Hathaway, revisitado
"Decididamente, Henry Hathaway nunca tuvo suerte con los historiadores del cine", afirman Bertrand Tavernier y Jean-Pierre Coursodon en 50 anys de cin¨¦ma am¨¦ricain. Y es bien cierto. Hathaway rod¨® muchas pel¨ªculas, m¨¢s de 60, algunas de las cuales son hoy monumentos que todo cin¨¦filo con memoria admira, sin que parad¨®jicamente le hayan servido para elevar su cotizaci¨®n historicista.Aunque haya que convenir que El beso de la muerte, rodado en 1947, ha pasado a las antol¨®gicas del cine por una escena de crueldad inaudita, aquella en la que un t¨¦trico, ahienado Richard Widmark precipitaba escaleras abajo a una anciana paral¨ªtica,
No menos duro y directo resulta El sabor de la muerte, que ha rodado Barbet Schroeder, un cineasta especialmente dotado para la intriga. Lejos de amilanarse ante la idea de recrear uno de los filmes m¨ªticos del thriller de todas las ¨¦pocas, Schroederprocede con inteligencia, amparado en un buen texto previo del escritor Robert Price.
El sabor de la muerte
(Kiss of death). Direcci¨®n: Barbet Schroeder. Gui¨®n: Robert Price. Fotografia: Luciano Tovoli. M¨²sica: Trevor Jones. Producci¨®n: B. Schroeder, R. Price y Susan Hoffman. Estados Unidos, 1995. Int¨¦rpretes: David Caruso, Nicholas Cage, Samuel L. Jackson, Helen Hunt, Michael Rapaport. Estreno en Madrid: Lope de Vega, T¨ªvoli, Novedades, Aluche, Vaguada, Florida, Cristal, Albufera.
El resultado es un filme duro y directo, que s¨®lo epis¨®dicamente hace concesiones a un cierto (mal) gusto de los tiempos, como estirar m¨¢s de lo aconsejable alguna secuencia. Schroeder no se aparta mucho de la l¨ªnea de trabajo de Hathway, de forma que tanto lo que tiene que ver con la concepci¨®n del papel que la violencia desempe?a en la vida del hombre en sociedad como en su manejo de la puesta en escena se dir¨ªa deudor de H. H.: ve¨¢se la secuencia de la muerte de Bev, la esposa del protagonista -estupendo David Caruso- y las circunstancias que la propician.
Pero Schroeder no se limita a copiar a Hathaway, ni mucho menos. Sus aportaciones, desde el punto de vista del desarrollo de un gui¨®n bien estructurado, no son pocas: la creaci¨®n de un clima de hostigamiento que afecta al personaje, mero juguete en manos del destino, se demuestra siempre inteligente; su trabajo con los actores es impecable hasta el punto -m¨¦rito hist¨®rico, a fe- de obtener de Nicolas Cage un trabajo m¨¢s que aceptable.Su visi¨®n de en qu¨¦ consiste un buen remake resulta, finalmente, de gran eficacia: releer una trama funcional y plausible a la luz de unas circunstancias hist¨®ricas completamente diferentes a las del original. ?Qu¨¦ m¨¢s puede pedir?
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