Obsesi¨®n enternecedora
Ni siquiera la portentosa capacidad de leer a los dem¨¢s, aun a riesgo de no poder releerse a s¨ª mismo, que ha demostrado el se?or Javier Tusell puede superar con un diez la prueba de resumir en unas diez l¨ªneas una decena de novedades acumuladas durante una semana. A este imponderable atribuyo la dificultad que experimento para reconocer mi obra Pasionaria y los siete enanitos mediante el diagn¨®stico que establece el se?or Tusell. Paso por alto la poquedad adjetival de un historiador que no disculpar¨ªa en un poeta o novelista cuando califica el libro de entretenido, pero deduzco que me ha le¨ªdo en diagonal o ni siquiera eso cuando dice que Blancanieves, es decir, Pasionaria, queda mejor que los enanitos. Ni mejor ni peor. No se trata de eso. Por ejemplo: ?queda mejor Pasionaria que su hijo Rub¨¦n, uno de los enanitos? Tampoco como trasfondode la obra aparece esa "...amargura por la desaparici¨®n de un mundo en que las hero¨ªnas rom¨¢nticas revolucionarias eran posibles" que ha detectado el se?or Tusell con m¨¢s riesgo que cuenta. Al contrario. Me congratulo tanto de que no haya condiciones hoy para que se reproduzca ning¨²n culto a la personalidad, como para que sigan apareciendo h¨¦roes comunes rom¨¢nticos que traten de cambiar las relaciones de dominaci¨®n, sean personales, sociales o internacionales sin falsificar la historia. En cualquier caso agradezco la preocupaci¨®n del se?or Tusell por mi capacidad de amargura que me recuerda la de aquellos pensadores jesuitas solazados ante los ateos con angustia e indignados ante los ateos sin angustia como Gide. Soy un ateo sin angustia y un izquierdista sin amargura que sale esta vez, amablemente, al paso de las repetidas, enternecedoramente obsesivas dedicaciones del se?or Tusell a mi obra, desde una envidiable capacidad todo terreno que le permite exteriorizarlas sea en Abc, La Vanguardia o EL PA?S con tan estimable frecuencia. Espero que alg¨²n d¨ªa estas publicaciones me permitan corresponder a la gentileza del se?or Tusell brind¨¢ndome la posibilidad de aplicar mis buenas intenciones cr¨ªticas a los libros de mi prodigioso perseguidor.-
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