La Corte Suprema chilena procesa a dos militares acusados del asesinato de Carmelo Soria
La Segunda Sala de la Corte Suprema de Chile resolvi¨® ayer por tres votos contra dos procesar a un coronel retirado y a un suboficial del Ej¨¦rcito, como autor y c¨®mplice, respectivamente, del asesinato del ciudadano espa?ol Carmelo Soria, cometido en 1976 por agentes de la DINA, la polic¨ªa pol¨ªtica del r¨¦gimen del general Augusto Pinochet. El tribunal superior admiti¨® as¨ª parte de una de las tres apelaciones presentadas por el abogado Alfonso Insunza, representante de la familia Soria, rechaz¨® las otras y abri¨® la posibilidad de que se haga justicia en el caso.
La sorpresiva resoluci¨®n favorable a los querellantes dej¨® en condici¨®n de reos al coronel Guillermo Salinas, como autor del crimen, y al suboficial Jos¨¦ R¨ªos como c¨®mplice, ambos miembros de la Brigada Mulch¨¦n de la DINA, responsable del asesinato de Soria. Deneg¨®, en cambio, la corte la petici¨®n de procesar a los oficiales del Ej¨¦rcito Jaime Lepe, Pablo Belmar y Patricio Quilhot, tambi¨¦n miembros de la citada brigada.Rechaz¨® tambi¨¦n la Corte Suprema una petici¨®n de extradici¨®n del estadounidense Michael Townley, ex agente de la DINA en cuya residencia se cometi¨® el crimen, y de procesar a los ex jefes de este organismo, el general retirado Manuel Contreras y el brigadier Pedro Espinoza, por el delito de obstrucci¨®n a la Justicia.
En sus fundamentos, el voto de mayor¨ªa de la resoluci¨®n judicial enumera las declaraciones de siete testigos directos e indirectos y se remite a la autopsia. Seg¨²n el fallo, queda demostrado en el proceso que Soria fue secuestrado, conducido a la casa de Townley en Santiago de Chile, donde fue torturado y asesinado.
Despu¨¦s, los asesinos quisieron "ocultar el delito simulando un desbarrancamiento del autom¨®vil Volkswagen de propiedad del ofendido, ocasionado, asimismo, por un forzado estado de ebriedad del conductor". Estos hechos, sostuvo el tribunal, "constituyen el delito de homicidio calificado" y del proceso "fluyen presunciones fundadas" para procesar a Salinas y R¨ªos.
Los dos jueces que votaron contra el procesamiento de Salinas y R¨ªos se basaron en que los elementos probatorios no son suficientes para extraer de ellos "las presunciones fundadas requeridas por la ley".
El fallo provoc¨® alegr¨ªa en los querellantes y los familiares de Carmelo Soria. "Estoy muy contenta", dijo en los tribunales Cannen Soria, hija del exfuncionario de las Naciones Unidas. "Esto reci¨¦n comienza. Es un buen auspicio", agreg¨®. En su opini¨®n, la resoluci¨®n del alto tribunal debe infundir confianza a los familiares de v¨ªctimas de violaciones a los derechos humanos. "Es una clara muestra de que los tribunales de justicia han acogido nuestra verdad" se?al¨®. Sin embargo, la hija de la v¨ªctima lament¨® que el resto de los miembros de la Brigada Mulch¨¦n no hayan sido procesados.
El abogado de la familia Soria, Alfonso Insunza, advirti¨® que apelar¨¢ ante el juez instructor, Eleodoro Ortiz, para que pida que Townley declare en el proceso. "Me parece un fallo importante. La parte querellante se encuentra contenta con esta resoluci¨®n, porque permite seguir investigando y determinar la verdad y la justicia", afirm¨®. Insunza asegur¨® anoche a EL PA?S que "esto es s¨®lo la primera etapa. Queda mucho camino por recorrer", y a?adi¨®: "Vamos a seguir hasta el final". El abogado indic¨® que los dos procesados pueden llegar a ser condenados a penas que oscilan entre cinco y 10 a?os y en un tono comedido expres¨® su confianza que la decisi¨®n de la Corte Suprema no provoque reacciones negativas en las filas militares. "Hay que esperar que el fallo sea acatado por el Ej¨¦rcito [todav¨ªa dirigido por Pinochet] y que ¨¦ste colabore con la Justicia", dijo Insunza.
El procesamiento de dos militares por un asesinato cometido durante la dictadura pinochetista elevar¨¢, sin duda, la tensi¨®n pol¨ªtica que vive Chile ante otro fall¨® que debe dictar de manera inminente la Corte Suprema, en relaci¨®n al proceso por el asesinato de Orlando Letelier, ex ministro de Exteriores del r¨¦gimen de Salvador Allende. De. producirse una sentencia condenatoria, dos altos oficiales del Ej¨¦rcito podr¨ªan ir a la c¨¢rcel: el general Manuel Contreras, ex jefe de la DINA (cuyo nombre tambi¨¦n aparece en el caso Soria) y el brigadier Pedro Espinoza.
Pobre Chile
Soria sali¨® alrededor de las 17.45 del 14 de julio de 1976 desde su oficina de la CEPAL manejando su Volkswagen Escarabajo. Alrededor de 45 minutos despu¨¦s fue detenido en una esquina del barrio Providencia por dos miembros de la Brigada Mulch¨¦n disfrazados de carabineros. La operaci¨®n era vigilada por al menos un tercer integrante de la brigada en un Fiat 125.El entonces mayor -hoy es general retirado- Ra¨²l Iturriaga llam¨® al estadounidense Michael Townley, tambi¨¦n agente de la DINA, para avisarle que trasladaban un detenido a su domicilio, una elegante residencia en el barrio Lo Curro, que serv¨ªa de cuartel a la brigada. ?sta estaba integrada por capitanes del Ej¨¦rcito y dos suboficiales, adem¨¢s de Townley.
All¨ª, en el s¨®tano, interrogaron a Soria sobre sus v¨ªnculos con el partido comunista. Supon¨ªan que ¨¦l era un correo que ayudaba a traer dinero a la resistencia chilena. Lo torturaron de forma brutal, aplicandole electricidad y golpes. Su ¨²nica, respuesta era prof¨¦tica: "Pobre Chile, pobre Chile", les dec¨ªa Soria.
En medio de las torturas le quebraron el cuello haciendo palanca contra el pelda?o de una escalera. El jardinero de la residencia debi¨® limpiar al d¨ªa siguiente la mancha de sangre que qued¨® en el s¨®tano, seg¨²n testific¨® en Roma, la semana pasada, en otro juicio contra la DINA.
Los miembros de la brigada -Guillermo Salinas, Jaime Leppe, Patricio Quilhot, Juan Delm¨¢s, Jos¨¦ R¨ªos y Jos¨¦ Aqueveque- trasladaron el cuerpo de Soria hasta el cercano cerro San Crist¨®bal. Lo empaparon con licor y arrojaron el coche por un barranco, que cay¨® hasta un canal.
La primera versi¨®n policial indic¨® que Soria hab¨ªa muerto en estado de ebriedad. La verdad tard¨® 17 a?os en emerger desde las sombras, gracias a la persistencia de la familia de Soria y a la investigaci¨®n judicial.
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