Una chica sin acreditaci¨®n
Esta semana no he estado de suerte, la verdad, quiz¨¢ porque el martes fue tambi¨¦n 13, el caso es que s¨®lo me ha tocado un apartamento en la playa, una bicilcleta de monta?a, tres televisores y un fin de semana en Alcoc¨¦ber. A m¨ª me tocan muchas cosas porque trabajo en casa y cojo el tel¨¦fono siempre que suena, por si me llaman de Hollywood para encargarme un gui¨®n de psic¨®patas. Pero el tel¨¦fono s¨®lo suena ya para que una se?orita te diga que eres un afortunado porque te acaba de tocar un apartamento en r¨¦gimen de multipropiedad. Lo del apartamento est¨¢ bien; lo malo es que para hacerte cargo de estos bienes has de pasar un fin de semana en lugares absurdos y soportar reuniones de las que no te dejan salir hasta que les compras una enciclopedia. Claro que si al final caes y firmas, te regalan dos apartamentos m¨¢s en Torrevieja. Yo nunca he estado en Torrevieja, pero por las cosas que leo en los anuncios y por los apartamentos que me tocan continuamente all¨ª, tiene que ser un lugar infernal.As¨ª que me toc¨® un apartamento, ya digo, pero lo rechac¨¦. Le expliqu¨¦ a la se?orita del tel¨¦fono que soy pr¨¢cticamente el due?o de Torrevieja y que no deseo poseer mas riquezas infernales por ahora. Al d¨ªa siguiente sucedi¨® lo de la bicicleta de monta?a y tambi¨¦n renunci¨¦. Por los televisores, como comprender¨¢n, no voy a molestarme despu¨¦s de haberme desprendido de los apartamentos, ?d¨®nde iba a meterlos? Adem¨¢s, para hacerme cargo de ellos ten¨ªa que asistir previamente a la presentaci¨®n de una enciclopedia juvenil en un hotel con aire acondicionado, y a m¨ª el aire acondicionado me acatarra.
Una mala semana, ya digo; no hac¨ªan m¨¢s que tocarme porquer¨ªas y encima no me llamaron de Hollywood para lo del gui¨®n: a lo mejor tengo que ir renunciando a ese sue?o y retirarme a Torrevieja para convertirme yo mismo en un psic¨®pata. Sin embargo, el viernes comenzaron a arreglarse un poco las cosas. Estaba escribiendo, una historia de violadores para Hollywood, porque me gusta tener preparadas las cosas antes de que me las pidan, cuando son¨® el timbre de la puerta. La abr¨ª, con gesto de fastidio, para espantar enseguida al mendigo de turno o al vendedor de m¨¢quinas de coser, y me encontr¨¦ al otro lado con una mujer menuda cuya sonrisa me fascin¨® por algo que no s¨¦.
-S¨®lo ser¨¢n dos minutos -me dijo.
La invit¨¦ a pasar, pero se ve que mi aspecto le dio miedo, porque cuando escribo guiones de locos para Hollywood se me ponen los pelos de punta y se me extrav¨ªa un poco la mirada.
-Podemos hacerlo aqu¨ª mismo -a?adi¨® -Es un instante. Soy del Ayuntamiento y estamos realizando una encuesta. ?Conoce usted alg¨²n cementerio de Madrid?
-Todos -respond¨ª con expresi¨®n sombr¨ªa.
-?Y le parece que los cementerios de nuestra comunidad est¨¢n dotados de las medidas de seguridad necesarias?
-A mis seres queridos, que yo sepa, no les han robado hasta ahora ning¨²n hueso.
-Nada m¨¢s, muchas gracias. D¨ªgame su nombre.
Se lo d¨ª y desapareci¨® por la escalera antes de que se me hubiera ocurrido perdirle la acreditaci¨®n. O sea, que lo m¨¢s probable es que no fuera del Ayuntamiento, sino de una empresa privada que quiz¨¢ va a montar un cementerio en la comunidad y est¨¢ haci¨¦ndose con un fichero de la gente con m¨¢s probabilidades de suicidarse. As¨ª que un d¨ªa de ¨¦stos me comunicaran por tel¨¦fono que acaba de tocarme, en r¨¦gimen de multipropiedad, un sepulcro con sistema de apertura retardada, es decir, una tumba segura en la que podr¨¢n descansar mis restos un mes al a?o, o dos, si se acostumbran a reposar en temporada baja. Lo malo es que para hacerme cargo de ella tendr¨¦ que asistir a una reuni¨®n con aire acondicionado en la que me regalar¨¢n un apartamento en Torrevieja. ?Y para qu¨¦ quiero yo un nicho en Torrevieja teniendo una tumba como Dios manda en Madrid? ?Menuda historia de psic¨®patas para Hollywood! A ver si me llaman.
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