Los 'intelectuales' de Conde
Paulina Beato trabaja para el FMI y Antonio Torrero firma no haberse enterado de la situaci¨®n de Banesto
El d¨ªa de la destituci¨®n de Mario Conde y su consejo de administraci¨®n en Banesto, el 28 de diciembre de 1993, unos pocos elegidos recibieron un ejemplar, serie especial, de un libro sobre la crisis del sistema bancario. Su autor era el profesor Antonio Torrero Ma?as, catedr¨¢tico de Econom¨ªa Aplicada de la Universidad de Alcal¨¢ de Henares. Pero el trabajo no versaba sobre su banco, esto es, Banesto -donde ingres¨® como consejero por su relaci¨®n personal y comercial con Mario Conde en las postrimer¨ªas de 1987-, sino a los bancos de Estados Unidos. All¨ª, precisamente, se encuentra ahora otra compa?era de ruta de Conde, nombrada consejera de Banesto tambi¨¦n a finales de 1987 y cesada, como Torrero, el 28 de diciembre de 1993: Paulina Beato. La economista trabaja en el FMI en temas bancarios: modelos de tesorer¨ªa y otros. Su marido, Julio Vi?uela, es el consejero comercial de la Embajada espa?ola en Washington.Ambos se incorporaron al consejo del banco como miembros de una terna que, seg¨²n el cuento de Conde, supon¨ªa erigir un puente con los socialistas. El tercer miembro era Juan Belloso, que fue nombrado consejero ejecutivo primero y consejero delegado m¨¢s tarde. Mientras Torrero y Belloso ten¨ªan carn¨¦, Beato no. Pero la peque?a historia que interesa es ¨¦sta: tanto Torrero como Beato integraron el comit¨¦ de auditor¨ªa del consejo de Banesto. Torrero actu¨® como presidente, mientras que Beato era uno de los tres vocales del mismo. Fue Torrero, precisamente, quien redact¨® los Estatutos del Comit¨¦ de Auditor¨ªa que ¨¦l consejo de administraci¨®n del 30 de marzo de 1990 aprob¨®. Tres a?os despu¨¦s, el 26 de marzo de 1993, al vencer el primer mandato, Torrero sigui¨® al frente de dicho comit¨¦, as¨ª como Beato. Vicente Figaredo y Juan Jos¨¦ Abaitua sustituyeron a C¨¦sar de la Mora y a Rafael P¨¦rez Escolar.
Los Estatutos adoptados establec¨ªan que el comit¨¦ deb¨ªa reunirse cuando cualquiera de sus miembros lo considerase necesario y, como m¨ªnimo, con una periodicidad trimestral. Sus objetivos eran "entender sobre la idoneidad de los sistemas de control interno, supervisar el cumplimiento de normas de control interno, conocer el desenvolvimiento de los medios relativos a la informaci¨®n que se facilite al consejo de administraci¨®n, en particular, a las cuentas y estados financieros".
Todo esto puede parecer balad¨ª. Pero no lo es. Las funciones del comit¨¦ eran "conocer la planificaci¨®n global del trabajo a realizar por la auditor¨ªa interna, contribuir a que ¨¦sta compruebe la eficacia y el cumplimiento de las normas de control interno, procurar la coordinaci¨®n". Y, por ¨²ltimo, un punto crucial: "Disponer que la auditor¨ªa interna ampl¨ªe su investigaci¨®n a asuntos determinados que excedan de las funciones legales de dicha auditor¨ªa, cuando as¨ª se estime conveniente para el mejor control del Banco Espa?ol de Cr¨¦dito o de algunas de sus empresas participadas".
Pero a¨²n falta la guinda para un decorado perfecto. Entre las facultades concedidas al comit¨¦ estaban las siguientes: "Mantener total independencia de la direcci¨®n, dependiendo directamente del consejo de administraci¨®n, pudiendo someter a dicho consejo, a la comisi¨®n ejecutiva o a cualquier otro organismo las propuestas que estimen oportunas; obtener sin limitaci¨®n alguna cuantos datos, informes o documentaci¨®n considere precisos; conocer la iniciaci¨®n y desarrollo de las inspecciones practicadas por el Banco de Espa?a, el ministerio de Econom¨ªa u otras autoridades administrativas o de cualquier orden; recomendar que las distintas unidades y servicios subsanen o rectifiquen las deficiencias se?aladas por la inspecci¨®n y por las auditor¨ªas interna y externa".
Todo esto fue papel mojado. Seg¨²n declar¨® Torrero el pasado 13 de febrero ante el juez Manuel Garc¨ªa-Castell¨®n, "como presidente del comit¨¦ su funci¨®n era la de intentar impedir que las nuevas operaciones financieras
[?] se realizaran cuando no hubiera soporte tecnol¨®gico e inform¨¢tico". El profesor, pues, encuentra justificada su actuaci¨®n. Lo mismo sucede cuando narr¨® al juez "que la ¨²nica comunicaci¨®n que el banco recibi¨® del Banco de Espa?a y que el declarante recuerde que se leyera en el consejo fue una de finales de l992". Y tampoco intervino en el plan de saneamiento de 1993 que se present¨® ante el Banco de Espa?a "porque no fue consultado", ya que "fue elaborado por pocas personas del banco". Torrero, pues, era un espectador m¨¢s que cobraba, seg¨²n declar¨®, unos 16 millones brutos.
Una de las personas que trabaj¨® en el plan de saneamiento fue Paulina Beato, quien declar¨® al juez haber ganado una media de 40 millones de pesetas al a?o en Banesto, se explic¨® as¨ª el pasado 24 de febrero: "Manifiesta que cree que desde que empezaron a redactar este programa no se comunic¨® a los dem¨¢s miembros del consejo de administraci¨®n".
En efecto, durante tres meses, se ocult¨® al consejo de administraci¨®n que se negociaba un nuevo plan con el Banco de Espa?a. Paulina Beato particip¨® en el plan porque Mario Conde necesitaba junto al entonces consejero delegado Enrique Lasarte a una persona con excelentes relaciones en el Banco de Espa?a.
Enlace con el Banco de Espa?a
Compa?era de estudios de Jos¨¦ P¨¦rez, director general de la inspecci¨®n, y alumna de Luis ?ngel Rojo, gobernador, su cometido fue el servir de presunto enlace entre ambas partes. "El Sr Lasarte -declar¨® Beato- le dijo que hab¨ªa que efectuar un nuevo programa de saneamiento, debido, seg¨²n cree recordar, a que la inspecci¨®n del Banco de Espa?a manifest¨® que exist¨ªan problemas adicionales". Mientras Torrero no tuvo conocimiento de la carta que Jos¨¦ P¨¦rez envi¨® a Banesto el 6 de septiembre de 1993 en la que informaba sobre irregularidades contables en el balance de 1992 que deb¨ªa reflejar p¨¦rdidas en lugar de beneficios consolidados, Beato s¨ª. Los otros dos miembros del comit¨¦ de auditor¨ªa, Vicente Figaredo y Juanjo Abaitua, desconocen, seg¨²n dijeron al juez, los requerimientos del Banco de Espa?a.
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