Recuento socialista
LOS COMICIOS municipales y auton¨®micos del 28-M han puesto de relieve tanto el marcado retroceso de los socialistas frente al PP como su notable capacidad para mantener la fidelidad de un considerable segmento -casi la tercera parte- del cuerpo electoral. El an¨¢lisis excesivamente complaciente de los resultados realizado en un primer momento por los portavoces del Gobierno y de la Ejecutiva del PSOE subray¨® de forma unilateral la importancia de ese suelo de votantes, atribuy¨¦ndole voluntaristamente un car¨¢cter rocoso de naturaleza inmodificable. El aumento de los sufragios socialistas respecto a las europeas de 1994, presumiblemente como consecuencia de la mayor participaci¨®n (casi un 10%), y la reducci¨®n a cuatro puntos de la ventaja del PP sobre el PSOE en los comicios municipales, ha inducido tambi¨¦n a algunos socialistas a suponer que pueden darle la vuelta a las urnas en las futuras legislativas, tal y como lo hicieron en 1993.Los hechos, sin embargo, son obstinados y hacen poco plausible esa rosada visi¨®n del futuro. Victoriosos por mayor¨ªa absoluta s¨®lo en Castilla-La Mancha, los socialistas han perdido el gobierno regional de cinco comunidades aut¨®nomas (Madrid, Valencia, Murcia, La Rioja y Arag¨®n) y necesitar¨¢n el apoyo de IU para mantener el control de otras dos (Extremadura y Asturias). El generalizado retroceso en el ¨¢mbito regional se reflejar¨¢, a trav¨¦s de la designaci¨®n de senadores por las asambleas auton¨®micas, en la p¨¦rdida de su condici¨®n de primer grupo parlamentario en la C¨¢mara alta en beneficio del PP. Frente al arrollador triunfo de los Populares en 44 capitales de provincia, el PSOE ha ganado por mayor¨ªa absoluta s¨®lo en La Coru?a y Gerona y precisar¨¢ de acuerdos con otras fuerzas para retener Barcelona, L¨¦rida y San Sebasti¨¢n. El retroceso en los comicios municipales afectar¨¢ tambi¨¦n al ¨¢mbito provincial: los socialistas s¨®lo tienen seguras cinco de las 23 diputaciones que hasta ahora controlaban. En t¨¦rminos globales, el PSOE ha perdido en 1995 nueve y ocho puntos respecto a las elecciones auton¨®micas y municipales de 1991; todo hace suponer que el PP utilizar¨¢ sus nuevas parcelas de poder auton¨®mico y municipal, que incluyen la administraci¨®n de cifras billonarias, para influir clientelistamente -igual que ha hecho el PSOE- sobre el voto de las pr¨®ximas legislativas.
Ese sombr¨ªo panorama explica sobradamente la preocupaci¨®n, de los socialistas m¨¢s realistas ante los re sultados del 28-M y las manifestaciones de descontento surgidas en los sectores m¨¢s cr¨ªticos, conscientes de la enorme importancia que ha tenido el poder local para la consolidaci¨®n del PSOE. El primer problema, con que se enfrentar¨¢ hoy el Comit¨¦ Federal socialista ser¨¢ analizar si las p¨¦rdidas electorales proceden de una eventual de rechizaci¨®n del Gobierno (como afirman los guerristas) o de fen¨®menos relacionados m¨¢s bien con la corrupci¨®n y el desgaste de poder (como sostienen los renovadores). El espectacular crecimiento del PP y el fracaso de la estrategia de IU para adelantar a los socialistas en las urnas llevan a la conclusi¨®n de que la hemorragia se produce m¨¢s en el centro que en la izquierda.
El segundo problema ser¨¢ aclarar si Felipe Gonz¨¢lez continuar¨¢ siendo el candidato de los socialistas a la presidencia del Gobierno en las pr¨®ximas elecciones; si la respuesta es negativa, designar a la persona encargada de sustituirle al frente de las listas es una tarea urgente, dado que las inc¨®gnitas acerca de la fecha de disoluci¨®n del Parlamento se mantienen vivas y no dependen s¨®lo del PSOE. El tercer problema ser¨¢ clarificar la pol¨ªtica de alianzas en el nivel auton¨®mico y municipal; aunque los acuerdos con IU ocupan un lugar preferente en la agenda, tampoco cabe descartar los eventuales pactos con fuerzas regionalistas en Canarias, Arag¨®n y Navarra. Finalmente, las exigencias de algunos dirigentes socialistas para que Felipe Gonz¨¢lez cambie el Gobierno y la negativa del jefe del Ejecutivo a darles satisfacci¨®n aumentar¨¢n las tensiones entre guerristas y renovadores.
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