El procesamiento de dos militares pone fin a la impunidad del Ej¨¦rcito chileno

La negativa de la Corte Suprema a aplicar la ley de amnist¨ªa en el caso Carmelo Soria, el espa?ol asesinado en 1976 por la DINA, polic¨ªa-pol¨ªtica de Pinochet, sorprendi¨® a todos. Con la resoluci¨®n de procesar a un coronel y un suboficial del Ej¨¦rcito, por una estrecha mayor¨ªa de tres votos contra dos, el alto tribunal actu¨® en contra de lo que fue su pr¨¢ctica habitual desde 1978, cuando el r¨¦gimen militar aprob¨® la ley que ha dejado impunes la mayor¨ªa de las violaciones de los derechos humanos.

[El ministro de Defensa, Edmundo P¨¦rez Yoma, denunci¨® ayer que desde la extrema derecha se intenta agitar a los militares y tambi¨¦n hay grupos de ultraizquierda que buscan alterar la tranquilidad en relaci¨®n al caso Letelier, el asesinato en Washington de Orlando Letelier, ministro de Exteriores del Gobierno de Salvador Allende, informa Efe.]En medio del clima de expectaci¨®n creado por el pr¨®ximo fallo definitivo del caso Letelier, en el que est¨¢n condenados en primera instancia los dos jefes m¨¢ximos de la IDINA, la se?al que entreg¨® la corte es significativa. Muchos jueces, amparados en que la amnist¨ªa s¨®lo excluy¨® el crimen de Letelier, durante a?os se limitaron a sobreseer los casos en que estaban implicados militares, sin procesar previamente a los responsables.

?sta era la f¨®rmula que tanto el Ej¨¦rcito como los abogados de derechos humanoscre¨ªan que se aplicar¨ªa con los militares de la brigada Mulch¨¦n de la DINA, que asesin¨® a Soria. Pero los - jueces decidieron procesar por homicidio calificado al coronel Guillermo Salinas, como autor, y al suboficial Jos¨¦ R¨ªos, como c¨®mplice, ambos retirados del Ej¨¦rcito, y no hacerlo con tres coroneles -entre ellos Jaime Lepe, muy cercano a Pinochet- miembros de esa brigada.

La corte eligi¨® procesar a los militares retirados y no a los activos. Rechaz¨® declarar reos a los ex jefes de la DINA y entregar al estadounidense Michael Townley, ex agente de este organismo, en cuya residencia fue asesinado Soria.

El abogado de la familia Soria, Alfonso Insunza, afirm¨® que la importancia del fallo reside, justamente, en que el tribunal rechaz¨® aplicar la amnist¨ªa, como pidieron los abogados de los militares. [En Madrid, el Gobierno espa?ol expres¨® su "satisfacci¨®n" por la sentencia, que considera un importante paso para que se haga justicia"].

El general Fernando Torres, auditor general del Ej¨¦rcito, admiti¨® que le sorprendi¨® el fallo. "No me lo esperaba, por que la amnist¨ªa y la prescripci¨®n son dos hechos notorios en el proceso" dijo el militar.

Insunza estudia apelar ante el juez instructor, Heliodoro Ortiz, para que Townley declare por exhorto en el proceso, puesto que en su reciente testimonio en Italia por el atentado de la DINA contra el ex vicepresidente chileno Bernardo Leighton aport¨® nuevos datos.

En declaraciones contradictorias, los magistrados han dicho que la resoluci¨®n sobre las apelaciones de ambas partes a las condenas de siete y seis a?os de prisi¨®n para el ex jefe de la DINA, el general retirado Manuel Contreras, y el ex jefe de operaciones de ese organismo, el brigadier Pedro Espinoza, puede ser hoy, el lunes o hasta el mi¨¦rcoles.

Al explicar el malestar de los generales del Ej¨¦rcito sobre el caso Letelier, que se reunieron dos veces esta semana para demostrarlo, Torres dijo que proviene "de haber convertido un hecho jur¨ªdico en un hecho pol¨ªtico". El Ej¨¦rcito ha procurado sin ¨¦xito hasta ahora generar un di¨¢logo con el Gobierno que le d¨¦ garant¨ªas sobre los alcances de la resoluci¨®n. A los militares les preocupa que a partir del fallo se desate un juicio hist¨®rico al Gobierno de Pinochet.

Por otra parte, las declaraciones a la cadena estadounidense Univisi¨®n del ex agente de la DINA Oswaldo Romo quien admiti¨® las torturas aplicadas a los detenidos y dijo no estar arrepentido, provocaron nuevas reacciones. Univisi¨®n censur¨® parte de lo que afirm¨® Romo ante las c¨¢maras: cortar con tenazas los dedos de un prisionero para saber si estaba vivo o sacarle los ojos. En una repercusi¨®n inesperada de su testimonio televisado, su abogado renunci¨® a defender al torturador.