Los Quince quieren que la reforma de la UE para la ampliaci¨®n al Este tenga mayor transparencia
ENVIADO ESPECIAL Si en la gestaci¨®n del Tratado de Maastricht hubo secretismo, en su reforma todo ser¨¢ transparencia. Con este bello prop¨®sito de implicar a las opiniones p¨²blicas en el dise?o de la Europa del siglo XXI empez¨® ayer sus trabajos el Grupo de Reflexi¨®n, que prepara la Conferencia Intergubernamental (CIG) prevista para reformar, en 1996, el Tratado de la Uni¨®n. Los Quince, presididos por el espa?ol Carlos Westendorp, acordaron su principal objetivo: preparar a la Uni¨®n Europea (UE) para su ampliaci¨®n a los pa¨ªses del Este. El representante brit¨¢nico no decepcion¨®: advirti¨®, ya desde el principio, que ser¨¢ inflexible en su defensa del derecho de veto.
Esparcieron ceniza en sus cabellos, arrepentidos de "haber explicado mal a los ciudadanos las negociaciones preparatorias del Tratado de Maastricht", raz¨®n por la cual "surgieron tantas cr¨ªticas", como dijo el presidente del grupo, Carlos Westendorp. Una de las prioridades de los representantes personales de los ministros de Exteriores que forman esta c¨¦lula de reflexi¨®n ser¨¢, pues, la transparencia. Que todos sepan "qu¨¦ hacemos y por qu¨¦ lo hacemos".
El qu¨¦ qued¨® claro en la primera reuni¨®n. Se trata de perfilar una reforma de la UE determinada y precisa. Justo "la necesaria y suficiente" -se ignora a¨²n si ser¨¢ de gran calado o bien una reformita-, para hacer frente a la ampliaci¨®n hacia los pa¨ªses del Este europeo, los b¨¢lticos, Malta y Chipre. Es decir, una Uni¨®n con un m¨ªnimo de 27 miembros.
El representante brit¨¢nico, David Davis, aprovech¨® el envite para pregonar las excelencias de la flexibilidad sin l¨ªmites, lo que responde a la vieja teor¨ªa de John Major de una Europa a la carta en la que cada uno asumir¨ªa las pol¨ªticas comunes que le apeteciesen y rechazar¨ªa el resto. Pero el propio Westendorp respondi¨® p¨²blicamente a la pretensi¨®n de extender los opting out (rechazo a asumir una pol¨ªtica com¨²n por un pa¨ªs o varios), al afirmar que ello "conlleva el riesgo de convertir a la Uni¨®n en un queso de Gruy¨¨re, lleno de agujeros, lo que es contrario al objetivo de preservar lo que tenemos en com¨²n". El presidente del grupo, sin romper su equilibrio institucional, sugiri¨® tambi¨¦n la inconveniencia de prolongar el estatuto separado del Reino Unido en pol¨ªtica social, que le fue reconocido en Maastricht.
Con claridad que todos agradecieron, Davis anunci¨® tambi¨¦n su radical oposici¨®n a "las discusiones teol¨®gicas" y a reducir la capacidad de veto de los Estados miembros. "Me opondr¨¦ a cualquier extensi¨®n del voto mayoritario", advirti¨®. El problema se plantea sobre todo en el desarrollo de la pol¨ªtica exterior de Bruselas y en las cuestiones de Justicia e Interior, ambas "necesitadas de una reforma"', opin¨® el presidente en nombre de todos.
"Pero la cooperaci¨®n s¨®lo funciona si hay instituciones detr¨¢s, pues el m¨¦todo intergubemamental [donde el veto campa a sus anchas] no sirve para ordenar el tr¨¢fico diario", esto es, no basta para hacer funcionar los mecanismos de la lucha contra el narcotr¨¢fico o la criminalidad y para regular la inmigraci¨®n, a?adi¨® Westendorp. Y el comisario Marcelino Oreja afirm¨® que "una Europa ampliada tiene que tomar decisiones por mayor¨ªa. En bien de la eficacia, el derecho de veto debe ser restringido a muy pocos ¨¢mbitos".
De modo que el diagn¨®stico de los objetivos qued¨® establecido, y tambi¨¦n las distintas posiciones, "aunque dibujadas en filigrana", seg¨²n ilustr¨® el representante italiano, Silvio Gagiolo. La aspiraci¨®n del Grupo de Reflexi¨®n es llegar a un documento sencillo en el que se expongan claramente las distintas opciones (una o dos) consideradas v¨¢lidas sobre cada asunto, y en caso de resultar imposible, incluir posiciones minoritarias. El clima de los trabajos induce, sin embargo, a sospechar que ser¨¢ dif¨ªcilmente evitable la divisi¨®n catorce a uno, al menos en algunos asuntos b¨¢sicos.
El otro litigio que puso el contrapunto al consenso de la reuni¨®n fue m¨¢s bien formal. Los franceses hab¨ªan sugerido paralizar los trabajos del grupo hasta la celebraci¨®n del Consejo Europeo de Cannes, que, seg¨²n su ministro de Exteriores, Herv¨¦ de Charette, deber¨ªa ser "el punto de partida" de la discusi¨®n. La raz¨®n de este deseo estribaba en que el reiterado fracaso de su presidencia en fraguar acuerdos sobre todos los temas que consideraban prioritarios (desde las cuotas televisivas hasta la constituci¨®n de Europol -la polic¨ªa europea-, pasando por la cooperacion con los pa¨ªses de ?frica, Caribe y Pac¨ªfico) les aconsejaba intentar capitalizar los trabajos del grupo en Cannes. Al final se decidi¨® proseguir las reuniones sin interrupci¨®n y declarar que se esperaba un "impulso" de la cumbre de Cannes. Aunque Westendorp declin¨® precisar las posiciones de Espa?a sobre el debate, a la espera de las decisiones del Congreso y del Senado, fuentes cercanas indicaron que los objetivos globales de Espa?a consistir¨¢n en mantener el impulso de la construcci¨®n europea y preservar el equilibrio institucional de la UE.
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