Carmen Sandi, historia de una cient¨ªfica desencantada
El investigador joven encuentra problemas casi 'insuperables' para trabajar en Espa?a
Carmen Sandi est¨¢ buscando una beca europea para salir nuevamente de Espa?a, desencantada de un sistema universitario y cient¨ªfico que no le permite seguir ejerciendo su vocaci¨®n a pesar de la gran cantidad de dinero p¨²blico invertido en su formaci¨®n. Se siente v¨ªctima de un sistema que fomenta la formaci¨®n de j¨®venes cient¨ªficos como imprescindible para despertar la ciencia en Espa?a y luego no les permite insertarse en ¨¦l m¨¢s que por la v¨ªa funcionarial.
Esta santanderina de 34 a?os ha publicado casi 30 art¨ªculos en revistas cient¨ªficas internacionales y ha obtenido sin problemas becas para largas estancias en el extranjero. En octubre de este a?o se le termina el "contrato de reincorporaci¨®n", obtenido tras una selecci¨®n, que le ha permitido continuar su trabajo sobre los efectos fisiol¨®gicos del estr¨¦s en el Instituto Cajal del Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas (CSIC), en Madrid.Desde que termin¨® el doctorado, en 1989, Sandi se ha presentado a todas las plazas que cre¨ªa adecuadas a su especialidad. Luch¨® con todas las armas posibles contra la endogamia imperante en la Universidad y sucumbi¨® en las escas¨ªsimas plazas convocadas por el CSIC en su ¨¢rea ante la avalancha de candidatos espa?oles sobresalientes procedentes del extranjero.Sandi se queja de una sociedad universitaria que olvida su funci¨®n investigadora en demasiadas ocasiones y no valora los m¨¦ritos investigadores de un cient¨ªfico -expresados sobre todo por baremos muy claros de publicaciones de impacto internacional- por encima de los docentes como manda la ley desde 1986. "Ya no espero nada", dice.
Oposici¨®n repetida
Su ¨²ltimo acto burocr¨¢tico ha sido presentar un recurso ante el rector contra su eliminaci¨®n en la oposici¨®n a profesor titular de psicobiolog¨ªa en la Universidad Aut¨®noma de Madrid. Es la segunda vez, porque la oposici¨®n tuvo que repetirse en marzo pasado tras ganar ella el recurso contencioso administrativo contra el resultado de la oposici¨®n original, en 1990. "El juez afirmaba en su sentencia que hay que cumplir la ley, que dice que los m¨¦ritos investigadores cuentan m¨¢s que los docentes y que no se puede dejar de dotar una plaza porque ¨¦stos ¨²ltimos sean escasos; mi ¨²nica oponente en la oposici¨®n no hab¨ªa publicado nada en revistas internacionales con impacto y yo ten¨ªa ocho art¨ªculos como primera firmante", afirma Sandi. Para ello se basa en el ¨ªndice de citaci¨®n (Science Citation Index), aceptado internacionalmente.
Al repetir la oposici¨®n, de nuevo ella sola contra el candidato del departamento, "la comisi¨®n juzgadora elabor¨® unos criterios en los que volvi¨® a primar la actividad docente" contin¨²a Sandi. Pese a su m¨¢xima puntuaci¨®n por m¨¦ritos cient¨ªficos, como en 1990, no consigui¨® ni un voto de los tres miembros del tribunal. Sandi recuerda asombrada que tras valorar como "excelente" su actividad investigadora, un miembro de la comisi¨® hizo constar en 1990: "Temo que su posible incorporaci¨®n a la universidad supusiese una interrupci¨®n de sus investigaciones".
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