El ministro poeta
El se?or Atienza, ministro de Agricultura, tiene un lado simp¨¢tico: muestra debilidad por la poes¨ªa. Bajo su mandato se publicaron a principios de este a?o en el Bolet¨ªn Oficial del Estado, el polo opuesto del romance, la d¨¦cima real y el soneto, unas ¨®rdenes ministeriales en verso. Pero a la vista de sus sermones a los pescadores andaluces, para que celen en su boicot de la importaci¨®n de productos marroqu¨ªes, creo que ¨¦l no fue el inspirado vate autor de administrativos ripios. Tras dos semanas de acciones ilegales en los puertos de Algeciras y M¨¢laga por parte de algunas cofrad¨ªas de pescadores, parece que las autoridades han decidido por fin emplear la Guardia Civil para proteger a personas que nada tienen que ver con la negociaci¨®n de Espa?a con el Gobierno de Marruecos en materia de derechos de pesca.Parec¨ªa la cartera de Agricultura un puesto de tout repos, que dicen los franceses enemigos de la fresa de Lepe. El sector primario ocupa s¨®lo el 8,6% de la poblaci¨®n activa (aunque hacen m¨¢s ruido que si fueran el qu¨ªntuple) y produce no m¨¢s del 4,6% del PIB. De ando a un lado la miner¨ªa, que como se sabe no causa problemas, el resto del sector goza de abundantes subvenciones comunitarias a la producci¨®n y al barbecho, riega con agua gratis (cuando no se agota por despilfarro normal en un bien escaso pero sin precio) y es la patria del Plan de Emplo Rural y el gas¨®leo subvencionado.
El se?or ministro, sin embargo, no gana para versos. La misma violencia que nuestros pescadores est¨¢n haciendo a. los productos marroqu¨ªes del campo y del mar nos la hacen los franceses con lo que all¨ª exportamos.. La Comunidad Europea descubre fraudes en la importaci¨®n de carne buena y barata de Latinoam¨¦rica, que alg¨²n desaprensivo ministerial, con la complicidad de emprendedores empresarios, ha resellado como si fuera comunitaria, para venderla al m¨¢s alto precio que hemos de soportar los. consumidores europeos. Y, tras sufrir el asalto de los bous armados del Departamento de Pesca del Canad¨¢, tiene el ministro que aguantarla retorsi¨®n de los marroqu¨ªes de porqu¨¦ Espa?a vet¨® el acuerdo preferencial de la UE con el reino alauita.
En cuestiones de forma, los canadienses se comportaron peor que los marroqu¨ªes: emplearon indebidamente la fuerza en aguas territoriales, mientras que nuestros vecinos y en realidad primos hermanos no hacen m¨¢s que negociar el precio de lo que es suyo. Los que empleamos la fuerza indebidamente somos ahora los espa?oles. El ministro Atienza no aparece ante las c¨¢maras con un flet¨¢n entre los brazos sino con unas met¨¢foras entre los labios. Le he o¨ªdo por la radio decir a los violentos que contra, derecho vac¨ªan camiones, devuelven contenedores, bloquean puertos, las siguientes atinadas palabras. "Para la negociaci¨®n con Marruecos, el emplear una. t¨¢ctica de tierra quemada es tirar piedras contra nuestro propio tejado".Ya s¨¦ que mis lectores, siempre indulgentes, estar¨¢n dispuestos a leer entre l¨ªneas y habr¨¢n comprendido lo que dice el ministro. Pero el artesano que soy y que cree que escribir es limpiar continuamente, sostiene que no se pueden convertir las cenizas en piedras para luego lanzarlas sobre un tejado de cristal y as¨ª segar la hierba bajo los pies de los pesqueros de arrastre.
En cuestiones de fondo, los espa?oles tenemos raz¨®n frente a los franceses y a su presidente Chirac, dispuesto como est¨¢ a proteger el pastizal, la besana, el sarmiento y la c¨¢ntara contra desaprensivos extranjeros. Pero la hemos perdido hace tiempo en materia de pesca: nuestros pescadores son conocidos por lo fino de sus artes y por dejar el fondo del mar como tierra quemada. Si queremos pescar, tendremos que constituir empresas mixtas con los pa¨ªses ribere?os y acatar las normas y la inspecci¨®n internacionales: y ello mientras no me hagan caso y se llegue a la subasta de derechos de pesca, como se hace con los de explotaci¨®n petrolera de la plataforma continental.
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