Ascesis hacia el dinero
La mayor¨ªa de los espa?oles buscamos ganarnos la vida con las ideas y el trabajo. Una minor¨ªa encuentra el modo de medrar por medios que redundan en una p¨¦rdida neta para todos los dem¨¢s. El caldo m¨¢s favorable para, las sanguijuelas, se encuentra en la vida pol¨ªtica. Es cierto que el Estado y dem¨¢s institucions colectivas establecen el marco indispensable de la actividad productiva y el goce de sus frutos. Esas instituciones necesitan, sin embargo, alg¨²n monopolio de poder para cumplir su funci¨®n y para poner coto a los prepotentes. Ah¨ª surge el problema: quienes encarnan el poder, temporal o permanentemente, tienden a abusar de ¨¦l y a utilizarlo para engordar ellos a costa de los dem¨¢s. Como dec¨ªa el gran maestro de economistas Karl Brunner, la sociedad se divide en dos partes: los que buscan el beneficio con el intercambio voluntario de bienes y servicios deseados y por lo tanto ¨²tiles; y quienes se enriquecen explotando a los dem¨¢s con violencia, coacci¨®n o enga?o.Los pol¨ªticos y dem¨¢s servidores del Estado pueden muy bien formar. parte de quienes desenvuelven un juego de suma positiva para la sociedad: un buen gobernante como Nelson Mandela, un prudente militar como Dwight Eisenhower, contribuyen m¨¢s que muchos trabajadores, empresarios o artistas a la prosperidad y felicidad de su pa¨ªs y del mundo. La acci¨®n empresarial, por otra parte, cae a menudo en juegos de suma negativa, cual ocurre cuando las oficinas de farmacia se encastillan en la exclusiva de la venta de alimentos para ni?os, o los pescadores espa?oles usan malas artes o cierran el paso al pescado. de sus rivales.
La democracia espa?ola, que empez¨® bajo el signo de las m¨¢s altas esperanzas, se ha visto manchada por los violentos, los corporatistas y los corruptos. La ETA y Herri Batasuna compensan su falta de votos con sobra de balas. Los monopolios, los sindicatos, las profesiones, en vez de defender sus intereses con el contrato, la producci¨®n y la libre competencia, los imponen con la ley, la huelga y el numeros clausus. Muchos de los que ostentan cargos p¨²blicos no tienen escr¨²pulo en buscar ping¨¹es colocaciones, desfalcar el erario p¨²blico o aceptar sobornos.
Bien s¨¦ que la opini¨®n p¨²blica est¨¢ en un puro sobresalto con motivo de las escuchas ilegales de los servicios secretos espa?oles, pero, como consejero y gestor de sociedades privadas que soy, me parece casi m¨¢s definitorio del momento presente la peculiar y permisiva relaci¨®n entre el presidente del Gobierno y su secretaria personal, Piluca Navarro.
La se?ora Navarro de Fajardo cobr¨® en 1991 un cheque al portador de 28 millones de pesetas en el Banco de Espa?a con cargo a fondos reservados, que el propio presidente prometi¨® en anterior debate de presupuestos que su Gabinete de la Moncloa no tendr¨ªa nunca m¨¢s a la disposici¨®n. El presidente no tom¨® nunca cuentas de esa cantidad, ni sabe en qu¨¦ se emple¨®. La secretaria no guarda nota ni apunte de qu¨¦ hizo con el dinero. ?Qu¨¦ ocurrir¨ªa a cualquiera de nosotros que, presidente, o secretaria, o ambos de consuno y en ¨ªntima comprensi¨®n, se permitiera tales, libertades? El grito un¨¢nime de todo gestor capitalista ser¨ªa: "?A la puritita calle!".
Tal desenlace doler¨ªa, sin duda, al se?or Gonz¨¢lez pero no tanto a do?a Piluca, que tomar¨ªa refugio en su d¨²plex de 100 millones escriturados en la calle de Zurbano, de Madrid, o en su casa de descanso en Mallorca. Adem¨¢s gozar¨ªa del consuelo de su marido, el se?or Fajardo, cuyas pinturas ha descrito el ministro de Asuntos Exteriores como "un ejercicio de ascesis hacia la claridad, hacia la luminosidad, nunca hacia el vac¨ªo". Al hermano del se?or ministro, don Luis Solana, le concedieron una, vez el Premio "Tonto de. Espa?a", consistente en una pelota y una tiza. Parece que a don Javier Solana le van a conceder, si Felipe se ve forzado a dimitir, el Premio "Presidente del Gobiemo".
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