Gonz¨¢lez, sucesor de Gonz¨¢lez
El t¨ªtulo no es un retru¨¦cano ni una paradoja. Es una realidad. Gonz¨¢lez necesita un sucesor. Pero ninguno mejor que Gonz¨¢lez mismo, si bien no es el mismo Gonz¨¢lez. En 1993 se acabaron las mayor¨ªas absolutas. Se precisaba un cambio de actitud. Gonz¨¢lez dijo haber "entendido el mensaje". Dos a?os m¨¢s tarde ve que no basta el entendimiento si no se convierte en acci¨®n pr¨¢ctica. En este plazo crece la solicitud de relevo; solicitud que no tiene por qu¨¦ admitirse sin m¨¢s.Gonz¨¢lez es un activo importante del PSOE. Aparte de otras consideraciones sobre su categor¨ªa y competencia, sirve para ganar elecciones. ?Por qu¨¦ buscarle un sucesor? La petici¨®n es l¨®gica para la oposici¨®n y los medios vinculados a ella: hay que eliminar a quien no se puede derrotar. En los medios m¨¢s neutrales se trata de avivar el cotarro informativo. Por ¨²ltimo, en el interior del PSOE se busca justificar las actitudes minoritarias e influir en la correlaci¨®n de fuerzas.
?Por qu¨¦ buscar relevo?
Pero el relevo carece de sentido. El PSOE no ha perdido a¨²n unas elecciones legislativas. En las recientes municipales y auton¨®micas ha quedado bien parado, dadas las adversas circunstancias, en gran medida gracias a Gonz¨¢lez y su invitaci¨®n a "derrotar a las encuestas". El PP no ha obtenido el abrumador triunfo que ped¨ªa Aznar en tr¨¦molos nacional-espa?oles que recordaban a Gil Robles y la CEDA y ha tenido que contentarse con una semivictoria que sus incondicionales no logrado convertir en entera. La ¨²nica organizaci¨®n que ha perdido de verdad ha sido IU. Es poco probable que un hombre tan huero y fatuo como Anguita extraiga las l¨®gicas consecuencias, lo cual acelerar¨¢ la desparici¨®n de esta fuerza, aunque eso es otro an¨¢lisis.?Por qu¨¦, pues, buscar sucesor a Gonz¨¢lez?
Si se permite el excurso organicista, los partidos son seres vivos y, como seres vivos, carecen de procedimientos n¨ªtidos de renovaci¨®n. La Secretar¨ªa General no tiene l¨ªmite de mandatos, que abarcan los pe¨ªodos entre congresos. As¨ª que s¨®lo habr¨ªa dos modos de sustituir a Gonz¨¢lez: 1?) por decisi¨®n del propio interesado; 2?) por decisi¨®n de un congreso de su partido.
La primera queda descartada. Aunque a veces haya tenido tentaciones de abandonar, Gonz¨¢lez quiere seguir, agotar la legislatura, presentarse en 1997 y ganar. En ello tiene el apoyo de quienes reaccionamos frente a la campa?a de infamias y demagogia que se ha desatado en los ¨²ltimos tiempos en contra de su partido, de su gobierno y de ¨¦l mismo; el apoyo de quienes no admitimos la ley de los linchadores. Es, incluso, m¨¢s que un apoyo; es una exigencia moral. Gonz¨¢lez condensa la tradici¨®n de integridad y la eficacia de la izquierda en Espa?a frente a la incalificable alianza que, aprovechando las circunstancias, pretend¨ªa sepultarlas. Tiene la obligaci¨®n de dejar bien asentada esa tradici¨®n y muy claro que la estructura moral del socialismo sigue en pie, a pesar de los avatares. Irse ahora equivaldr¨ªa a abandonar, a doblegarse a los matones, a reconocer como verdad la mentira. Tiene que contiuar y renovarse, permitiendo que la ¨¦tica de la convicci¨®n prevalezca sobre la de la responsabilidad.
Otra segunda cosa ser¨ªa una decisi¨®n del congreso del PSOE. Para que se diera, ¨¦ste tendr¨ªa que desautorizar la gesti¨®n de la omisi¨®n Ejecutiva o exigir de Gonz¨¢lez la responsabilidad pol¨ªtica por la corrupci¨®n. Veamos: la gesti¨®n de la Ejecutiva no se puede desautorizar porque ha sido la que el congreso anterior aprob¨®. El Gobierno socialista, como toda empresa humana, ha tenido errores y aciertos pero, en general, pesan m¨¢s los aciertos que los errores, al menos en lo que a modernizaci¨®n de nuestra sociedad, solidaridad y justicia social se refiere.
?Exigir¨ªa el congreso una hipot¨¦tica responsabilidad pol¨ªtica de Gonz¨¢lez por la corrupci¨®n, los Gal y el "largo etc¨¦tera" que tan donosamente recitan sin parar Aznar, Anguita y los imparciales medios que sirven al primero y se sirven del segundo? Cosa absurda fuera. Por muchos y ¨¦ticamente dudosos distingos que algunos bachilleres establezcan entre la presunci¨®n penal de inocencia y la presunci¨®n pol¨ªtica de culpabilidad, Gonz¨¢lez har¨¢ bien en no dimitir como presidente del Gobierno ni como Secretario General por los presuntos delitos de otros. Porque lo que se busca con la dimisi¨®n, por la vagarosa "responsabilidad pol¨ªtica" es acusar de corrupto y asesino al socialismo en su conjunto. Algo que ning¨²n dem¨®crata puede aceptar, sea o no socialista. Y, a mayor abundamiento, no los socialistas.
Otra cosa ser¨¢ que, poco a poco y de modo org¨¢nico, como Burke dec¨ªa que crec¨ªa la libertad, vaya perfil¨¢ndose un sucesor. Y en tanto se produce el relevo es bueno que haya competencia entre quienes tengan la leg¨ªtima ambici¨®n de suceder a un dirigente de la talla humana y moral de. Gonz¨¢lez. Corren, s¨ª, el riesgo de quemarse en el intento porque nadie discutir¨¢ el derecho y el deber de Gonz¨¢lez de presentarse a las elecciones de 1997 y ganarlas. Y, una vez producida esa victoria, ?qui¨¦n le negar¨¢ la justa compensaci¨®n de llevar al socialismo hasta el a?o 2000?
Despu¨¦s de esa fecha, ancha ser¨¢ Castilla.
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