La dinast¨ªa Domecq, en el ruedo

JUAN MORA Poco se imaginaba Pierre Domecq Lusteau lo que iba a dejar detr¨¢s suyo cuando traslad¨® a mediados del siglo pasado su residencia de Francia a Jerez para hacerse bodegero. Fue el origen de una dinast¨ªa cuya quinta generaci¨®n pisa esta tarde el ruedo de Las Ventas.

Los Domecq, ya desde la segunda generaci¨®n, se dedicaron a la cr¨ªa del caballo y el toro. Fue Jos¨¦, uno de los cinco hijos de Pierre, el primero en adquirir una ganader¨ªa, que actualmente es la de Ben¨ªtez Cubero. Las de los otros hijos, Juan Pedro y Pedro, perduraron a trav¨¦s de sus descendientes y hoy son titulares de ocho hierros.

Adem¨¢s, otras muchas se han formado a partir del encaste Domecq. La de Juan Pedro no asiste a San Isidro; sin embargo, los toros que m¨¢s han salido en la feria son los de La Cardenilla -ocho entre la corrida y los sobreros-, ganader¨ªa formada con reses de Juan Pedro Domecq.El titular de este hierro argumenta que sus reses son las preferidas para formar ganader¨ªas "porque sale un toro que permite hacer grandes faenas a las grandes figuras". Juan Pedro Domecq revela que el toro se modela a gusto del ganadero: "Hubo un tiempo en que el toro ten¨ªa un exceso de fiereza que hac¨ªa muy dif¨ªcil el toreo art¨ªstico. Le dejamos la justa, pero ahora estamos en un bache, porque no transmite sensaci¨®n, de peligro. Hay que devolverle fiereza".