Armas no letales
EE UU y China, entre otros pa¨ªses, desarrollan sistemas para dejar fuera de combate al enemigo sin matarlo
Son las armas de la paz fr¨ªa. Las municiones para el nivel m¨¢s bajo de disuasi¨®n y para desarrollar la diplomacia coercitiva de nuestros d¨ªas. Las espec¨ªficamente dise?adas para operaciones de mantenimiento de la paz, para lograr "la par¨¢lisis estrat¨¦gica de una naci¨®n hostil" -como eufem¨ªsticamente denominan sus promotores norteamericanos el bloqueo electr¨®nico de un pa¨ªs-, para hacer frente a acciones terroristas o para misiones de contrainsurgencia. Son las llamadas armas no letales, las NLW (non lethal weapons, en ingl¨¦s), las siglas de moda en el nuevo arsenal militar, porque no matan al enemigo, tan s¨®lo lo incapacitan para la batalla, para la amenaza e incluso para la resistencia. Rifles que disparan rayos l¨¢ser que ciegan a los soldados enemigos, microondas de alta potencia que destruyen sistemas electr¨®nicos, virus inf¨®rm¨¢ticos, infrasonidos capaces de provocar ataques de epilepsia, espumas paralizantes y agentes qu¨ªmicos que corroen cualquier material forman parte del cat¨¢logo.No son inventos fruto del delirio de un cient¨ªfico loco ni los trucos de una pel¨ªcula de ciencia ficci¨®n. Son las armas de un futuro que ya est¨¢ aqu¨ª. Jos¨¦ Manuel Orza, investigador de la estructura de la materia, del Centro Superior de Investigaciones Cient¨ªficas (CSIC), recuerda que los rayos l¨¢ser para marcar objetivos se utilizan desde hace ya tiempo y advierte que su empleo como arma "puede quemar y producir ceguera, incluso para el soldado que lo dispara, si no est¨¢ protegido, por el reflejo, ya que act¨²a en una longitud de onda da?ina para el ojo humano".
Rifles que dejan ciego
El mes que viene el Gobierno de EE UU decidir¨¢ si lleva adelante la producci¨®n en serie de algunos de estos ingenios, como el llamado laser countermeasure system (LCMS), que montado en un fusil de asalto es capaz de disparar un rayo -silencioso, invisible y de efecto inmediato- que destruye la retina de una persona a un kil¨®metro de distancia.En el a?o 1992 se firm¨® el contrato para su producci¨®n y se calcula en 80 millones de d¨®lares (unos 10. 000 millones de pesetas) el coste de su puesta en servicio en 1998.
Sin embargo, no es Estados Unidos el ¨²nico en desarrollar este tipo de armas. La investigaci¨®n del l¨¢ser con fines militares empez¨® en los a?os setenta. La Uni¨®n Sovi¨¦tica comenz¨® su desarrollo en el laboratorio nuclear de Arzam¨¢s 16, pr¨®ximo a la ciudad de Nizhni Novgorod, con intenci¨®n de encontrar una alternativa a las armas at¨®micas -en los a?os ochenta las tripulaciones de aviones norteamericanos fueron deslumbradas por rayos l¨¢ser disparados desde buques sovi¨¦ticos- y el Reino Unido -hizo lo propio con pilotos argentinos durante la guerra de las Malvinas en 1982. Es m¨¢s, China acaba de presentar en una feria de armamento celebrada recientemente en el sureste asi¨¢tico, seg¨²n informa el prestigioso Jane's Defence Weekly, el L¨¢ser Port¨¢til Perturbador ZM-87, un arma de menos de 35 kilos de peso capaz de cegar a un combatiente enemigo a tres kil¨®metros de distancia. La propia OTAN cre¨® en enero de 1994 un grupo de estudio sobre armas no letales.
Su bautizo de fuego lleg¨® con la guerra del Golfo. En abril de 1992 la revista norteamericana Aviation Week & Space Technology revel¨® uno de los muchos secretos de aquel conflicto. La primera noche de la Tormenta del Desierto, misiles de crucero Tomahawk lanzaron una lluvia de carretes de fibras de carbono, que cayeron como serpentinas sobre las principales centrales el¨¦ctricas de Bagdad provocando un fenomenal cortocircuito en los sistemas de defensa antia¨¦rea iraqu¨ª. Las plantas quedaron intactas -m¨¢s tarde ser¨ªan bombardeadas-, pero su reparaci¨®n hizo perder a Irak las primeras 72 horas de la guerra. Queda a¨²n por resolver otro misterio no letal: el llamado s¨ªndrome del golfo, la extra?a enfermedad que afecta a m¨¢s de 40.000 veteranos estadounidenses y 500 brit¨¢nicos. Los s¨ªntomas est¨¢n claros -dolores en las articulaciones, mareos, problemas digestivos y respiratorios-, pero las causas son a¨²n una inc¨®gnita: ?fueron expuestos a gases venenosos del enemigo o, por el contrario, se les suministraron vacunas y medicinas experimentales para contrarrestar el eventual empleo iraqu¨ª de armas qu¨ªmicas, como sostiene el senador Jay Rockefeller?
El empuj¨®n definitivo para el desarrollo norteamericano de estas armas lleg¨® tras los acontecimientos de Somalia a fines de 1993, cuando cascos azules paquistan¨ªes abrieron fuego contra la multitud y mataron a 20 civiles, y el tr¨¢gico final del asalto del FBI al rancho de los davidianos en Waco (Tejas) ese mismo a?o. Ambos casos llevaron al Pent¨¢gono a considerar urgente la puesta en servicio de estas armas y a usarlas en el futuro. Concretamente estuvieron a punto de hacerlo cuando la retirada de tropas de la ONU en Somalia a principios de este a?o. Otro de los escenarios posibles, propuesto ya por el senador democr¨¢ta Sam Nunn, es la antigua Yugoslavia.
?Implican las armas no letales una revoluci¨®n de la doctrina militar? ?Cambiar¨¢n el panorama de la guerra? El general Alberto Piris se muestra esc¨¦ptico: "Creo que es uno de los casos en los que la investigaci¨®n va por delante de las necesidades militares. Por una parte, suponen un gasto horrendo en investigaci¨®n y desarrollo y, por otra, en el fondo del combatiente siempre funcionar¨¢ la l¨®gica de matar antes de que te maten. Es m¨¢s, para muchos soldados es superior el horror a la mutilaci¨®n que a la muerte. Son armas destinadas a convertirse en material antidisturbios".
No opina as¨ª el Comit¨¦ Internacional de la Cruz Roja, que ha calificado las nuevas armas de "especialmente crueles" y ha pedido que sean prohibidas en la conferencia sobre el tratado de armas convencionales que se celebrar¨¢ en Viena en septiembre. Para la Cruz Roja, esa virtud de que son armas que no matan s¨®lo servir¨¢ para que proliferen sin control. "Que los heridos queden ciegos o inv¨¢lidos de por vida no creo que sea un avance para la civilizaci¨®n", ha dicho Louis Doswald-Beck, asesora de la organizaci¨®n humanitaria.
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