El Albacete arrincona al Valencia
El equipo de Floro empata en Mestalla y se perfila como finalista
De ocho, cero. Este es el bagaje del Valencia cuando se ha enfrentado a equipos dirigidos por Benito Floro. Comienza a nacer en Mestalla una leyenda sobre el t¨¦cnico que pas¨® su adolescencia en Valencia. El Albacete, por primera vez en semifinales de Copa, est¨¢ dispuesto a seguir rompiendo fronteras. Ayer dio un paso decisivo al empatar ante un Valencia sumido en una profunda depresi¨®n, superado por la responsabilidad de fiarlo todo a este partido. El choque m¨¢s importante del a?o, como lo defini¨® Parreira, registr¨® la entrada m¨¢s pobre de la temporada. Y el p¨²blico, que parti¨® esta vez incondicionalmente con su equipo, acab¨® mostrando el pulgar hacia abajo a todo lo que fuera vestido de blanco.Descarg¨® el Valencia una buena dosis de adrenalina en los primeros minutos con la intenci¨®n de arredrar al Albacete. El tipo de avalancha con la que se ha abierto paso en la competici¨®n copera. Esta vez, sin embargo, era un ataque atribulado, sin pizca de claridad. De modo que el Albacete ni se inmut¨®. Rest¨® importancia al asunto. Se vio claro que la eliminatoria no se resolver¨ªa en un ataque furibundo. Dispuso Floro su tela de ara?a en el centro del campo y esper¨® pacientemente que las moscas valencianistas cayeran en la misma. No tardaron m¨¢s de cinco minutos. Uno tras otro los centrocampistas blancos se enmara?aron en la red, ante el regocijo de Floro.
No pod¨ªa prever, no obstante, el t¨¦cnico visitante que un solo disparo le proporcionar¨ªa tama?o bot¨ªn: el gol. El fantasma del fracaso volvi¨® a aparecer en Mestalla. El Albacete sacaba brillo al libro de Floro.
Un golpe de suerte, en cambio, transform¨® el partido tras el descanso. La inocente mano de Fradera en su propia ¨¢rea articul¨¦ la reacci¨®n del Valencia, que apel¨® al orgullo de sus hombres para volcar la elimintatoria. Entr¨® Salenko en lugar de Penev y la hinchada, que no quer¨ªa un delantero por otro, lanz¨® toda su ira contra el t¨¦cnico. Mestalla entera alz¨® su voz contra el presidente exigi¨¦ndole la marcha de Parreria.
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