n demuestra la vigencia intemporal de ciertos tratamientos gen¨¦ricos que algunos cre¨ªan ya perdidos, cuando lo ¨²nico que hay que hacer para resucitarlos es simplemente creer en las bondades de sus c¨®digos, en la fuerza de su fascinaci¨®n, en las virtudes de su capacidad de diagn¨®stico sobre el presente.
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