El Barcelona la toma con el colista
Jordi Cruyff marc¨® dos goles a un noqueado Logro?¨¦s
Coronada ya la competici¨®n por el Madrid y fuera de la Liga hace tiempo el Logro?¨¦s, lo de ayer de Las Gaunas no pasaba de ser un simulacro, un simple tr¨¢mite o un remedo de partidillo. El Logro?¨¦s semeja al fajador sonado al que se le hace seguir peleando pese a haber lanzado cien veces la toalla. El Bar?a parece un boxeador que perdi¨® su cintura y su juego de piernas y al que le pesan las cicatrices del alma a la hora de enfrentarse a la grada. Con estos componentes y un resultado que se cantaba de antemano, tan s¨®lo queda esperar a que el calvario acabe y lleguen, al menos en forma de promesa, nuevos d¨ªas de gloria.Johan Cruyff fue en su d¨ªa el dios de las permutas. Consigui¨® que los zagueros se elevaran sin sentir v¨¦rtigo y que los delanteros se atrincheraran sin hundirse. Hizo que los zurdos hablaran en la banda diestra, que los peque?os se alargaran y que los porteros, tan guardianes ellos, se etiquetaran de hombres libres. Y tanto gusto le cogi¨® a las permutas que acab¨® rizando el rizo de los milagros b¨ªblicos: los ciegos o¨ªan, los mudos andaban, los cojos hablaban, los sordos ve¨ªan y de cada diez casos imposibles cinco eran la mitad.
Consumado el milagro de la confusi¨®n, ayer a Las Gaunas ya no trajo ni polivalencia prodigiosa, ni vacas sagradas, ni cencerros. Ayer a Las Gaunas ven¨ªa un Bar?a sin pasaportes, pero con la obligaci¨®n de ganarse los papeles para viajar un ano m¨¢s por Europa.
El Bar?a empez¨® el partido fiel a su t¨®nica, tratando de alargar al m¨¢ximo posible la detenci¨®n preventiva del bal¨®n, que no es sujeto jur¨ªdico al que le cubran las garant¨ªas constitucionales. Y, adem¨¢s, como se ve que no ven¨ªa a convencer sino a vencer, se empe?¨® en una rueda similar a los m¨¢s duros interrogatorios, de la que no empez¨® a salir hasta el minuto 7, en que se pudo apreciar que el bal¨®n era feliz si se le conced¨ªa libertad de desplazamiento. M¨¢s tarde, en el 11, evidenci¨® que s¨®lo la red pod¨ªa frenarlo a nada que se le dieran alas. El Barcelona redujo el campo a la mitad y la pelota empez¨® a ahogarse entre tanta pierna reunida. M¨¢s que un partido parec¨ªa una manifestaci¨®n. Con el espacio tan comprimido, los detalles de f¨²tbol surg¨ªan con cuentagotas. Casi todos azulgranas. El m¨¢s rese?able en el minuto 20, cuando Guardiola le hizo ver a Ochotorena que ha tomado clases particulares de Koeman en materia de libres directos.
El Logro?¨¦s parec¨ªa un cad¨¢ver ambulante. Pero se encontr¨® una ocasi¨®n de gol, la resolvi¨® con relativa facilidad y llen¨® de arena la poco engrasada maquinaria an¨ªmica de este Bar?a otrora polivalente y ahora monotem¨¢tico. Claro que Esquinas Torres dej¨® que el cron¨®metro recuperara segundos perdidos y el tiempo, que todo lo devuelve a su estado natural, permiti¨® a Jordi restaurar el maltrecho cr¨¦dito de los ex campeones.
Segundo minuto del segundo tiempo. Jordi fabrica la segunda falta al borde del ¨¢rea. Guardiola dicta su segunda lecci¨®n a bal¨®n parado. Magistral. Ya hay sustituto para Koeman.
Conforme se acercaba el final del partido se puso m¨¢s en evidencia la sinton¨ªa con la celebraci¨®n militar. M¨¢s de la mitad de la munici¨®n de los contendientes estaba en mal estado o pasada de fecha. Tal vez por ello, Cruyff sac¨® al riojano Arp¨®n, que apenas ha gastado a¨²n balas de fogueo. Y el chaval dio el cuarto gol a Jordi y un nuevo aire al ala diestra del ataque azulgrana. Buen material para que Cruyff experimente.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.