Un acontecimiento semiclandestino

Los parisinos acaban de emerger de una larga campa?a electoral, en la que nueve candidatos, alguno de ellos francamente pintoresco, y sus caravanas propagand¨ªsticas han hurgado hasta el ¨²ltimo rinc¨®n de la ciudad. El s¨¢bado, con el buen tiempo, lleg¨® un ej¨¦rcito de turistas de todo pelaje. El domingo, mientras se votaba, una expedici¨®n de independentistas vascos se instal¨®, con ikurri?as y bocatas, ante la fachada de Notre-Dame. Ese mismo d¨ªa, por la noche, medio mill¨®n de personas se lanz¨® a la calle para celebrar la victoria de Jacques Chirac. Y s¨®lo unas horas despu¨¦s, el lunes por la ma?ana, un enjambre de presidentes, reyes y jefes de gobierno contempl¨® el gran desfile del cincuentenario de la victoria sobre el nazismo.Por Par¨ªs ha pasado mucha gente en muy pocos d¨ªas. No es extra?o, pues, que despierte poca atenci¨®n la llegada de unos cuantos miles de ma?os e ingleses. La final de la Recopa es un acontecimiento semiclandestino en un Par¨ªs saturado de acontecimientos. Ninguno de los tres grandes diarios capitalinos, Le Monde, Lib¨¦ration, y Le Figaro, dedic¨® ayer una sola l¨ªnea al encuentro de esta noche. S¨®lo el infatigable LEquipe, biblia del f¨²tbol, se hizo eco del evento. Defraudados por el fracaso del Par¨ªs-Saint Germain cuando estaba a las puertas de la Copa de Europa, a los aficionados parisinos s¨®lo les interesa las negociaciones entre Ginola y el Bar?a. Y por el Tour, que eso es sagrado.