Dos septenios de ¨¦xitos y fracasos
El 'reinado' socialista obtuvo su gran logro con la abolici¨®n de la guillotina
El balance de los dos septenios de Fran?ois Mitterrand muestra ¨¦xitos apreciables, como la construcci¨®n de la Uni¨®n Europea, la mejora de las infraestructuras, la ampliaci¨®n de las libertades c¨ªvicas y la estabilidad institucional y econ¨®mica. Pero el pasivo es tambi¨¦n importante: aumento vertiginoso del paro y la marginaci¨®n social, y auge del racismo y el ultraderechismo.Fran?ois Mitterrand asumi¨®, en 1981, el mando de uno de los aparatos administrativos m¨¢s eficientes del mundo. El Estado de la V Rep¨²blica, nutrido de los tecn¨®cratas fabricados en las Grandes Escuelas (ENA, Polit¨¦cnica y dem¨¢s) y articulado con verticalidad napole¨®nica a partir del v¨¦rtice presidencial, s¨®lo ten¨ªa un defecto: el desequilibrio constitucional a favor del poder ejecutivo. Con Mitterrand se agudiz¨® ese defecto. La descentralizaci¨®n administrativa acerc¨® alg¨²n poder al ciudadano, pero favoreci¨® la corrupci¨®n. El Parlamento, secundario desde 1959, ha alcanzado niveles de inoperancia inusuales en Europa. La judicatura, centro de atenci¨®n y protagonista de la actividad pol¨ªtica desde que empezaron a investigarse los primeros casos de corrupci¨®n, no deja de arrastrar el lastre de su dependencia del Ministerio de Justicia y, por ende, de la persona encargada de nombrar al ministro: el presidente de la Rep¨²blica. Mitterrand no fue quien redact¨® la Constituci¨®n gaullista (que ¨¦l mismo denunci¨® en su d¨ªa como "golpe de Estado permanente), pero s¨ª se sirvi¨® de ella: abus¨®, o al menos permiti¨® abusos, de los servicios secretos, como el crimen de Estado contra un buque, de Greenpeace (1985) y las escuchas telef¨®nicas ilegales ejercidas sobre numerosas personalidades (1988). Tampoco fue directamente culpable de una corrupci¨®n pol¨ªtico-financiera comparable a la espa?ola o a la italiana, y debida a factores ex¨®genos (la d¨¦cada del dinero y los problemas de financiaci¨®n de los partidos), pero s¨ª puede atribu¨ªrsele la responsabilidad de no perseguirla con ah¨ªnco.
En pol¨ªtica exterior, su trabajo en favor de la unidad de Europa culmin¨® con el Tratado de Maastricht (1991). Aproxim¨® Francia a la OTAN y Estados Unidos (guerra del Golfo, 1991) y mantuvo la tradicional pol¨ªtica francesa de intervenci¨®n militar en ?frica (Rep¨²blica Centroafricana, Chad, Ruanda, etc¨¦tera),
El balance econ¨®mico de la era Mitterrand resulta parad¨®jico: su herencia es exactamente la contraria a la que prometi¨® en 1981. Lleg¨® al poder bajo la bandera de las nacionalizaciones, la lucha contra el desempleo y la marginaci¨®n, la devaluaci¨®n competitiva y la moralidad p¨²blica 14 a?os despu¨¦s, Francia est¨¢ en plena oleada de privatizaciones, el n¨²mero de parados se ha duplicado hasta alcanzar los 3,3 millones y la exclusi¨®n social es alarmante, el franco se ha convertido en una divisa extremadamente s¨®lida y la corrupci¨®n pol¨ªtico-financiera ha sido un factor dominante en los ¨²ltimos a?os. La Francia que deja es un pa¨ªs despojado del estatalismo gaullista, con una econom¨ªa liberalizada, competitiva y estabilizada sobre unos fundamentos s¨®lidos (Moneda fuerte, inflaci¨®n baj¨ªsima y balanza de pagos positiva), aunque bajo la amenaza de un endeudamiento p¨²blico que ha aumentado un 230% en 14 a?os y ha alcanzado el 46% del PIB.
La burgues¨ªa francesa no conoc¨ªa tiempos tan felices desde el imperio de Luis Napole¨®n. En el plano industrial y de infraestructuras hay grandes logros. Mitterrand abri¨® su mandato con la inauguraci¨®n del primer TGV en 1981 y empez¨® a cerrarlo con la inauguraci¨®n del Eurot¨²nel en 1994, dio la salida en 1987 al primer avi¨®n Airbus, y asisti¨® a un espectacular crecimiento de los sectores de farmacia, qu¨ªmica, aeron¨¢utica, electr¨®nica y autom¨®vil.
Cuando se le pregunta a Fran?ois Mitterrand cu¨¢l ha sido, en su opini¨®n, el mayor logro de sus dos septenios, contesta sin la menor vacilaci¨®n: "La abolici¨®n de la pena de muerte". Francia guard¨® en el desv¨¢n la guillotina (1981), suprimi¨® el delito de homosexualidad (1982) e incluy¨® el aborto entre los servicios dispensados por la Seguridad Social (1982).
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