Frenar la inflaci¨®n con un ajuste presupuestario
La reciente devaluaci¨®n de la peseta est¨¢ presionando la inflaci¨®n m¨¢s que las anteriores. El autor propone un nuevo recorte presupuestario para contener este desv¨ªo.
Como consecuencia de las sucesivas devaluaciones de la-peseta desde e? verano de 1992, el tipo de cambio nominal efectivo de la peseta, es decir, el tipo de cambio nominal ponderado por el comercio exterior espa?ol, se ha depreciado en un 20%, y el tipo de cambio real efectivo, es decir, el anterior deflactado por los diferenciales de inflaci¨®n, que es por el que se mide la competitividad, se ha depreciado en cerca de un 12%. Desde diciembre de 1994, la ca¨ªda efectiva nominal ha sido m¨ªnima, ya que la peseta ha recuperado casi todo el valor que perdi¨® durante la ¨²ltima devaluaci¨®n.Esta depreciaci¨®n real del 12% ha permitido que Espa?a haya mejorado su competitividad y que la recesi¨®n haya sido menor de lo que pudiera haber sido, ya que el PIB s¨®lo cay¨® 1,1 puntos a lo largo de 1993 debido a que las exportaciones de bienes y servicios aumentaron mucho m¨¢s que las importaciones de bienes y servicios. De haber sido la demanda exterior neutral, la ca¨ªda del PIB hubiera sido del 3,6%, es decir, igual que la de la demanda interna, lo que hubiera sido una recesi¨®n grave.
Ahora bien, adem¨¢s de esta indudable ventaja, una depreciaci¨®n real tan importante genera tambi¨¦n inconvenientes y, especialmente, una mayor inflaci¨®n. La raz¨®n es clara. La depreciaci¨®n supone unas importaciones m¨¢s caras de bienes de consumo, que inciden en los precios de los bienes incluidos en el IPC, y unas importaciones m¨¢s caras de materias primas, de inputs intermedios y de bienes de equipo, que aumentan los costes de producci¨®n y los precios industriales, que, adem¨¢s, se han visto impulsad¨®s por el fuerte aumento de los precios de las materias primas en los mercados internacionales. Este ¨²ltimo efecto ha venido d¨¢ndose en Espa?a en los ¨²ltiinos meses. Un signo inequ¨ªvoco viene dado por la evoluci¨®n acelerada de los precios industriales, que han pasado a crecer un 5,8% en los 12 ¨²ltimos mesesy un 7,1% en los ¨²ltimos tres meses. Como los precios al consumo de los bienes industriales suelen seguir la tendencia de los precios industriales con un cierto retraso, es probable que el IPC empiece a recoger, al menos parcialmente, la actual evoluci¨®n de los precios industriales y a aumentar m¨¢s de lo previsto en los pr¨®ximos, meses.
?Por qu¨¦ este traslado de preciosindustriales al IPC no se ha dado ya antes? La raz¨®n estriba, de un lado, en que la moderaci¨®n salarial y los excelentes resultados en los mercados de exportaci¨®n han permitido a las empresas absorber los mayores costes de unas importaciones m¨¢s caras y mantener los beneficios sin tener que aumentar los precios dom¨¦sticos finales y, de otro, en que la demanda de consumo ha estado estancada. Pero hoy se est¨¢n dando otros dos factores que indican que en los pr¨®ximos meses no ser¨¢ as¨ª. En primer lugar, la demanda inter na est¨¢ empezando a tirar de la econom¨ªa y sustituir a la demanda exterior. La demanda de inversi¨®n privada est¨¢ creciendo ya al 6% y m¨¢s adelante crecer¨¢ con m¨¢s vigor la de consumo privado, que ya lo est¨¢ haciendo al 2%, como suele ocurrir secuencialmente en todas las recuperaciones que se inician por el tir¨®n de la demanda externa.
Otro signo evidente es que, en los ¨²ltimos meses, debido al empuie de la demanda de exportaci¨®n, la utilizaci¨®n de la capacidad instalada ha aumentado fuertemente y ya se ha situado en los niveles normales. El aumento de la demanda interna generar¨¢ nuevos aumentos de la utilizaci¨®n de dicha capacidad y podr¨ªa producir tensiones inflacionistas antes de fin de a?o.
Por ¨²ltimo, la sequ¨ªa va a incidir temporalmente en la elevaci¨®n de los precios de algunos alimentos no elaborados, especialmente frutos y hortalizas.
Las devaluaciones y el aumento de la demanda interna est¨¢n empujando hacia arriba el ¨ªndice de precios de los bienes industriales y c¨®mo este ¨²ltimo pronto empezar¨¢ a incidir en el ¨ªndice de precios de consumo industriales. En abril, la subida m¨¢s elevada dentro del IPC fue la de los bienes de consumo industriales, con el 0,8%.
Dadas estas nuevas circunstancias, no seria muy arriesgado prever un IPC a finales de a?o cercano al 5%, es decir, casi un punto por encima de las expectativas del Gobierno, a menos que se tomen medidas a corto plazo para evitarlo. ?Qu¨¦ hacer ante esta posible desviaci¨®n infiacionista? Lo primero, mantener a toda costa la moderaci¨®n salarial para que este impacto inicial de la devaluaci¨®n sobre los precios no termine en una espiral inflacionista. Un nivel tan elevado de paro como el existente hoy deber¨ªa ayudar a mantener dicha moderaci¨®n, pero la experiencia pasada ha demostrado que no es el nivel de paro, por muy elevado que sea, el que presiona a la moderaci¨®n salarial, sino los aumentos de dicho nivel, y da la casualidad que ahora ¨¦ste se est¨¦ reduciendo.
Lo segundo es iniciar, cuanto antes, otro fuerte recorte presupuestario. Dicho recorte tender¨¢, por un lado, a aminorar el tir¨®n de la demanda interna, sin reducir, a corto plazo, la competitividad exterior ganada con las devaluaciones y, por otro, tender¨¢ a aminorar, en mayor medida, los precios de los servicios, que son los m¨¢s inflacionistas. Adem¨¢s, es la ¨²nica medida que har¨¢ que los mercados financieros perciban como m¨¢s cre¨ªble la pol¨ªtica econ¨®mica espa?ola y vuelvan a comprar m¨¢s deuda espa?ola, reduciendo los tipos de inter¨¦s a medio y largo plazo. Es decir, un fuerte recorte presupuestario ahora no s¨®lo reducir¨¢ la tensi¨®n inflacionista, sino que tambi¨¦n reducir¨¢ el d¨¦ficit p¨²blico al hacer caer, el pago de intereses de la deuda, y, adem¨¢s, no afectar¨¢ a la competitividad ganada.
De no llevar a cabo dicho ajuste presupuestario, el Banco de Espa?a tendr¨¢ que subir en mayor medida los tipos de inter¨¦s, lo que puede tener consecuencias mucho m¨¢s. negativas para la econom¨ªa que un ajuste presupuestario.
Por un lado, la subida de tipos de inter¨¦s a corto plazo por el Banco de Espa?a, al no reducirse dr¨¢sticamente el d¨¦ficit p¨²blico, podr¨ªa minar a¨²n m¨¢s la credibilidad de la pol¨ªtica econ¨®mica y los mercados financieros podr¨ªan castigar de nuevo la deuda p¨²blica y la peseta tras el actual periodo de calma y recuIperaci¨®n en ambos mercados, que se ha debido m¨¢s a razones, externas (reducci¨®n de tipos por el Bundesbank) que a razones internas. Una nueva depreciaci¨®n de la peseta a?adir¨ªa a las presiones inflacionistas y la desvi¨¢ci¨®n de la inflaci¨®n ser¨¢ mayor. Unos mayores rendimientos de la deuda p¨²blica aumentar¨ªan el servicio de la deuda del Tesoro y el d¨¦ficit p¨²blico.
Por otro lado, la subida de tipos de inter¨¦s por parte del Banco de Espa?a podr¨ªa aumentar todav¨ªa m¨¢s el d¨¦ficit p¨²blico al elevar la carga de intereses de la deuda emitida a corto plazo.
Finalmente, el aumento de los tipos de inter¨¦s nominales a corto plazo por el Banco de Espa?a reducir¨ªa el ritmo de la recuperaci¨®n, ya que son los tipos a corto los que m¨¢s afectan a la demanda de inversi¨®n y de consumo de las empresas y familias, puesto que los cr¨¦ditos bancarios est¨¢n pr¨¢cticamente todos indiciados con el mibor, salvo algunos cr¨¦ditos personales e hipotecarios a tipo fijo.
En definitiva, la mejor pol¨ªtica antiinflacionista a corto plazo es el recorte presupuestario Cuanto antes se haga, mejor.
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