I+D =Improvisaci¨®n m¨¢s Desempleo
Los doctores contratados del CSIC y del Ministerio de Educaci¨®n y Ciencia -un colectivo peque?o, pero de gran importancia estrat¨¦gica para la renovaci¨®n y crecimiento de la ciencia espa?ola- est¨¢n moviliz¨¢ndose en denuncia de su precaria situaci¨®n laboral bajo el lema I+D= Improvisaci¨®n m¨¢s Desempleo.Para entender este problema hay que tener en cuenta el d¨¦ficit hist¨®rico de personal investigador del sistema investigaci¨®n y desarrollo (I+D) espa?ol -muy distante de la media comunitaria- y el ambicioso plan de formaci¨®n del personal investigador de la Secretar¨ªa de Estado de Universidades e Investigaci¨®n, llamado a proporcionar el personal cualificado con que cubrir dicho d¨¦ficit. Dicho plan ha invertido en el periodo 1988-1993 m¨¢s de 50.000 millones de pesetas en dotar unas 6.000 becas al a?o; un tercio aproximadamente de ellas se ha destinado a sufragar gastos de perfeccionamiento de doctores en el extranjero y su ulterior reincorporaci¨®n a Espa?a.
En 1992 dicha secretar¨ªa y el CSIC pusieron en marcha sendos programas de contrataci¨®n temporal de investigadores mediante concurso de m¨¦ritos cient¨ªficos. Una iniciativa interesante en la medida que parec¨ªa encaminarse a consolidar una v¨ªa de acceso a la carrera investigadora, proporcionando una situaci¨®n laboral m¨¢s acorde con la profesionalidad (con un promedio de 8-10 a?os de experiencia postgrado, incluyendo 2-5 a?os en el extranjero) y proyecto de vida familiar de este colectivo (con una edad media de 34 a?os).
Sin embargo, la contrataci¨®n temporal de investigadores se est¨¢ mostrando en la pr¨¢ctica como un mal sustituto de las becas postdoctorales, por su car¨¢cter improrrogable e irrepetible. De esta forma, lejos de consolidar un principio de carrera investigadora reglada, el plan de contrataci¨®n temporal puede resultar, si no ee enmienda a tiempo, una v¨ªa muerta en la que se agoten las esperanzas de la renovaci¨®n y crecimiento de nuestro sistema I+D.
Los responsables del programa de contrataci¨®n -que est¨¢n mostrando una especial susceptibilidad ante la cr¨ªtica- indican que sus objetivos -y responsabilidad- se limitan a los 36 meses de contrato y que es problema del contratado encontrar una salida profesional. Sin embargo, un somero an¨¢lisis del mercado de trabajo muestra que el problema reside en la falta de salidas profesionales adecuadas a la alta cualificaci¨®n cient¨ªfica de los postdoctorales formados en el extranjero.
El problema es especialmente acuciante en el caso del CSIC, en el que, a la escasez de oferta de empleo p¨²blico (ver el recuadro) y privado adecuado a su alta cualificaci¨®n, hay que a?adir pocas posibilidades de acceder a las plazas universitarias de nivel equiparable -profesor titular- por el peso de la experiencia docente en los baremos de evaluaci¨®n, de forma que los postdoctorales se est¨¢n preguntando si merece la pena formarse en el CSIC.
Al cumplirse los primeros tres a?os de vida del programa urge articular alguna medida transitoria que permita prorrogar -por dos o tres a?os adicionales y tras una evaluaci¨®n de m¨¦ritos y actividad investigadora- los contratos vencidos. Todo menos abandonar a su suerte a este colectivo de investigadores j¨®venes, que por su formaci¨®n y experiencia constituyen un soporte importante de la actividad de los grupos de trabajo junto a la mejor promesa para el futuro de la ciencia espa?ola.
?ngel Pesta?a es investigador y representante del personal cient¨ªfico en la junta de gobierno del CSIC.
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