Rehenes a casa

GRAN PARTE de los rehenes de las fuerzas serbias en Bosnia han sido liberados. Entre ellos, los dos oficiales espa?oles. Nos alegramos por ello. Pero m¨¢s de un centenar de cascos azules siguen retenidos por las tropas o bandas de Karadzic. Y todos estos d¨ªas, sin que se le diera m¨¢s importancia que a la privaci¨®n de libertad de soldados profesionales, han seguido muriendo civiles en ciudades bosnias, cuatro aqu¨ª, diez all¨ª, veinte all¨¢. Desde hace 14 d¨ªas, ininterrumpidamente, la artiller¨ªa serbia viola la resoluci¨®n de las Naciones Unidas que prohibe su uso en Sarajevo.Alguna buena noticia, por tanto: menos rehenes en manos de Karadzic y el rescate eficaz y espectacular del piloto norteamericano derribado detr¨¢s de las l¨ªneas serbias en Bosnia. Malas noticias siempre las hay: Karadzic sigue desafiando impunemente a toda la comunidad mundial, a las leyes internacionales y a las normas de mera decencia. Su antiguo protector -e instigador de la guerra en sus inicios- Slobodan Milosevic es celebrado ahora como impulsor del gesto humanitario de dejar en libertad a quienes antes se hab¨ªa detenido sin justificaci¨®n alguna. Karadzic asegura que es un gesto de buena voluntad dejar libr¨¦ a los cascos azules y pide contrapartidas. Por esta regla, todo asaltante deber¨ªa ser gratificado por no matar a sus rehenes, y todo violador -de gentes o leyes-, premiado por no ejecutar a sus v¨ªctimas.

Queremos creer que no ha habido contrapartidas, como aseguran todos los representantes de la OTAN y la ONU. Y queremos tambi¨¦n creer que esta sensaci¨®n nacional de alivio que hemos tenido con la liberaci¨®n de dos oficiales espa?oles no har¨¢ olvidar a nuestros compatriotas que en el balance general de la tragedia de Bosnia pesan mucho m¨¢s las decenas de miles de muertos civiles que la retenci¨®n de dos hombres de nuestras Fuerzas Armadas durante siete d¨ªas. Y que los muertos, hombres, ancianos, mujeres y ni?os, aumentan d¨ªa a d¨ªa.

La dignidad de las fuerzas armadas pasa por el concepto que la sociedad tenga de ellas. La dureza de la carrera de armas es conocida por sus integrantes durante su preparaci¨®n para este servicio a sus conciudadanos. Por eso conviene recordar que muchos civiles miembros de Organizaciones No Gubernamentales (ONG) han pasado por situaciones tanto o m¨¢s dif¨ªciles que nuestros dos oficiales ahora liberados.

Situaciones como la existente en Bosnia son extremas. Y sus salidas se dividen entre malas, muy malas y peores. Pero para evitar precisamente lo peor, que en el incierto futuro de algunas regiones europeas y de otras m¨¢s cercanas a Espa?a como el Magreb no es sino probable, conviene que la sociedad est¨¦ preparada. Cuando una sociedad cree que sus fuerzas armadas existen para no correr nunca ning¨²n peligro, pase lo que pase, se est¨¢ acomodando a la peligrosa ficci¨®n de que nada, ning¨²n valor, merece un sacrificio. Es entonces cuando las sociedades se hallan inermes ante cualquier atentado contra sus principios de convivencia. Y ¨¦stos ya no se defienden s¨®lo en suelo propio.