La lejan¨ªa del Ayuntamiento
EL PODER MUNICIPAL. La proximidad de las elecciones municipales y auton¨®micas del 28 de mayo actualiza la pol¨¦mica sobre el poder de los ayuntamientos en Espa?a. En ese debate se resumen varios de los principales problemas surgidos en 16 a?os de ejercicio democr¨¢tico de Administraci¨®n municipal. El reparto del poder local entre las grandes ciudades y los peque?os pueblos, el sistema de elecci¨®n de las autoridades en Espa?a y en Europa, la proximidad o la lejan¨ªa entre el Ayuntamiento y el ciudadano, as¨ª como diversas propuestas de reforma del sistema actual de participaci¨®n y representaci¨®n pol¨ªtica, son algunas de las cuestiones analizadas por tres especialistas en estas p¨¢ginas.
Espa?a es a la vez un pa¨ªs rural y urbano, con una elevada proporci¨®n de poblaci¨®n urbana y con un gran n¨²mero de pueblos peque?os. El 8% de la poblaci¨®n habita en los 5.909 pueblos menores de 2.000 habitantes, mientras que en los municipios de m¨¢s de 100.000 habitantes vive m¨¢s de la mitad de la poblaci¨®n. Pero el r¨¦gimen de gobierno local es el mismo para todos ellos, lo cual no deja de ser parad¨®jico. Estas caracter¨ªsticas han llevado a lo largo de los ¨²ltimos 20 a?os a serios problemas de eficacia en los ayuntamientos peque?os y a un alejamiento creciente de las inquietudes ciudadanas por parte de los gobiernos municipales de las ciudades.En los grandes municipios urbanos, tras las primeras elecciones democr¨¢ticas, la complejidad de los problemas y la inexperiencia de los nuevos concejales, condujo a que se plantearan como uno de los principales retos la gesti¨®n eficaz de los municipios que deb¨ªan gobernar, solucionando los acuciantes problemas de escasez de equipamientos, de la carencia de instrumentos urban¨ªsticos para mejorar el estado de calles y plazas y de la pervivencia de chabolas y viviendas en ruinas.
La procedencia de un nutrido grupo de concejales de los movimientos urbanos garantizaba inicialmente la proximidad con las inquietudes ciudadanas y una f¨¢cil asimilaci¨®n de las necesidades sociales de la poblaci¨®n. Ese hecho llev¨® a considerar innecesarias el establecimiento de medidas institucionales de comunicaci¨®n entre la poblaci¨®n y los elegidos. La necesaria descentralizaci¨®n de los sistemas decisorios de las ciudades espa?olas se fue postergando para mejores momentos, y los procesos de participaci¨®n ciudadana se dejaron de lado porque resultaban lentos y costosos, adem¨¢s de incrementar los problemas de la gesti¨®n. El resultado de tales plantamientos ha sido una notable mejora en la gesti¨®n municipal respecto a los a?os de la dictadura, pero ha supuesto una cierta opacidad de la misma y un distanciamiento progresivo entre los pol¨ªticos locales y las inquietudes de los ciudadanos.
Ese distanciamiento se ha visto paulatinamente acrecentado por la propia organizaci¨®n de los partidos pol¨ªticos y las caracter¨ªsticas de la ley electoral. Las listas cerradas de los candidatos se han confeccionado en las agrupaciones de los partidos pol¨ªticos por los propios concejales que en definitiva son los que dominan dichas agrupaciones, al unir a sus inquietudes pol¨ªticas los intereses personales por mantenerse en su cargo, sobre todo cuando ¨¦ste es remunerado. La renovaci¨®n se convierte as¨ª en un hecho m¨¢s bien excepcional, lo que supone tambi¨¦n una dificultad de entrada de nuevos planteamientos o de recogida de aspectos diferentes de las inquietudes ciudadanas.
Los recientes cambios de la sociedad informacional han impulsado esa tendencia. El hecho de que la propia existencia pol¨ªtica pase cada vez m¨¢s por los medios de comunicaci¨®n, lleva a primar las estrategias de imagen frente a otras consideraciones, quitando espacio a la capacidad de recoger las inquietudes ciudadanas. Los problemas que no aparecen en los medios dejan de serlo y los propios pol¨ªticos se miden por el tiempo que aparecen en las noticias de televisi¨®n, en las tertulias de la radio, o por las veces que son citados y fotografiados por la prensa. En la nueva sociedad de la informaci¨®n, lo que no pase por los medios de comunicaci¨®n no tiene consistencia pol¨ªtica. La prensa, la radio y la televisi¨®n intervienen activamente en los procesos pol¨ªticos y de gesti¨®n, siendo capaces de crear problemas y de diluirlos, de ensalzar nuevas figuras y de condenarlas con el solo hecho de recogerlas o de olvidarlas entre sus p¨¢ginas y sus im¨¢genes.
Como resultado de ese proceso los problemas m¨¢s locales o minoritarios son frecuentemente olvidados, su limitado alcance les excluye de los medios de comunicaci¨®n, y con ello les aparta de la preocupaci¨®n de los gestores., Pero a su vez la creciente fragmentaci¨®n social induce una diversificacion de los problemas. Eso refuerza el centralismo de los partidos pol¨ªticos en tomo a unos pocos l¨ªderes, cuya imagen hay que aprovechar, y explica el hecho de que se puedan plantear unas elecciones locales como si se tratara de las generales, con escasas consideraciones a los problemas concretos que condicionan la vida cotidiana de las ciudades. Este hecho es -a la vez efecto y causa de ese distanciamiento entre ciudadanos y concejales. Esta din¨¢mica exige un cambio en el sistema pol¨ªtico local; por una parte se impone una mayor descentralizaci¨®n en la gesti¨®n, con la inversi¨®n de los procesos de concentraci¨®n del poder que se han dado en los ¨²ltimos a?os. La formaci¨®n de consejos de barrio con voz en los plenos y con peque?a capacidad de gesti¨®n sobre el mantenimiento de los espacios colectivos, podr¨ªan contribuir a un desbloqueo de esa ruptura; la ley de descentralizaci¨®n italiana de 1978 podr¨ªa servir para inspirar esta propuesta.
Por otra parte, el aprovechamiento de la transmisi¨®n por cable de programas televisivos, y un desarrollo de la prensa de barrio, podr¨ªa inspirar una mayor comunicaci¨®n entre ciudadanos y concejales, tal como se est¨¢ dando ya en algunas ciudades europeas. La producci¨®n de programas y la difusi¨®n de noticias con un ¨¢mbito de barrio podr¨ªa llevar a una mayor sensibilizaci¨®n de los ciudadanos con sus problemas inmediatos y a los ediles con las inquietudes de los vecinos. Finalmente, la apertura de las listas electorales, con la posibilidad de elegir a personas de partidos diferentes, llevar¨ªa tambi¨¦n a una mayor apertura de los propios elegidos respecto a las inquietudes y los problemas locales.
Jes¨²s Leal es profesor de Sociolog¨ªa Urbana.
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