El Madrid cae en la trampa del l¨ªder
El M¨¦rida congel¨® el partido y gan¨® con dos goles en el tramo final
El Madrid B cay¨® en la trampa del l¨ªder. Se trag¨® todos sus faroles, no supo jug¨¢rsela cuando el rival mostr¨® alg¨²n s¨ªntoma de flaqueza y acab¨® vac¨ªo, desplumado ante la solvencia del m¨¢s fuerte. El M¨¦rida acudi¨® al choque con cara de l¨ªder, puso cara de p¨®quer y se llev¨® casi todas las mangas por la mano. Con seguridad y autoestima, rompi¨® la partida en los ¨²ltimos 15 minutos.El conjunto de Kresic manej¨® el partido a su antojo. Sali¨® haciendo, alardes, desbocado y vanidoso, ostentando su condici¨®n de virtual primera. El Madrid B aguant¨® el tipo. Tal vez fueron los 10 primeros minutos los ¨²nicos en los que los blancos supieron mirar a la cara al M¨¦rida. Jaime se adornaba. Dani, caracoleando. El vertiginoso ritmo de los comienzos hizo albergar esperanzas a la hinchada.Pero fue un cruel espejismo. Tras hacer su demostraci¨®n de poder¨ªo, el M¨¦rida opt¨® por congelar el choque. Por poco lo deja de piedra. Descuid¨® su juego de ataque, sepult¨® la alegr¨ªa de los inicios y teji¨® una cortina que impidi¨® que los madridistas alojaran un solo bal¨®n entre los tres palos en toda la primera parte. Y todo estaba calculado. La racaner¨ªa era parte del gui¨®n. El M¨¦rida escogi¨® la v¨ªa fr¨ªa para establecer las coordenadas por las que quer¨ªa que se rigiese el choque. En todo momento jug¨® sin prisas, sin nervios, con la seguridad del que sabe que acabar¨¢ rompiendo psicol¨®gicamente al adversario.
El fr¨ªo sigui¨® acechando en los primeros compases del segundo acto. El Madrid B coloc¨®. a Pedro en punta, y con ¨¦l lleg¨® el primer disparo a puerta. Manso y llor¨®n, pero al menos dio trabajo de rutina a Leal, el portero emeritense.
Fue entonces cuando el M¨¦rida decidi¨® que era el momento de apretar las tuercas. El rival estaba neutralizado, hab¨ªa tragado. Los de Kresic empezaron a mandar sus primeros avisos. Toribio abr¨ªa huecos por su banda. Sus ataques eran cada vez m¨¢s incisivos. De sus botas naci¨® el gol que rompi¨® el partido a un cuarto de hora del final.A partir de ah¨ª llegaron algunas tibias aproximaciones del Madrid B. Pedro lo intent¨® un par de veces m¨¢s, pero s¨®lo eso. No hab¨ªa nada que hacer. El segundo gol, de penalti, cerr¨® la partida. El M¨¦rida venci¨® sereno, como equipo que se sabe en Primera.
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