El campe¨®n baja la cabeza
Bruguera cae ante Chang y ve esfumarse su tercer t¨ªtulo consecutivo en Par¨ªs
Sergi Bruguera no estar¨¢ en la final de Roland Garros. Alg¨²n d¨ªa deb¨ªa afrontar el momento de la derrota en Par¨ªs. Pero no por esperada result¨® menos dolorosa. Ayer, en la misma pista central que le vio ganar los dos a?os anteriores, perdi¨® sus opciones de disputar su tercer t¨ªtulo consecutivo. Michael Chang, el campe¨®n m¨¢s joven de la historia, le elimin¨® en tres mangas por 6-4, 7-6 (7-5), 7-6 (7-0) en 2 horas y 38 minutos. El estadounidense, ahora ya con 23 a?os, disputar¨¢ la final ante el austr¨ªaco Thomas Muster, de 27. Bruguera acab¨® hundido. El honor de poseer tres t¨ªtulos consecutivos en Par¨ªs sigue perteneciendo a Bjorn Borg.Si en vez de mirar a la pista alguien hubiera inspeccionado en el rostro de Llu¨ªs Bruguera, ning¨²n signo habr¨ªa delatado que su hijo estaba a punto de perder por primera vez en tres a?os en Roland Garros. Llu¨ªs se mantuvo tan impasible antes de la derrota como lo estuvo antes de las dos victorias anteriores.
En la actitud de Sergi, en cambio, s¨ª pudieron detectarse s¨ªntomas de cierto desespero. En realidad, desde los primeros momentos del encuentro pudo percibirse que algo no funcionaba. Y cuando el tercer set se estaba decidiendo, Bruguera se sentaba en su silla en los descansos, se tapaba la cara con la toalla y bajaba la cabeza. Aquella imagen, indudablemente, no era la de un ganador.
"Me sabe mal haber perdido", confes¨® Sergi minutos m¨¢s tarde. "Desde el principio me sent¨ª lento y pesado de piernas. Mentalmente no escog¨ªa bien las jugadas. No estaba l¨²cido. Comet¨ª errores tontos, no sab¨ªa cu¨¢ndo ten¨ªa que atacar. No pens¨¦ bien".
Sus confesiones explicaron el partido mejor que las estad¨ªsticas. O sea, Sergi sab¨ªa perfectamente por qu¨¦ estaba perdiendo, pero no le quedaba ninguna posibilidad de reaccionar. Esta vez no ten¨ªa en su mano las armas necesarias. Su cabeza no refrendaba su tenis. Estaba ya en otros derroteros, pensando en el futuro o en el pasado -lesi¨®n en la rodilla-, pero no en el presente.
Y mientras tanto, el partido se le estaba escapando. "Tal vez las cosas habr¨ªan sido muy distintas si hubiera aprovechado las primeras bolas de break que tuve", a?adi¨®. "Pod¨ªa estar 4-0 en el primer set y el marcador se?alaba empate a dos. All¨ª perd¨ª confianza".
Chang le rompi¨® el saque en el quinto juego y se anot¨® el primer set. Pero tanto en el segundo, como en el tercero, Sergi sigui¨® disponiendo de buenas ocasiones para reactivar el encuentro. Forz¨® la muerte s¨²bita en la segunda manga, tras remontar un break en contra, y mantuvo sus opciones hasta el cinco iguales. Pero all¨ª fall¨® un rev¨¦s y una derecha de forma consecutiva. Y se vio dominado por dos sets a cero.
Despu¨¦s, en la manga decisiva, concret¨® otras dos roturas de saque sobre Chang. Pero, una tras otra, cedi¨® todas las ventajas. Con cinco iguales en el marcador, todav¨ªa disfrut¨® de una bola para situarse con 6-5 y saque. Y de nuevo la perdi¨®. Y all¨ª comenz¨® el final de su v¨ªa crucis. En la muerte s¨²bita que cerr¨® el partido no gan¨® ni un punto. Triunf¨® la estrategia de Chang: bolas altas y liftadas.
Y dej¨® Roland Garros con un solo representante espa?ol en las finales. En 1994, la fiesta del ¨²ltimo fin de semana fue claramente espa?ola, con tres finalistas y dos campeones. Esta vez s¨®lo Arantxa defender¨¢ su t¨ªtulo. Lo dem¨¢s est¨¢ todo perdido.
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