"No puedo creer que haya pasado"
Los m¨¦dicos espa?oles de la tragedia de Mostar cuentan el drama vivido
ENVIADO ESPECIALA la habitaci¨®n en la que muri¨® el lunes Mercedes Navarro, la administradora de M¨¦dicos del Mundo asesinada el lunes en su casa de Mostar Oeste, se le cort¨® el aire. Todo est¨¢ como qued¨® despu¨¦s de las fat¨ªdicas cuatro de la tarde del lunes: el ordenador cerrado, as¨ª sin profanar, un walkman con cascos desparramados, dos carpetas con t¨ªtulos de orden -contratos, contabilidad...- garabateados a mano en la mesa. Detr¨¢s de la silla hay un ventanal de cristal doble en el que anidan tres agujeros de bala. La pared est¨¢ aguijoneada por el rebote de los casquillos de un par de cargadores de kal¨¢shnikov.
En la terraza, detr¨¢s de la mesa, se mecen dos cuerdas de tender con un par de pinzas en espera de ropa. En la repisa de la ventana, sobresale un pin azul de la organizaci¨®n M¨¦dicos del Mundo. En el suelo a¨²n hay sangre aguada. "No me puedo creer a¨²n que esto haya pasado", dice Alberto Fern¨¢ndez Liria, psiquiatra, quien result¨® herido en la espalda. "Qui¨¦n me iba a decir que despu¨¦s de viajar con frecuencia a Konjic [al norte de Mostar, en la l¨ªnea de confrontaci¨®n] el que iba a dispararme era mi propio vecino", asegura postrado en la cama del hospital. "Estoy fastidiado porque casi no me puedo mover, pero estoy muy contento de estar vivo".
Alberto y Amila, una de las traductoras, escaparon de puro milagro a la muerte. Saltaron por el balc¨®n -dos metros y medio de altura-, cuando Ilija Mikulic entr¨® a tiros en la habitaci¨®n. "Mercedes no se movi¨®, creo que por un segundo no entendi¨® nada, estaba paralizada", relata Dina, otra de las traductoras. "Le meti¨® al menos dos tiros a quemarropa, en la espalda", explica Paco, madrile?o, otro de los m¨¦dicos psiquiatras.
"Yo estaba en la cocina"
"Cuando entr¨® [Mikulic] en la casa, yo estaba en la cocina. Le v¨ª llegar por la ventana. No dio tiempo a nada. Me tir¨¦ al suelo. ?l no se dio la vuelta. Pas¨¦ de largo persiguiendo ciego a Alberto y Amila. Si me hubiera descubierto ahora estar¨ªa muerto. De eso estoy seguro". Es la historia de Paco, pelo cano, barba de dos d¨ªas, cara desencajada, ojos rojizos de tanta l¨¢grima y tanta rabia. "Para m¨ª la misi¨®n se ha terminado( ... )No puedo entrar en esa casa que huele a p¨®lvora".
"Nunca hab¨ªamos tenido problemas con ¨¦l", afirma Alberto. ?l y Paco corroboran por separado cada maldito minuto. "Ese d¨ªa, a mediod¨ªa, le salud¨¦ como de costumbre. No me respondi¨®", relata Alberto. "Comentamos durante la comida que [el vecino] estaba muy raro. Al final me acerqu¨¦ con Amila para saber qu¨¦ le pasaba, para ver si hab¨ªa alg¨²n malentendido, pens¨¦ que entre vecinos no puede haber enfados o cosas as¨ª. Pero me recibi¨® con un pu?etazo y una patada. Muy excitado grit¨® "?Quiere saber que me pasa? Ahora lo vas a saber" y sac¨® de inmediato el fusil. Nosotros echamos a correr hacia la casa". Paco recuerda bien los gritos. "Alguien dijo: 'Por Dios que nos va a matar a todos'. Despu¨¦s de disparar sobre Mercedes y Alberto [le dio cuando hu¨ªa tras saltar la ventanal] sali¨® a la calle y sigui¨® disparando como un poseso una hora contra los vecinos, contra todo el mundo. Fue terrible".
En esa hora, Ilija mat¨® a un hombre que iba en coche e hiri¨® a una n¨ª?a y tres muchachos. Al final, la polic¨ªa croata le peg¨® un tiro cuando estaba parapetado en su jard¨ªn. Las primera informaciones se?alaron por error que el asesino se suicid¨®. Mikulic ten¨ªa entre 40 y 50 a?os. Viv¨ªa con su madre y su hijo. "Ahora, despu¨¦s de lo sucedido, nos vamos enterando de cosas... como que hace dos a?os le expulsaron de los javeos [HVO, ej¨¦rcito de los croatas bosniosl".
"A pesar de todo volver¨ªa a venir. No me arrepiento de este trabajo", confiesa con voz calma Alberto en otro momento.
En la habitaci¨®n contigua a la colectiva de Alberto, cuatro m¨¦dicos, dos del batall¨®n espa?ol y dos de M¨¦dicos del Mundo, hablan sobre la evacuaci¨®n de Alberto a Espa?a. "Est¨¢ completamente fuera de peligro", dice Paco, "pero ha perdido mucha sangre y no hay que precipitarse". Alberto, tras recibir la bala por la espalda, se arrastr¨® hasta unos matorrales en espera de socorro. Ten¨ªa orificio de salida en la ingle. La bala le ha roto el coxis, parte de la pelvis y el p¨²bis. Pas¨® muy cerca de la femoral.
La decisi¨®n de los m¨¦dicos es un¨¢nime: esperar 24 ¨® 48 horas m¨¢s. El problema, dicen, no es llevarle a Madrid, pues el batall¨®n espa?ol est¨¢ bien equipado m¨¦dicamente, sino los 50 kil¨®metros hasta Dracevo. Alberto est¨¢ preocupado por su mujer. "Dec¨ªdle que no venga, por favor".
El cuerpo sin vida de Mercedes est¨¢ desde la madrugada del lunes en el mortuorio de Split. All¨ª espera la autopsia. El traslado del cad¨¢ver podr¨ªa realizarse hoy mismo. En Espa?a hay un avi¨®n H¨¦rcules dispuesto a partir en cuanto se solucionen las ¨²ltimas trabas burocr¨¢ticas.
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