El Alfil separ¨® dos eras
La tormentosa gesti¨®n cultural del Ayuntamiento tiene tono ultraliberal
Unos cuantos actores sobre el es cenario del teatro Alfil en el mes de enero de 1993 generaron una revoluci¨®n sin precedentes en el ¨¢rea de Cultura del Ayuntamiento de Madrid. Pedro Ortiz, edil del ¨¢rea desde las elecciones, se fue, para dejar su asiento a la ultraliberal concejal de Medio Ambiente Esperanza Aguirre.La culpa la tuvo un enfrentamiento entre el entonces concejal de Centro ?ngel Matanzo y el propio Ortiz. Matanzo quiso cerrar el teatro Alfil cuando en su escenario se le caricaturizaba y Ortiz se solidariz¨® con los actores. El. alcalde destituy¨® a los dos.
Ortiz, un arquitecto de 40 a?os, ansiaba la cartera de Urbanismo y as¨ª se lo hizo saber a su alcalde en noviembre de 1991, a dos meses de que Madrid tomase el relevo como Capital Europea de la Cultura. Adem¨¢s, critic¨® que el PSOE tuviera tanta relevancia en el Consorcio Madrid 92 y se neg¨® a firmar el contrato de directora adjunta del Teatro Espa?ol a Mara Recatero, a la saz¨®n. esposa de Gustavo P¨¦rez Puig, director de la sala y quien la hab¨ªa nombrado. Recatero y P¨¦rez Puig siguen en sus puestos; pudieron con el concejal.
Esperanza Aguirre lleg¨® a Cultura haciendo gala de su talante ultraliberal: a mediados de 1993 anunci¨® la privatizaci¨®n del Teatro de Madrid, una sala que cost¨® al erario p¨²blico 1.300 millones inaugurada en plenos fastos del 92. "Y no lo hago con el Espa?ol por la can tidad de funcionarios que hay", lleg¨® a comentar.
Y despu¨¦s asegur¨® que la zarzuela, g¨¦nero castizo donde los haya, primar¨ªa en la programaci¨®n del Teatro de Madrid. Madrid G¨¦nero L¨ªrico se qued¨® con la concesi¨®n, adem¨¢s de con los 100 millones que le dio el Ayuntamiento. El barberillo de Lavapi¨¦s dio el pistoletazo de salida en marzo de 1994.
La relaci¨®n del PP con el teatro ha sido, por dem¨¢s, complicada. Hace poco, el propio alcalde dijo, sobre los problemas de insonorizaci¨®n del teatro Alfil: "Me interesan m¨¢s los vecinos que un negocio particular". El cierre de la peque?a sala alternativa Cuarta Pared, el 12 de noviembre de 1993, mientras el alcalde lo negaba, fue un hito sonado. Luego llegar¨ªa un extra?o idilio entre la concejal Aguirre y la coordinadora de salas, las cuales, curiosamente, resultan ser m¨¢s segura! que los grandes teatros.
Para el teatro Lavapi¨¦s, sin embargo, no hubo soluci¨®n: ,"Defenderemos y conservaremos el Patrimonio Hist¨®rico-Art¨ªstico de la ciudad" se lee en el programa electoral del PP de 199 1. En julio de 1993, el propio Ayuntamiento derrib¨® el teatro Lavapi¨¦s.Mientras, el San Isidro del PP se fue apretando escandalosamente el cintur¨®n. "Nosotros impulsamos la fiesta y luego buscamos patrocinadores", dijo el alcalde este a?o en la presentaci¨®n de las fiestas. Con Jos¨¦ Mar¨ªa ?lvarez del Manzano llegaron los mayores recortes de aportaci¨®n p¨²bli ca, que ahora es algo menos de un tercio de la que hab¨ªa cuando el alcalde se hizo cargo del bast¨®n de mando. El descenso s¨®lo se ha frenado ligeramente en las fiestas actuales (seis millones y medio de aumento respecto al a?o pasado).El Ayuntamiento pone el santo, la infraestructura de los conciertos y poco m¨¢s de la programaci¨®n oficial. Ni siquiera hay bando del ab. calde.En el programa electoral de 1991 siguen durmiendo el bono cultural en las juntas de distrito, signo de convenios municipales "con cines, teatros y salas de conciertos", la edificaci¨®n de un corral de comedias para "la Escuela Municipal de Teatro Cl¨¢sico", etc¨¦tera.
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